lunes, 15 de agosto de 2022

CONSEJOS PARA el ESTUDIO

 


1.                  Es provechoso leer la Biblia por la mañana, con la mente reposada. Así usted entenderá y recordará mejor lo que haya leído. Además, su corazón se fortalecerá para la lucha y los afanes del día; usted estará provisto de “la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios” (Efesios 6:17). Dicha Palabra es “viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos” (Hebreos 4:12). ¡Cuántas veces experimentará que la Palabra de Dios es “viva” cuando note cómo la porción que haya leído por la mañana se aplica precisamente a sus experiencias del día!

2.                  Al abrir su Biblia pida a Dios, en una corta oración, que le ayude a entender lo que Él desea enseñarle.

3.                  Lea atentamente en la Biblia la porción diaria indicada en el encabezamiento de cada página de «Cada día las Escrituras».

4.                  Luego hágase por ejemplo las siguientes preguntas: ¿Qué me enseña este pasaje sobre Dios? ¿Qué me enseña sobre el Señor Jesucristo? ¿Qué promesas contiene? ¿Me son dados ejemplos a seguir, órdenes o exhortaciones?

5.                  No cierre su Biblia, y lea ahora el texto correspondiente con un comentario. Cada vez que vea una cita bíblica, búsquela en las Escrituras.

6.                  Utilice el espacio libre debajo del texto para anotar referencias, pensamientos, o preguntas con relación a la porción bíblica estudiada.

7.                  Si algo le parece demasiado difícil, no se desaliente. Siga con su lectura, pues Dios le ayudará a comprender su Palabra poco a poco.

8.                  Termine su encuentro con Dios por la oración. Pídale también que le ayude a poner en práctica lo que ha aprendido de Su Palabra. Es importante que la lectura de la Biblia sea seguida por la puesta en práctica de sus enseñanzas.

Tengámoslo siempre presente, ¡la Biblia es la Palabra de Dios! Cristo es el tema principal de las Sagradas Escrituras: “Éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre” (Evangelio según Juan 20:31).

Nadie puede alcanzar la salvación y la vida eterna por sus “buenas obras” o sus “méritos”, pues la Biblia afirma que “no hay justo, ni aun uno… Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios… La paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 3:10, 22-23; 6:23).

Dios ofrece su salvación gratuitamente a todos los que se arrepientan, confiesen sus pecados y creen en Jesús, el Salvador. “Dios nuestro Salvador… quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:3-4).

¡Que Dios bendiga la lectura de las Sagradas Escrituras para su alma! ¡Quiera Él que aprenda a amarlas y, por medio de ellas, a conocer mejor y amar cada vez más al Señor Jesucristo!

Adaptado De la serie Cada día las Escrituras


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