Josué.
"Yo os he entregado, como la había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie." Josué 1:3
Josué significa 'Jehová-Salvador', el mismo nombre que Jesús en la lengua Griega. Este es un libro de conquista y victoria combativas. Israel es visto tranquilamente dependiendo de Dios, no precipitándose con impaciencia a la batalla, sino con tranquila deliberación tomando cada paso como conducidos por la Palabra de Dios. Ellos entran en la Tierra Prometida luego de cruzar en forma divina el río Jordán, un tipo de la muerte y la resurrección de Cristo como unido con Su pueblo. Cada enemigo, por su parte, debe ceder el paso al poder de Dios entre Sus ejércitos. Aunque hubo dolorosos reveces para Israel debido a su falta de fe, con todo, el tema general es el de la toma de posesión de la tierra que Dios les había dado, y esto desposeyendo a sus enemigos.
El libro se compara con Efesios en el Nuevo Testamento, porque la tierra de Canaán habla de "lugares celestiales", el presente bendito ámbito a donde los creyentes son llevados "con Cristo Jesús". Nuestras bendiciones están en los lugares celestiales (Efesios 1:3); nuestra posesión está allí (Efesios 2:6); y nuestro conflicto también está allí (Efesios 6:12). Y para que nosotros tomemos posesión apropiada de nuestras posesiones, debemos vestirnos de "toda la armadura de Dios", por medio de la cual resistir y derrotar las huestes de Satán, quien obstaculizaría nuestro gozo de lo que es correctamente nuestro.
Por consiguiente, la Palabra de Dios debe ser nuestra meditación "de día y de noche" (Josué 1:8). Y Josué es un tipo de "Cristo en Vosotros" (Colosenses 1:17), es decir, en todos Sus santos, conduciéndoles en victoria sobre todo el poder del enemigo.
Permitamos que, por medio de la fe, nuestros pies se posen en esa buena tierra, y la hagamos nuestra por experiencia.
Jueces
"En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía." Jueces 21:25
Jueces es un triste contraste con Josué. Trata del tiempo cuando una sucesión de Jueces sucedió a Josué como gobernadores de Israel en su tierra. Pero su tema principal es el del fracaso de Israel en tomar posesión de toda su tierra. En cambio, por la indiferencia o la debilidad (o ambas), ellos no expulsaron a los enemigos de Dios, de modo que aquellos enemigos a menudo, una y otra vez, llevaban a Israel a someterse a ellos. Una y otra vez, por la desobediencia a Dios, fueron vencidos por enemigos, con todo, en cada ocasión Dios, en maravillosa misericordia, levantaba un libertador para ellos.
Esto nos recuerda aquellos libros en el Nuevo Testamento, tales como Gálatas y 1 Corintios, escritos debido a la necesidad de seria reprobación y corrección. Aunque nosotros podemos, en cierto grado, estar disfrutando de la verdad pura de la Palabra viva de Dios, nuestra herencia -aquella gran tierra de los lugares celestiales con sus innumerables bendiciones - permanece en gran parte sin ser poseída por los santos de Dios. La falta de fe, la falta de energía espiritual, la falta de genuino amor por Cristo, nos han dejado demasiado indiferentes a la preciosa plenitud de las posesiones que son apropiadamente nuestras.
El último versículo del libro de Jueces, citado arriba, enfatiza la desagradecida independencia de Israel en aquellos días, cada uno haciendo lo que bien le parecía. Un espíritu de insubordinación a la debida autoridad dejará a cualquiera de nosotros igualmente estériles en cuanto a prosperidad espiritual.
Rut
"Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti: porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios." Rut 1:16
El nombre Rut puede significar 'satisfecha' o 'belleza', cualquiera de los cuales parece muy apropiado. Este es un libro estimulante, escrito durante la época de los jueces, como una joya brillante y resplandeciente puesta en un fondo muy oscuro. Noemí, quien con su marido e hijos había salido de Israel, lugar de habitación que Dios les había fijado, eventualmente está en Moab, privada de su marido y ambos hijos. Ella es un retrato de la nación de Israel fuera de su tierra, desolada y sin esperanza.
Rut, no obstante, su nuera, es una Gentil, una Moabita, inhabilitada como tal de entrar en la congregación de Israel por diez generaciones. Con todo, Rut es también un tipo de los judíos, en el mismo lugar degradado que los Gentiles ‑ no como el pueblo de Dios. Pero en ella vemos una fe nueva, preciosa, humilde, despertada en el Dios de Israel, de modo que si en Noemí se ve el estado desolado y sin esperanza de Israel, en Rut se ve la nueva fe del remanente piadoso de Israel.
Y Booz ("en él hay fortaleza"), varón poderoso y rico, es un tipo del Señor Jesús. Él, por gracia, anima a Rut de tal modo que finalmente, debido a que es un "pariente - redentor", ella es traída felizmente a la comunidad de Israel por el matrimonio con él. Y Noemí también comparte el gozo y la bendición del resultado de esto.
1 Samuel
"Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón." 1 Samuel 16:7
Samuel es el primero de los profetas que fueron levantados por Dios debido al grave fracaso del sacerdocio. Los sacerdotes eran sucesorios, no así los profetas; el de ellos era un llamamiento estrictamente personal de Dios. Pero el fiel cuidado de Samuel para con Israel no fue correctamente apreciado, y ellos exigieron un rey. Dios les permitió su propio camino, y les dio la clase de rey que ellos desearon, Saúl, quien de hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo. Él comenzó bien, pero decayó rápidamente en todo propósito de obedecer a Dios; y Dios decretó en el capítulo 15:26 que su reinado debía cesar.
En el capítulo 16, David fue ungido rey por Samuel, aunque aún no asumió el trono; porque Dios, le permitió a Saúl ocuparlo por algún tiempo. Saúl se volvió con fiereza contra David, determinado a matarle. En esto David es un tipo de Cristo, ungido como el rey de Dios, sufriendo el rechazo, esperando pacientemente el tiempo en que Dios mismo ordenará de tal forma los eventos que él podrá asumir el trono.
Así Dios permite en el presente a los gobiernos humanos su dominio, mientras que Él ha determinado que sólo a Cristo se le puede confiar el lugar de autoridad soberana en el mundo. El libro finaliza con la triste historia de la muerte de Saúl y sus hijos. No se puede permitir que el hombre en la carne permanezca.
2 Samuel
"El Dios de Israel ha dicho, Me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne entre los hombres, Que gobierne en el temor de Dios." (2 Samuel 23:3)
Este libro describe el reino de David. Elevado solamente al trono de Judá al comienzo, él reinó en Hebrón por siete años y medio; luego también sobre las otras tribus de Israel por treinta y tres años más. Él es un tipo de Cristo sometiendo gradualmente por medio de la conquista a todas las naciones alrededor de Israel. Esto se ve particularmente en los primeros diez capítulos.
Sin embargo, desde el capítulo 11 en adelante vemos un contraste triste y sorprendente con esto, pues el mismo rey David fracasa por completo en representar a Cristo. Así somos enfrentados a las dolorosas lecciones de su actuar contrario a los benditos principios del reino del Señor Jesucristo; y las consecuencias gubernamentales de esto son mostradas de manera tal para impresionarnos profundamente con la fidelidad y la verdad de un Dios que no puede ignorar la desobediencia de los Suyos.
Absalón el hijo de David, con odio insensible para con su padre, llega a ser un triste tipo de Anticristo, con una apariencia y una personalidad atractivas, y palabras tan suaves como la mantequilla. Dios, no obstante, protege a David, y Absalón llega a un final humillante. Con todo, el reino de David no recobró su vigor de los primeros días.
De esta forma David, aunque verdadero creyente, amado de Dios, nos enseña claramente que al hombre, incluso los mejores, no se les puede confiar un lugar de prominencia y autoridad sobre los hombres. ¡Cuán pertinente libro que advierte a los Cristianos contra buscar un lugar de autoridad en el gobierno!
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