12.12 al 31: El
Cuerpo de Cristo
Pablo escribe
a los creyentes corintios: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y
miembros cada uno en particular”, v. 27. Y a los efesios: “Hay un cuerpo”, 4.4.
Concluimos, entonces, que esta frase “cuerpo de Cristo” tiene una expresión
local y una universal, siendo compuesto en cada caso de todo creyente renacido.
La ilustración
de esto está en el v. 12: el cuerpo humano que es un conjunto, pero se compone
de muchos miembros. El inicio está en el v. 13: “fuimos todos bautizados en un cuerpo”. Los muchos miembros devinieron un
cuerpo por bautismo en el Espíritu
Santo. Nadie en la iglesia en Corinto estaba sin ese bautismo, y Pablo se
incluye a sí mismo y todo otro creyente: “todos fuimos bautizados”.
No es procedente preguntar a un creyente si ha sido bautizado
en el Espíritu; si no, no es creyente. Este bautismo se hizo una realidad
histórica en pentecostés, Hechos 1.5, 2.4, y es una realidad espiritual en el
momento de la conversión.
La naturaleza envolvente del Cuerpo está en los vv 14 al 19.
Hay diversidad, pero todos los miembros son esenciales por igual. No debemos
quejarnos si nos sentimos ser un miembro inferior, porque somos lo que somos, y
estamos donde estamos, por decisión divina: “como él quiso”, v.18. Y, los vv 21
al 24 enseñan que los diversos miembros son indispensables. Si el Diseñador los
considera indispensables para sí, lo son cada uno para el otro. El factor
estimulante es que Dios ha dado honor abundante a los miembros aparentemente de
menos importancia, v. 24. Un dedo gordo del pie puede estar fuera de la vista
mucho del tiempo, pero sin él el cuerpo pierde equilibrio.
Estas verdades militan contra una falta de consideración entre
los miembros. Nótense en los vv 25 a las 27 expresiones tales como “[sin]
desavenencia … se preocupen los unos por los otros … los miembros se duelen con
él … los miembros con él se gozan”. Podemos promover la unidad por medio del
interés el uno por el otro, la simpatía, la estima.
Para concluir, Pablo interpreta el sentido de los miembros en
vv 28 al 30. Aun cuando puestos por mandato divino, v. 18, hay lugar para el
ejercicio personal: “Procurad, pues, los dones mejores”; y también un “camino
más excelente”.
Lección: ¿Estoy perjudicando el Cuerpo, o
perfeccionándolo?
S.Emery
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