John Nelson Darby no era un adulador; no lisonjeaba a los ricos y famosos. Eso era algo fuera de lo normal puesto que había sido criado en un hogar pudiente y en una sociedad clasista. Hubiera sido natural que favoreciera la relación con la clase alta y prefiriera habitaciones donde su comodidad se viera maximizada.
Pero no, él amaba a los pobres y lo
hacía saber en formas tan poco convencionales que no daba lugar a dudas en las
mentes de las personas. Una vez, cuando se encontraba ministrando la Palabra en
el Continente [Europa], llegó en tren a un pueblo donde se suponía que estaría
por varios días en reuniones. La gran multitud de cristianos que se reunieron
en la estación para recibirlo incluía a algunas damas de 'sangre azul' que
competían por el honor de hospedar al distinguido predicador. Si hubiera ido a
sus hogares palaciegos, hubiese tenido a disposición la mejor comida y
alojamiento. Y ellos, en cambio, habrían tenido la oportunidad de jactarse
frente a su familia y amigos por haber alojado al ilustre Sr. Darby.
J. N. D. examinó la multitud y encaró
la situación. Les preguntó a quienes parecían ser los líderes: "¿Quiénes
suelen alojar a los predicadores que vienen al pueblo?" Señalaron a un
hombre que apenas se veía, obviamente de modestos recursos, y que estaba parado
al fondo del gentío. Darby fue con el hombre y le preguntó si se podía quedar
en su casa. El humilde hermano estaba encantado, y se apresuró a recoger la
maleta de Darby. Uno de los biógrafos de J. N.D. escribió: "Entonces el hospedador
de desconocidos itinerantes se convirtió en anfitrión del gran hombre."
Darby explicó su amor por los pobres:
Cristo amó a los pobres; desde que me
convertí, también lo he hecho. Que a los que les agrada más la sociedad, la
tengan. Si alguna vez me involucro en ella, y se ha cruzado en mi camino en
Londres, vuelvo con el corazón enfermo, Voy a los pobres; encuentro la misma
naturaleza maligna que en los ricos, pero hallo esta diferencia: los ricos, y
los que guardan sus comodidades y su sociedad, juzgan y miden cuánto de Cristo
pueden tomar y mantenerse sin tener que comprometerse ellos mismos; los pobres
[miden] cuánto de Cristo pueden tener para consolarlos en sus angustias.
"En cualquier casa donde entréis, primeramente,
decid: Paz sea a esta casa. Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz
reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros. Y posad en aquella misma
casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su
salario. NO os paséis de casa en casa" (Lucas
10:5-7).
Aquí Él estaba enseñando que debían
aceptar la hospitalidad que les ofrecía una persona abierta al mensaje de pazo
Pero que no debían dejar una casa por otra con esperanzas de un alojamiento más
cómodo o mejor comida.
William MacDonald
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