viernes, 31 de octubre de 2025

Moisés y los reproches de Cristo

 Sin duda el lector del Nuevo Testamento se sorprenderá al leer que Moisés tenía “por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios” (He. 11.26). ¿Cómo podía Moisés compartir el reproche de Cristo siglos antes de viniera al mundo?

Para compartir ese vituperio, Moisés tuvo que renunciar el lujo y la riqueza del palacio egipcio, los adornos y beneficios de su adopción como hijo real, y tomar su lugar con un pueblo despreciado. Eso parece como “la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (2 Co. 8.9). ¡Qué riquezas, gloria y honra abandonó para venir y residir en medio de una raza de esclavos que sufría bajo la dura servidumbre de un amo cruel!

Pero antes de eso, hubo humillaciones en la carrera de Moisés que ilustran de antemano los sufrimientos de Cristo. Aunque el libertador era para Dios un niño hermoso, su nacimiento fue rodeado de la tristeza de la infanticida. Qué extraño que su cuna fuera una arquilla de juncos, puesto en la orilla del río, cerca de los voraces habitantes del Nilo. Así también, nuestro bendito Señor, nacido de una virgen y muy hermoso a Dios y a los hombres, fue acostado en un pesebre en un establo, y poco después, fue objeto del odio satánico y herodiano.

A Moisés le fue amargo el rechazo de sus hermanos y su posterior exilio durante cuarenta años en un país lejano y extraño. De manera similar, el Señor Jesús pasó días de soledad y rechazo en el país desértico de su exilio, y luego en Su país no tenía dónde recostar la cabeza (Mt. 8.20).

A Moisés le tocó sufrir de la incredulidad y murmuración de su propio pueblo. A veces aun los miembros de su propia familia y tribu eran sus enemigos y críticos. También, Aquel que es digno de más gloria que Moisés, fue calumniado por Sus enemigos, malentendido por Su familia, y aun Sus discípulos dudaban de Él. Pero el “vituperio de Cristo” no es una cosa de tiempos pasados. Todos los que, como Moisés, realmente sirven a Dios y le son fieles, tendrán su parte en esa amarga comunión. Que seamos capaces hoy de ver ese vituperio como lo vio Moisés, y estimarlo “por mayores riquezas… que los tesoros de los egipcios” (He. 11.26).

David Gilliland, Lurgan, Irlanda del Norte, lectura del 14 de febrero, Day by Day, Christ Foreshadowed (“De Día en Día, Cristo Revelado”), Precious Seed Publications

La Mujer que agrada a Dios

 La Mujer Virtuosa (Proverbios 31:1-31)                                                      

No debemos dar por terminado nuestro estudio de las mujeres del Antiguo Testamento sin observar detenidamente a la mujer extraordinaria descrita en Proverbios 31. Pero antes de hacer esto consideremos, en los capítulos previos del mismo libro, las muchas referencias a la mujer. ¡La mayoría dista mucho de ser favorable!

LA MUJER EXTRAÑA

Se nos advierte frecuentemente contra la mujer extraña que halaga con sus palabras, abandona al compañero de su juventud y se olvida de su pacto con Dios. Los pies de esta mujer descienden a la muerte y sus pasos conducen al Seol (Pr. 2:16-19; 5:3-8). En el capítulo siete hay un relato detallado de cómo esta mujer halaga a los simples y a los jóvenes faltos de entendimiento. El capítulo concluye diciendo que "a muchos ha hecho caer heridos; y aún los más fuertes han sido muertos por ella. Camino al Seol es su casa (Pr. 7:26, 27).

Recibimos advertencia sobre advertencia "para que te guardes de la mala mujer, de la blandura de la lengua de la mujer extraña. No codicies su hermosura en tu corazón . . . ¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? . . . El que comete adulterio es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace" (Pr. 6:24-35).

En el capítulo nueve recibe el nombre de "la mujer insensata simple e ignorante", pero la conclusión es la misma: "Sus convidados están en lo profundo del Seol" (Pr. 9:18).

¡Qué contraste hay entre la severidad con que Dios juzga el adulterio y otros pecados sexuales y la liviandad con la cual se les mira hoy día! Dios ordenó, por medio de Moisés: "No cometerás adulterio" (Ex. 20:14). El Señor Jesús dijo: "Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mt. 5:27, 28). Pablo escribió: "Huid de la fornicación … el que fornica, contra su propio cuerpo peca” (1 Co. 6:18). Y otra vez:  "No que erréis, ni los fornicarios… ni los adúlteros… heredaran el reino de Dios" (l Co. 6:9, 10). El que escribió a los dijo: “A los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios" (Heb. 13:4).

Es obvio que la mujer que quiere agradar a Dios evitará impureza en pensamiento y conducta y tendrá cuidado de que sus palabras, su ropa y sus acciones no sirvan de tentación a ningún hombre. Debemos estar conscientes de que la ropa que usamos puede ser provocativa y que el descuido en la manera de sentarnos puede excitar a otros sexualmente y puede incitarlos a pecar (Mt. 5:28). Nuestra forma de vestir, en gran parte, muestra lo que somos y cuáles son las intenciones de nuestro corazón.

Otras mujeres desfilan ante nosotros en Proverbios. Varias veces leemos de la mujer rencillosa: "Mejor es morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda" (Pr. 21:19). "Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa" (Pr. 21:9). Otra vez observamos el contraste entre esta mujer y la que agrada a Dios. Pedro dice que esta última tiene "el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de gran estima delante de Dios" (1 P. 3:4)

También encontramos a mujeres buenas en la primera parte de Proverbios: "La mujer virtuosa es corona de su marido" (Pr. 12:4). "La mujer sabia edifica su casa" (Pr. 14:1). "El que haya esposa halla el bien" (Pr. 18:22). "Mas de Jehová la mujer prudente" (Pr. 19:14). Y como resumen: "La mujer agraciada tendrá honra" (Pr. 11:16). Estas son cualidades que todas debemos codiciar.

LA MUJER VIRTUOSA

Habiendo observado el panorama de todo el libro de Proverbios llegamos, en el último capítulo, a la descripción de una mujer excepcional. El capítulo empieza diciendo: "Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre (lea todo Pr. 81). ¿Acaso describió su madre el tipo de mujer que debería buscar para ser su esposa? ¿O es Lemuel el que describe la clase de mujer que fue su madre? No podemos saberlo, pero dicho sea de paso que cada hombre forma su ideal de mujer por la influencia de alguien en su vida. ¿Estamos siempre conscientes del poder de nuestra influencia? La influencia de una madre no tiene límite, pero ¿qué diremos de la influencia de una hermana? Algunos de los hombres más famosos del mundo y algunos muy estimados en la iglesia deben mucho al amor, la influencia (y las oraciones) de una hermana. Las maestras también tienen una influencia poderosa. Una mujer piadosa, y que sabe orar, es una gran influencia para bien en cualquiera esfera de la vida, a menudo

“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas" (Pr. 31:10). En el oriente se compraban 1 novias. Aún hoy día, en algunos países, el padre de la joven exige una dote. La mujer virtuosa se cotizaría a gran precio, más que el de piedras preciosas. Vale toda una fortuna.

"El corazón de su marido está en ella confiado" (v. ll). Estas palabras introducen todo lo que sigue, Ella es confiable en relación a su marido, familia, hogar y el mundo exterior. En el hogar hebreo la madre era la reina. El hombre se preocupaba mucho por el bienestar y la reputación de su familia, por su prosperidad y posición social. En la esposa y madre caía mucha de la responsabilidad de lograr estos objetivos deseables. Gracias a la diligencia de su esposa, el marido quedaba libre para dedicarse a su trabajo y "es conocido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra" (v. 23). Tenía una posición de honor y respeto en el concilio de la ciudad. " Le da ella bien y no mal todos los días de su vida", (v. 12). Esta es una buena meta para cada novia.

En las labores del hogar esta mujer es diligente (v. 13), emprendedora (v. 14), disciplinada y bien organizada (v. 15), hábil (v. 19), preparada para afrontar el futuro (v. 21), y vestía con hermosura y dignidad (v. 22). No tiene miedo de trabajar, no es perezosa, ni descuidada, ni negligente (v. 27). Los engranes de su hogar funcionan armoniosamente en toda circunstancia. Hay orden, paz y bienestar y esto seguramente agrada a Dios quien " no es Dios de confusión, sino de paz" (l Co. 14:33) y quien dice con relación a su casa, la iglesia: "Hágase todo decentemente y con orden" (l Co. 14:40).

Lejos de sentirse abrumada por el cuidado de una casa grande, esta mujer tiene tiempo y energía para ocuparse de negocios fuera de su hogar: compra un campo y planta una viña (v. 16), hace telas y cintas y las vende a un mercader (v. 24), "ve que van bien sus negocios" (v. 18), Su trabajo es de buena calidad, no se rebajaría a vender algo mal hecho, Esto debe caracterizarnos a nosotras también. "Si, pues, coméis Y bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (I Co, 10:31). Sólo nuestro máximo esfuerzo traerá honra a nuestro Señor. 

¿Qué otras cualidades adornan el carácter de esta mujer virtuosa? " Alarga su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso" (v, 20)' La sabiduría y la bondad la caracterizan (v. 26). Ella no es una persona super eficiente que pisotea a los demás para lograr sus metas, bondad es una ley interna de su ser. ¡Qué diferencia producirá un de bondad en muchos de nuestros hogares hoy!

No nos sorprende que marido e hijos amen a esta mujer (v 28), La aman, no ser ama de casa capaz ni por tener éxito en los sino por su sabiduría, bondad y amor. Y así debemos ser nosotras.

La mayoría de mujeres que leen Proverbios 31:10-31 lo hacen sintiendo una marcada inferioridad. ¡Quién puede alcanzar las alturas aquí descritas! Pero ciertamente ella recibió su mayor satisfacción al recibir el afecto y la estimación de su familia, y esto es algo que cada una de nosotras debemos lograr. Tal vez no podamos igualar todos sus talentos, pero sí debemos imitar su carácter: seamos leales, diligentes, trabajadoras, disciplinadas y amables.

Una cosa más: era una mujer que "teme a Jehová" (v. 80). ¿Será esta la explicación de todo lo que se ha dicho de ella? Aquí tenemos el móvil de su vida y debe ser el nuestro también. "El temor de Jehová es el principio de la sabiduría" (Pr. 9:10). No hay manera de vivir una vida o desarrollar un carácter que agrade a Dios, sin partir de esta base, Nuestro propio esfuerzo y empeño, "borrón y cuenta nueva", ponernos metas, etc., podrán traer cierto éxito; pero la mujer que, en el temor de Dios, se pone en sus manos para ser moldeada y utilizada es la mujer verdaderamente bendecida y de quien se dice: "Alábenla en la puerta sus hechos" (v, 31), y cuya familia la llama bienaventurada (v. 28). Su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas (v. 10).

Fay Smart y Jean Young

Acuérdate

 


Los días son agitados y de mucha confusión. Hay muchas corrientes contrarias a la tranquilidad y espiritualidad del creyente que ofuscan la memoria y hacen olvidar hasta las cosas más elementales de nuestra vocación.

Hace poco, un creyente con varios niños y de muchos años en el Señor me contó: “Me levanté de la cama y apenas oré al Señor; me levanté de las rodillas pendiente que debía leer algo de la palabra de Dios y lo dejé para más tarde. Luego me entregué a los cuidados de la casa, de los niños, de la comida, de la ropa, y en este tejemaneje pasé el día. Llegó la noche, cuando me acordé que no había comido nada de pan para el alma; estaba tan cansada que me acosté para leer algo acostada. Apenas miré las primeras palabras de un versículo cuando un sueño profundo me embargó.” La falta de esta hermana empezó por el olvido y terminó con una gran desidia.

¡Cuántos creyentes estarán en la misma condición espiritual de esta hermana! Juramentos, protestas, promesas, propósitos, sin no tienen la firmeza de corazón en el Señor, no son aceptables a los ojos de Dios.

Es tiempo de refrescar la memoria. “El libro de las memorias de los tiempos.” Si no hubiera sido por el libro de las memorias, Mardoqueo hubiera quedado relegado al olvido. (Esther 6:1,2) Trescientos sesenta y cinco días han transcurrido; ¡cuántas cosas idas en el espacio de unos días! Razón tenía el salmista cuando escribió: “Bendice alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.” (Salmo 103:2)

Moisés quiso sensibilizar la memoria del pueblo de Israel al recordarles varios eventos de su trayectoria por el desierto. “Acordarte has de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios.” (Deuteronomio 8:2) En todos aquellos años ninguna cosa les faltó. ¡Cuántas veces aquel pueblo murmuró cuando Dios les enviaba una prueba! Se olvidaban de las maravillas antiguas y hablaban de su Criador. Dios los afligía para probar su corazón y sacar de ellos un vaso útil, pero ellos ignoraban lo que Dios perseguía: “que todos los que a Dios aman, todas las cosas le ayudan a bien.” “Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su Espíritu Santo.” (Romanos 8:28, Isaías 63:10)

Nosotros no somos menos que aquéllos. En las pruebas la memoria se tupe, y no nos acordamos que todos los días del año el Señor nos repite: “Te haré entender; te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.” (Salmo 32:8)

“Guárdate (Acuérdate) que no te olvides de Jehová tu Dios, para observar sus mandamientos, sus derechos y sus estatutos que yo te ordeno hoy.” (Deuteronomio 8:11) La admonición se dirige hacia la tendencia de olvidarse de Dios en la prosperidad y adquirir un espíritu de engreimiento. El olvido y la ingratitud son primos hermanos, y para que no lleguemos a la ingratitud, el Señor recorta los ingresos, o nos priva de algo que pueda conducirnos a la senda del olvido de nuestro Salvador que nos halló en Egipto, o sea en el mundo perdido en nuestras miserias y pecados. Sólo los estúpidos se inflan y se envanecen. “¿Qué tienes que no hayas recibido?” (1 Corintios 4:7)

En la pobreza o en la disciplina que venga del Señor, mejor es callar sin murmurar. Mejor es decir como Asaf: “Enfermedad mía es esta. Traeré pues a la memoria los años de la diestra del Altísimo.” (Salmo 77:10)

“Acuérdate de Jehová tu Dios; porque él te da el poder para hacer las riquezas a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.” (Deuteronomio 8:18) También con nosotros se ha concertado un pacto. “Mas ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, el cual ha sido formado sobre mejores promesas.” (Hebreos 8:6) Este pacto fue confirmado en la preciosa sangre de nuestro Señor Jesucristo que nos rescató. Con ejercicio de alma todos los días debemos tener latente el momento cuando el Señor consumó este pacto con los suyos. “Vosotros podéis tener memoria de estas cosas. Mas el que no tiene estas cosas, es ciego, y tiene la vista muy corta, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados.” (2 Pedro 1:15,9)

Acuérdate. “Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en posa de dioses ajenos y les sirvieres, y a ellos te encorvares, protéstolo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.” (Deuteronomio 8:19) Frecuentemente acontece que cuando se realiza el olvido es porque hay un rival que establece un imperio en el corazón y desplaza el señorío de Cristo. La oración, la lectura de la palabra de Dios, la asistencia a los cultos y la comunión hermanable es la que vigoriza la memoria y nos agudiza la gratitud al Señor.

Es en el centro de la Biblia y no en sus tapas donde podemos refrescar las reminiscencias y, llenos de un noble sentimiento, diremos como David: “Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, mi diestra sea olvidada. Mi lengua se pegue a mi paladar, si no ensalzare a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría.” (Salmo 137:5,6)

José Naranjo

La gracia y el discipulado

Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Lucas 9:23


En su esencia misma, la gracia de Dios es gratuita e incondicional. Sin embargo, al abrir sus Biblias, muchos se sorprenden al encontrarse con pasajes que inesperadamente comienzan con un “si” condicional, como por ejemplo el pasaje del día de hoy. ¿Qué significa esto? ¿Es la salvación tan gratuita como suponíamos? ¿Debemos llegar a algún tipo de acuerdo con el Maestro en estos términos, antes de que podamos ser contados como suyos?

En la parábola de la gran cena en Lucas 14, la puerta de la salvación está abierta de par en par, y a los peores invitados. La gracia resplandece sin exigirles nada. No se imponen condiciones, no se hacen tratos. Luego, el Señor pone a prueba la sinceridad de sus oyentes expresándoles las condiciones del discipulado. Es bueno que distingamos estos dos aspectos y los mantengamos juntos en el orden que él los puso. La gracia es la forma especial que adopta el amor divino cuando se vierte sobre quienes son totalmente indignos, adaptándose a sus necesidades. El discipulado es la forma que adopta el amor que nace en el corazón del creyente.

El indecible costo de la salvación recayó sobre Aquel que podía soportarlo, y habiendo sido hecho pecado por nosotros, lo soportó todo. Para nosotros, la salvación no cuesta nada. Ahora bien, ¿cuánto cuesta ser discípulo? Cuesta sacrificios en todos los sentidos. Incluye la oración y el estudio de la Palabra de Dios; ejercicios desconocidos de parte de quienes no son discípulos. Querido lector, siéntese y calcule los gastos. Entonces recalcule el gasto a la luz del poder de Dios y de los inmensos recursos de la gracia que él suministra

Así, la gracia y el discipulado van de la mano, pero no debemos invertir su orden. Tal fue el caso de Bartimeo en Marcos 10. La gracia se detuvo ante su clamor y le dio gratuitamente todo lo que deseaba. Entonces Jesús le dijo: “Vete”. A él no se le impusieron condiciones. Siguió a Jesús, impulsado por la gracia, entrando así en la senda del discipulado.

F. B. Hole

La Salvación, Una Introducción: La Redención

 Puntos clave


·         La redención significa que Dios recupera la posesión de algo que antes era de Él.

·         La posesión que Dios tenía del hombre originalmente estaba basada en que Él lo había creado.

·         La redención se efectuó por medio de la muerte de Cristo.

·         La redención le da a Dios completa posesión del creyente: cuerpo, alma y espíritu.

 La idea principal de la redención en el Nuevo Testamento es que Dios ha comprado al creyente y lo ha librado del control del pecado. Aunque a veces digamos que las personas “se salvan”, la Biblia no hace referencia a la auto-redención, sino a que Dios nos redime (Sal. 49:8). Esta redención se basa en el pago por los pecados efectuado a través de la muerte de Cristo.

Las palabras griegas que se traducen como “redimir” o “redención” a veces se traducen simplemente como “comprado” (véase 1 Co. 7.23), ya que el significado básico de esas palabras es el pago de un precio. Sin embargo, la redención es un determinado tipo de compra. La redención es un pago que libera. Los esclavos eran redimidos por el pago de un precio, y así también el creyente ha sido librado por el pago de un precio.

Una consecuencia de esto es que Dios ha adquirido la propiedad del creyente. Él es dueño de nuestro cuerpo, alma y espíritu. Cuando ocurra la resurrección, Él tomará posesión de nuestros cuerpos al librarlos de la muerte, que es la prueba definitiva del dominio del pecado (Ro. 8.23). Un día, Dios retomará completo control y posesión del mundo y del universo a través de la redención.

Aunque la redención del alma es personal, la redención no siempre se trata de individuos. Dios “redimió” a toda una nación de Egipto (Ex. 6:6; 2 S. 7:23). Ellos fueron redimidos de una esclavitud humana a través del pago de la sangre del cordero de la Pascua. En el Antiguo Testamento, los animales se podían redimir (Lv. 27:27), así como las tierras (Jer. 32:7,8) y los esclavos (Lv. 25:47,29).

 

ESCRITURAS CLAVE

¨       Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos (Mateo 20:28).

¨       En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia (Efesios 1:7).

¨       Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús (Romanos 3:24).

¨       Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres (1 Corintios 7:23).

¨       Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo (Romanos 8:23).

¨       Cristo nos redimió de la maldición de la ley… (Gálatas 3:13)

¨       Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras (Tito 2:14).

¨       Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación (1 Pedro 1:18,19).

¨       Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación (Apocalipsis 5:9).

CITAS CLAVE

Había una vez un niño que decidió construir un yate en miniatura. Trabajó por varias semanas, asegurándose de que cada detalle estuviera perfecto. Finalmente, llegó el gran día: se dirigió al muelle y muy orgulloso puso su barquito en el agua. Mientras observaba triunfante su pequeño barco, notó que el viento de repente cambió y se estaba llevando el barco cada vez más lejos. El niño estaba desconsolado. Durante un mes regresó todos los días al muelle para ver si su barco había sido arrastrado por las olas a la costa.

Por fin, un día vio su barco en la vidriera de una tienda en el mercado. Emocionado, entró a la tienda corriendo y le dijo a la propietaria que ese barco era suyo. La señora solo le contestó diciéndole que el barco le costaría dos dólares. Después de suplicarle en vano, al final el niño sacó el dinero y se lo dio a la dueña de la tienda. Al salir, el niño dijo: “Barquito, eres dos veces mío. Eres mío porque te construí y ahora eres mío porque te compré”[1].

La doctrina de la redención declara que Cristo nos compró y pagó el precio para que fuéramos rescatados del pecado. El concepto de la redención viene de la palabra griega agorazo, que significa “entrar al mercado para comprar”. En la Biblia se menciona seis veces que los creyentes son “comprados”, o “redimidos”, en relación con la muerte de Cristo (1 Co. 6:20; 7:23; 2 P. 2:1; Ap. 5:9;14:3-4). 1 Corintios 6:19,20 dice: “…no sois vuestros… habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo” … Otro verbo griego que se usa para expresar la naturaleza intensiva de la redención en Cristo es exagorazo. Éste se encuentra cuatro veces en el Nuevo Testamento (Gl. 3:13; 4:5; Ef. 5:16; Col. 4:5). En Gálatas 3:13 se nos dice que fuimos redimidos y rescatados de la ley que nos condenaba. La misma idea se encuentra en Gálatas 4:5. El punto es que no solo fuimos “comprados” por la redención en Cristo, sino que también fuimos sacados del mercado, es decir, fuimos comprados fuera del mercado y se nos dio seguridad y libertad a nosotros que antes éramos esclavos[2]. (John F. Walvoord)

Alan Summers



[1] Encyclopaedia of Bible Illustrations [Enciclopedia de ilustraciones bíblicas]

 [2] What We Believe [Lo que creemos] p.74

El monte de la transfiguración: Cristo el gran transformador

 

·         Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Mateo 17.1,2

·         He aquí os digo un misterio: No todos dormiremos; pero seremos transformados. 1 Corintios 15.51

 

“Me seréis testigos”

Aquí tenemos una de las escenas más sublimes en la vida terrenal de nuestro glorioso Señor. Es un panorama que manifiesta de antemano la gloria venidera, cuya interpretación inspirada se halla en 2 Pedro 1.16 al 18. Pedro, testigo auténtico de lo sucedido, nos asegura que no había nada aquí de fábulas artificiosas, sino que él y sus condiscípulos, Juan y Jacobo, fueron:

> testigos oculares: “habiendo visto con nuestros propios ojos”

> testigos auriculares, o sea, con los oídos: “le fue enviado desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia”.

> testigos presenciales: “cuando estábamos con él en el santo monte”.

Para Pedro fue una anticipación breve de la honra y gloria que el Padre tiene preparadas para su Hijo.

La cena del Señor

Anticipamos, Salvador,

el día de tu reino aquí,

cuando te rendiremos loor,

viendo en la gloria sólo a ti.

 

En aquella reunión había dos de la antigüedad y los tres discípulos. Nos hace pensar en Mateo 18.20: “Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Dos es el número de testimonio y tres el de comunión. Cristo en medio es una manifestación de su preeminencia. Y, “nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo”, 1 Juan 1.3.

Aquella reunión se efectuó en un monte alto, haciéndonos pensar en el privilegio más elevado que el pueblo del Señor puede gozar antes de llegar al cielo, cual es la cena del Señor. Esta fue instituida en un aposento alto, más allá del bullicio y la confusión del mundo. Aquel monte era un lugar de tranquilidad y paz; era de gran privilegio, ya que sólo tres de los doce fueron convidados. Ahora no es así; es el privilegio de todo creyente bautizado y congregado en el nombre del Señor Jesucristo.

En esa reunión el tema fue uno solo: “hablaban de su partida”, Lucas 9.31. Fue de todo lo relacionado con los sufrimientos del Señor: su humillación, expiación y muerte, hasta el “Consumado está”. La suya es una obra terminada en su cabalidad. Se oyó una sola voz: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Se vio a una sola persona: “... a nadie vieron sino a Jesús solo”. Así debe ser en la cena del Señor. Pedro, siempre ligero para hablar, cometió un gran error al recomendar la hechura de tres enramadas, queriendo por ignorancia poner al Señor al nivel de Moisés y Elías.

Observamos también que ellos querían detener al Señor, quien tenía por delante el camino a la cruz. Según Lucas fue el día siguiente cuando descendieron del monte, de manera que habían pasado la noche allí. La cena del Señor debe ser una ocasión de libertad para el Espíritu Santo pero sin licencia para la carne.

El mandato fue: “a él oíd”. Sus palabras, pronunciadas hace diecinueve siglos, nunca han perdido su encanto para los que han sido redimidos por su sangre. Para nosotros son: “Haced esto en memoria de mí”.

“También tengo otras ovejas”

Ahora, la reunión en el monte santo constaba de:

Ø  dos santos del Antiguo Testamento, Moisés y Elías

Ø  tres discípulos del Nuevo Testamento, Pedro Juan y Jacobo

Ø  el Padre hablando desde la nube

Ø  Cristo en medio.

Los apóstoles en ese pequeño grupo son representantes de los santos del Nuevo Testamento, y los otros dos son representantes de todas las personas salvas desde Abel hasta el Día de Pentecostés, pero no incorporadas en la Iglesia. Moisés había sido sepultado por Dios en uno de los valles de Moab unos 1450 años antes de la encarnación de Cristo, y Elías había subido al cielo directamente, sin morir.

La maravilla es que Pedro y sus compañeros hayan reconocido a ambos. Ni el Padre ni el Hijo habían mencionado sus nombres, pero los discípulos los identificaron. Creo que estas cosas han sido reveladas para darnos a entender que tendremos el gozo inefable de conocernos los unos a los otros sin dificultad. Sobre todo, no habrá demora en reconocer a nuestro Señor, y por su parte Él nos llamará a todos por nombre.

Moisés es figura de los santos que han muerto en Cristo y serán resucitados cuando El venga. Elías es figura de los santos en Cristo que todavía estarán viviendo aquí en el momento de su venida.

El de en medio

Nos toca ahora reducir nuestros pensamientos a la persona de nuestro Señor Jesucristo.

“Se transfiguró delante de ellos”. Setecientos años antes de la crucifixión suya, el profeta habló de él: “Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres”, Isaías 52.14. Todo el odio, la bestial crueldad y la insaciable sed por sangre encontraron su objetivo en la persona inocente del Hijo de Dios. Gobernantes, sacerdotes, soldados, autoridades civiles: todos contribuyeron con su parte en hacer sufrir al Salvador, y así fue desfigurado El. Pero, el día se acerca cuando El será glorificado y transfigurado en majestad y honor.

Leemos que en el monte de transfiguración su rostro resplandeció como el sol. Así profetizó Malaquías en el versículo 4.2 de su libro, llamándole el Sol de justicia. El rostro de uno revela su personalidad. El Señor traerá salvación a la nación de Israel, pero a la vez sus enemigos serán quemados como estopa por los rayos abrasadores de su presencia. “Aquel día que vendrá los abrasará, ... y no les dejará ni raíz ni rama”.

Sus vestidos, dice, eran blancos como la luz. Es un testimonio al carácter del Señor: intachable. Hoy por hoy Él es la luz del mundo, Juan 8.12, pero los hombres aman más las tinieblas que la luz porque sus obras son malas. Consecuentemente, serán reservados para las tinieblas eternas, donde nunca penetrará un rayo de la luz del sol. Las cucarachas y los murciélagos son nocturnos, y por esto huyen de la luz. Así los enemigos de nuestro Señor, quienes procurarán esconderse de él en ese día de juicio, pero no podrán. Apocalipsis 6.15 al 17

El apóstol Pablo escribe en 1 Corintios 4.3 de ser juzgado “por tribunal humano”, pero la expresión es literalmente “el día humano”. Desde que el mundo rechazó a Cristo, el rey legítimo, y escogió a Barrabás (“hijo del padre”, Satanás), las cosas han ido de mal en peor. El dios de este siglo, el príncipe de la potestad del aire, está gobernando en los corazones de los hombres. En aquel día cuando Cristo venga, Satanás estará encerrado en el abismo durante los mil años del reinado terrenal de Cristo. Los que han sufrido por amor de él en este mundo burlador, van a reinar con él en gloria.

La transformación al creer

Nos hemos aludido a la transformación futura del creyente, pero queremos tratar también el cambio aun aquí en vida. “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”, 2 Corintios 5.17.

Esta transformación se efectúa en el mismo instante en que uno acepte al Señor Jesucristo como su Salvador. Antes de esta experiencia de conversión uno estaba controlado por el “hombre viejo”, la naturaleza que heredó de Adán; ahora, habiendo creído, es el “nuevo hombre”, el que Colosenses 1.27 llama “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria”. Las cosas viejas pasaron: Estas cosas del hombre viejo no apelan a la naturaleza nueva del creyente.

Hace unos años, un anciano estaba vaciando el bautisterio después de un bautismo, y encontró un paquete. Lo llevó enseguida al cuartico donde el recién bautizado estaba cambiando de ropa, pensando entregarle el paquete.

“Eso no es mío”, respondió el otro. “Sí, señor, tiene que ser suyo, porque usted fue el único que se bautizó hoy”.

“Ah, no”, fue la contesta, “el paquete pertenece a ése. Yo soy el nuevo, el resucitado”. Abrió el paquete para hacer saber su contenido: un cachimbo y tabaco.

He aquí todas son hechas nuevas. Uno tiene un apetito nuevo por las cosas de arriba. “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”, Colosenses 3.1 al 3.

Tiene un propósito nuevo, el de agradar a Dios y no a sí mismo. Tiene amistades nuevas, que son de la misma familia, los hermanos en la fe. Tiene una ambición nueva, que es la de honrar la persona de su Señor en comportamiento, hechos y palabras.

La transformación progresiva

Hubo la transformación al creer, y la hay en la práctica durante la vida cristiana. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”, Romanos 12.2. En este gran capítulo en cuanto a la consagración de la vida, el versículo citado presenta el lado negativo y el positivo de la consagración cristiana: no conformarse, y transformarse.

El creyente no debe dejarse llevar por la corriente de “este siglo [mundo] malo”, sino seguir “río arriba” con la vida nueva que tiene. Un pez vivo puede ir río arriba, pero no el muerto. La persona que se conforma a las cosas mundanas no está dando evidencia o frutos de la vida nueva que profesa.

Esta palabra transformarse significa una metamorfosis. Por ejemplo, la oruga se mete en su propia urna y parece morir, pero al cabo de unas semanas sale; no es una oruga ahora, sino una mariposa hermosa, con alas para volar. Se ha realizado en ella una metamorfosis. No se arrastra ahora por la tierra, sino cuenta con una facilidad para subir y gozar de una vida superior. El creyente, a su vez, no se encuentra ligado a las cosas del mundo; su vida está escondida con Cristo en Dios.

Es el entendimiento que se transforma. Es como la torre de control en un aeropuerto, porque es la parte de uno que gobierna todo. Con la trasformación del entendimiento, dice el apóstol, se conoce la voluntad de Dios, “agradable y perfecta”. Siendo así, no fracasaremos al someternos a esa voluntad.

“Nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”, 2 Corintios 3.18. El espejo es la Palabra de Dios, la cual nos revela lo que somos y lo que es Cristo.

El gran anhelo de David fue el de contemplar la hermosura de Jehová e inquirir en su templo, Salmo 27.4. La oración de Moisés fue: “Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros”, Salmo 90.17. El primero buscó su propia comunión con el Señor y el segundo tenía en mente la misma para el pueblo del Señor.

La transformación final

La segunda venida del Señor se realizará en dos partes. Primeramente, El vendrá al aire en la resurrección de vida, cual estrella de la mañana, Apocalipsis 22.16, a la final trompeta y la voz de mando, la cual indica su suprema autoridad. Los muertos en Cristo resucitarán, vencido para ellos el dominio de la muerte, 1 Corintios 15.56,57. ¡Qué poder estupendo, más de lo que nuestras mentes pueden comprender! Millones de seres humanos saldrán de sus sepulcros u otro lugar donde se encuentren sus restos, no como fueron “sembrados” allí, sino con cuerpos semejantes a Cristo y glorificados. Sembrados en bajeza, resucitarán con gloria.

En cuanto a los que estén en el cuerpo todavía, ellos serán transformados instantáneamente. Todos seremos trasladados a nuestro hogar eterno, con Cristo. Si los hombres, criaturas de Dios, ya han podido vencer algunas limitaciones de la estratosfera, ¿cuánto más no podrá hacer el dueño del universo?

1 Corintios 15 explica que nuestra transformación se efectuará “en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta”. El escritor estaba familiarizado con las prácticas del ejército de Roma, y hace una comparación para impresionarnos con el significado de la trompeta.

Dicen los historiadores que cuando un ejército salía de marcha o en campaña, el día empezaba con tres toques, con un intervalo corto entre cada uno. El primer toque de trompeta era para despertar a los dormidos y hacerles vestirse. El segundo indicaba que cada cual estuviera en su puesto en las filas. El tercer toque, el definitivo, daba la orden de marchar.

Así que, hay el lado solemne en cuanto a la gloriosa esperanza de la venida del Señor por nosotros. 1 Juan 2.28 amonesta: “Ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados”. Queridos hermanos, no debemos descuidar nada que exija atención antes de que El venga: sea algo entre hermanos, algún compromiso en el comercio, o la condición en que se encuentre nuestro hogar o la asamblea.

Habrá un intervalo de por lo menos siete años entre el traslado de la Iglesia y la manifestación en majestad y gloria de Cristo como Rey de reyes y Señor de señores. En la primera parte de su venida El vendrá por sus santos, pero en esta segunda parte El vendrá con ellos. El día de la gracia termina con la segunda parte, como vemos en Apocalipsis 19.11 al 18 en la profecía del jinete con el caballo blanco. En cuanto a nosotros, leemos en Colosenses 3.4: “Cuando Cristo vuestra vida se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”.

Santiago Saword

Viviendo por encima del promedio (28)

 El tiempo no lo dirá todo


Cada día, en todo el mundo, hay cristianos que muestran cómo es Jesús. "Su imagen no se ve por la forma de sus cuerpos, sino en la hermosura de sus mentes y corazones renovados. La santidad, el amor, la humildad, la bondad y el perdón conforman el carácter divino."

He visto al Salvador reproducido en vidas hospitalarias. Cuántas veces mis hospedadores me cedieron el cuarto principal con su baño mientras ellos dormían en otro lugar. En una ocasión, en tiempo de conferencias, una familia tenía dieciséis invitados bajo su modesto techo. Los padres y tres hijos dormían en el garaje. En Taiwán, un misionero durmió en el suelo junto a la estufa mientras yo dormía en su cama. Fue maravilloso cuando insistió en que él había dormido más calentito que yo. Trataba a cada invitado como si fuera Cristo. Una hermana en Colorado tuvo un accidente de tránsito de camino a la reunión de la mañana. Sus lesiones requerían cirugía inmediata. Cuando recobró el conocimiento, sus primeras palabras fueron: "¿Quién le está preparando la cena a las visitas?"

Cuando pensamos en la bondad de Jesús, nuestras mentes inevitablemente piensan en Su amor por los niños Pequeños. Para los discípulos eran una distracción y quizá hasta un estorbo. No así para el Señor Jesús. Para El eran aptos para el reino de Dios. Siempre he sospechado que se debería más cómodo con niños pequeños que con adultos.

Sadhu Sundar Singh era un modelo de su Señor. Frecuentemente, cuando estaba de visita en una casa, se sentaba en el suelo a jugar con los niños. Una noche algunos niños preguntaron: "Mamá, que Jesús nos lleve a la cama hoy." Habían visto a Jesús en Singh.

Otro incidente nos cuenta una historia similar. Un hombre que iba de prisa chocó descuidadamente contra un joven que venía cargado con paquetes, luego lo regañó como si hubiese sido su culpa. Otra persona que pasaba por ahí y vio lo que había sucedido, ayudó al joven a juntar los paquetes, y le dio un billete de dólar, diciendo: "Espero que esto compense lo sucedido." El muchacho, ajeno a este tipo de amabilidad, preguntó, "Señor, ¿es usted Jesús?" "No," respondió el cristiano, "pero soy uno de sus seguidores."

Otros creyentes muestran su semejanza a Cristo en su dominio propio frente a la provocación. Un misionero en Quito estuvo involucrado en un accidente. Una mujer que doblaba a la izquierda desde el carril derecho se estrelló conta el costado de su auto. Cuando salieron de sus autos, ella le gritó, insultó su raza y su nación, y le dio una cachetada. Mientras el misionero volvía a su auto, le dio gracias al Señor por el fruto del Espíritu llamado dominio propio. Dijo: "Aunque el daño a mi auto fue mínimo, debo confesar que por los siguientes días me encontré pensando cómo hubiese reaccionado si no hubiera tenido al Señor."

La Dra. Ida Scudder, una misionera en India por muchos años, tenía un espíritu tolerante. Una vez, un musulmán le preguntó por qué era así. Antes de que pudiera contestar, una amiga hindú, que conocía a la Dra. Scudder, le dio la respuesta: "¿No sabes por qué? Es porque el Dios de la Dra. Ida es paciente y amoroso, y ella es como su Dios."

Amamos al Señor Jesús por Su bondad y compasión hacia los que están en un nivel más bajo, y nos encanta ver ese en Su pueblo. A William Borden, de Yale, quien creció en un hogar pudiente y lujoso, a veces se le encontraba lavando los platos en una misión en un barrio bajo. Cuando un evangelista británico volvió a su hogar, alguien le preguntó: "¿Qué fue lo que más te impresionó de los Estados Unidos?" Él contestó, "Ver a William Borden, ese hijo de millonarios, abrazando a un mendigo en la misión."

Paul Sandberg era otro que no seguía a su Maestro en vano. Un día entró en una cafetería, se sentó en un banco, y comenzó una conversación con la persona que estaba a su lado. Paul, un notable cantante, le testificó a Fred y tuvo el privilegio de guiarlo al Señor. Después de algunas semanas, Fred fue afectado por un cáncer terminal. Paul lo visitaba regularmente en una clínica de bajos recursos, haciendo las tareas que las ayudantes de la enfermera debían haber hecho. La noche que Fred murió, Paul estaba sosteniéndolo en sus brazos, y citando versos de la Escritura. A eso le llamo compasión.

Cuando una pequeña congregación en Japón decidió construir una capilla, fueron por el vecindario con los planos para ver si alguno tenía alguna objeción. Ninguno la tenía. Pero justo antes de que la obra comenzara, escucharon que había un hombre que tenía miedo de que la capilla pudiera bloquear la luz del sol que daba en su jardín. Los cristianos no se quejaron con él por no decirlo antes. En lugar de eso le pagaron al arquitecto para que rediseñara el edificio con un techo más bajo. El vecino se sintió satisfecho y sorprendido a la vez: satisfecho por tener su luz de sol, y sorprendido por la gracia que mostraron los cristianos.

Si somos como el Señor Jesús, tendremos amor y consideración por las personas de todas las posiciones. Era una costumbre en la familia Elliot hacer el devocional en la mesa del desayuno. Una mañana cuando el padre estaba leyéndoles la Biblia a su familia, escuchó el traqueteo de los botes de basura en el pafio. Inmediatamente dejó a un lado la Biblia, abrió la ventana, y saludó alegremente al recolector de basura. Para él ninguna actividad era más santa que la otra. No hacía diferencia entre lo santo y lo secular.

Cristo puede ser representado en todo tipo de estilo de vida. Un hombre de negocios dijo de un competidor cristiano: "No es necesario un contrato escrito cuando negocias con él. Su palabra es suficiente." Ese contratista nunca redactó un contrato con su cliente.

Un árbitro de fútbol dijo: "Cuando estoy arbitrando un partido en el que juega Tommy Walker, tengo sólo veintiún jugadores que vigilar, no veintidós." Tommy nunca rompía las reglas.

Cuando un asesor fiscal le dijo a un cliente que no declarara una alta cantidad de entradas, asegurándole que el gobierno jamás lo sabría, el cristiano dijo: "Debo hacerlo. Soy cristiano." Su fe afectaba sus finanzas.

Poco después de convertirse, un vendedor de autos usados le dijo a un probable cliente: “No le vendería nada de lo que tengo aquí.” Eso no es común en un local de autos usados.

Un doctor cristiano se rehusó a firmar un reclamo de seguro falso para un paciente, lo que dio paso a un torrente de abuso verbal sobre su persona.

El equipaje de un misionero se quedó en la aduana porque el despachador le pidió soborno y el misionero no quiso pagarle.

Después que un creyente había hecho un acuerdo verbal para vender su casa por $250,000, otro posible comprador apareció para ofrecerle $265,000. ¿Qué debería hacer? La respuesta está en Salmos 15:4. La persona que vive con Dios "aun jurando en daño suyo, no por eso cambia." Es mejor perder $15.000 que perder la integridad. Es mejor pracücar también el día lunes, la misma religión que profesa el domingo.

A veces vemos la semejanza de Cristo en aquellos que triunfan sobre las pruebas. Una pareja cristiana finalmente había tenido un bebé luego de esperarlo durante años. Tristemente, el bebé murió de apnea (muerte súbita) unos meses después. El pastor dijo: "Lo que realmente me desafió y me conmovió mucho fue cuando cantamos el himno en la iglesia: "Atribuyan grandeza a nuestro Dios, la Roca." VI a esta mujer parada con su esposo, con lágrimas brotando de sus ojos, pero su rostro iluminado y levantado hacia Dios. Y cantaba:

Atribuyan grandeza a nuestro Dios, la Roca,

Su obra es perfecta y todos Sus caminos justos.

Un Dios de fidelidad, y sin injusticia, Bueno e íntegro es Él.

También recuerdo el caso de Beverly West. El doctor le había dicho que tenía cáncer terminal. Y justo en ese momento, escuchó que Gary Wilson estaba en el hospital con un serio caso de pancreatitis. Así que se sentó y escribió lo siguiente:

Queridos Gay, Beth, y familia. Queremos que sepan que están en nuestras oraciones a diario y durante el día. Que puedan experimentar la protección de los brazos eternos a su alrededor. Están siendo sostenidos por Su fortaleza y Su gracia. Puesto que hace poco me diagnosticaron cáncer terminal y ahora estoy en quimioterapia, tengo mucho tiempo para orar. Ustedes están en primer lugar en mi lista.

Alguien, creo que Amy Carmichael en "Gold by Moonlight", señaló que en Filipenses 3:10 el poder de Su resurrección viene antes de la participación de Sus padecimientos. Ojalá todos llegáramos a conocer a Cristo de esta manera. Es un privilegio entender un poquito de lo que fue Getsemaní y la cruz, y ser capaces de decir por Su poder: "Que no se haga mi voluntad sino la tuya."

En sus lazos de amor,

John y Beverly

En un tono más suave, un doctor le dijo a un cristiano que uno de sus ojos debía ser removido, y que se le pondría un ojo de vidrio en su lugar. Él dijo: "Por favor, doctor, ponga uno que brille." Eso, amigos, es victoria por medio de la sumisión.

Alguien escribió: "Cuán estimulante es pensar que podemos reflejar las cualidades de Cristo para aquellos que Lo están buscando. Por medio de un estilo de vida ejemplar, el discípulo puede hacer que su Señor sea atractivo para los demás. En su carta a Tito, Pablo le instó a enseñarle a los esclavos a agradar a sus amos "para mostrar en todo qué hermosa es la enseñanza de Dios nuestro Salvador" (Tito 2: 10, DHH). Las personas no deberían sólo escuchar la verdad que vale la pena escuchar, sino ver la verdad que vale la pena imitar."
William McDonald