Ramá, Bet-el, Gilgal, Mizpa, Ebenezer
1. Ramá
significa
un lugar alto.
Este era el
pueblo donde el profeta Samuel tenía su casa. (1 Samuel 7:17) El significado de
Ramá se ajusta muy bien al carácter de aquel gran hombre, que a despecho de la
inmoralidad en que el pueblo se había entregado en días de los jueces de
Israel, y a la falta de probidad y temor a Dios del rey Saúl, Samuel se
conservaba en su elevación moral, en su “lugar alto”, e íntegra separación.
Cuando
a Abraham y Lot les tocó escoger, Abraham quedó muy complacido de escoger a
Hebrón en las alturas. (Génesis 13:18) También los discípulos del Señor Jesús
se reunían en el aposento alto. En esta medida los creyentes deben vivir en
este mundo, sin pecar de pretenciosos, mucho menos de fariseos. La separación
del creyente es su “Ramá”. El hijo de Dios que vive en su línea de separación,
que no contemporiza con la vanidad de este mundo, está dando una demostración
práctica que ha nacido de arriba; está en su metamorfosis. Habiendo vivido
abajo cuando estaba en sus pecados, al oír el evangelio y recibir a Cristo como
su Salvador, sabe que ha pasado de muerte a vida, que su ciudadanía es
celestial. Está por encima de las inmundicias de abajo; como los tesalonicenses
“sirviendo a Dios” y esperando a su Hijo de los cielos”. (1 Tesalonicenses
1:9,10)
¿Cómo puede estar
esperando al Señor un individuo que no vive en separación, que está gravemente
metido en las cosas de este mundo? Lo primero que a uno le viene a la mente es
el caso de Lot, y algunos se consuelan con saber que a pesar de todo Lot no se
perdió; que Dios es grandemente misericordioso, que siempre que el creyente no
esté practicando esos pecados demasiado vergonzosos. Yo cito lo que dijo
Agustín: Hay un caso de arrepentimiento a la orilla de la muerte para que nadie
desesperare, pero hay sólo uno para que nadie dependa de ello”.
2. Bet-el
significa
casa de Dios. (Génesis 28:16-19)
Esto implica
sencillamente donde Dios habita. Otro gran hombre escribió: “La santidad
conviene a tu casa”. (Salmo 93:5) Jacob jugó que no era prudente subir a la
casa de Dios de cualquier manera, y ordenó “a su familia, y a todos los que
estaban en su casa: “Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y
limpiaos, y mudad vuestros vestidos. Levantémonos y subamos a Bet-el”. (Génesis
35:1-4)
Jacob, que no
tenía tanta luz como la que nosotros tenemos, exigió limpieza para acercarse a
la casa de Dios. ¡Cuánto más cuidado debemos tener los creyentes cuando
asistimos al culto! Nos reunimos en la casa de Dios para adorar; debemos hacer
examen primero. (1 Corintios 14:29-35) En el culto de oración, ore con inteligencia.
(1 Corintios 14:15-17) En el culto de predicación, observe las razones lógicas,
sin desborde de palabras. (Eclesiastés 5:2) Tu conducta sea santa y de
reverente temor. (1 Timoteo 3:15, Santiago 2:1-4, 1 Timoteo 2:9,10)
Es indecoroso
que el hermano o hermana se presente al culto descuidadamente, con ropas
desaseadas, en camisa, sin corbata, sin afeitarse, sin peinarse, sin pasar un
paño a los zapatos, sentarse en el banco o la silla y cruzar la pierna de la
manera que forma un número 4, como si estuviera en un patio de bolas. Si tiene una
tos persistente, mejor es no ir al culto hasta mejorar. Si tiene niños
malcriados, imprudentes, llorones, siéntese en un asiento junto a la puerta, y
cuando el niño empiece a molestar, sáquelo fuera para que se calme. Cuando vea
que hay mala crianza, aplique dos nalgadas en las asentaderas, que no sean con
un pañuelo.
Si ese es nuestro
proceder en la casa de Dios, y “entra algún incrédulo o indocto, por todos es
convencido; por todo es juzgado, lo oculto de su corazón se hace manifiesto, y
así postrándose sobre el rostro adora a Dios, declarando que verdaderamente
Dios está con vosotros”. (1 Corintios 14:24,25)
3. Gilgal
significa
rodar, o muerte a la carne. (Josué 5:9)
El Gilgal fue
circuncidada la nueva generación de Israel. Dios hizo renovar su señal en
Israel, para que se identificaran como pueblo de Dios en la tierra. Gilgal para
Israel representa el Calvario para el creyente; nos recuerda la cruz de Cristo
donde dimos muerte a la carne. Nos recuerda nuestro bautismo, cuando fuimos
sepultados y resucitados para andar en novedad de vida. (Romanos 6:4) Israel no
puede deshacerse de su señal. El creyente en Cristo tampoco. “Llevando en el
cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de
Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. (2 Corintios 4:10)
Entre los lugares que
Samuel frecuentemente visitaba estaba Gilgal. (1 Samuel 7:16) También nosotros
debemos tener fresco recuerdo cuando dimos muerte a la carne. “Para no vivir
según la carne, sino según el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en
vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”. (Romanos
8:9)
4. Mizpa
significa
atalaya, que es uno que está vigilando, divisando o espiando. (Oseas 5:1,2, 2
Reyes 25:23)
De este nombre había
siete lugares en Israel. La repetición profusa de este nombre es indicio
evidente de su significado. Es precisa la vigilancia personal (2 Juan 8, 1
Timoteo 4:16, 1 Corintios 9:27); vigilancia en la oración (Mateo 26:41, 1
Timoteo 2:1-4,8); vigilancia en asistir a los cultos (Hebreos 10:25, 1
Corintios 14:26); vigilancia en leer las Escrituras; vigilancia en vuestra
familia; vigilancia en las ovejas de Cristo; vigilancia en la venida del Señor
(1 Timoteo 4:13, Lucas 12:39, Hechos 20:28, 1 Tesalonicenses 5:1-8)
5. Eben-ezer
significa
piedra de ayuda. (1 Samuel 7:12,13)
Hombres y
mujeres espirituales como Samuel son los que pueden reconocer cuán
misericordioso es el Señor, que, con un pueblo tan infiel e inconstante, cono
todo Dios había sido fiel, no había faltado a sus promesas. Por la ayuda que de
nuevo les dio Dios en aquel día, Samuel levantó aquel monumento, Eben-ezer.
Hermanos, ¡cuán
agradecidos debemos ser nosotros! “La piedra que les seguía era Cristo! Con
nosotros también. Nos soporta, nos consuela, nos anima, nos socorre. “Gracias a
Dios por su don inefable”. (2 Corintios 9:15) Él es nuestro Eben-ezer.
José Naranjo
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