lunes, 2 de mayo de 2016

La Seguridad y Certeza de fe

En asuntos come éste, la primera pregunta que debemos hacernos es esta: ¿Qué nos dice la Escritura sobre el particular? La Palabra de Dios, clara y distintamente enseña que todo creyente puede llegar a una plena certeza de salvación. El cristiano verdadero, la persona realmente convertida, puede alcanzar un grado tan consolador de fe en Cristo como para experimentar una completa confianza de que sus pecados han sido perdonados y de que el estado de su alma es seguro. Tal persona raramente se verá turbada por las dudas; raramente se verá invadida de temores; raramente se verá afligida por interrogantes ansiosos; y aunque habrá de soportar muchos conflictos interiores contra el pecado, podrá mirar confiadamente a la muerte, y sin temor al juicio. Esta es, repito, una doctrina bíblica.
Ahora bien, lo que hemos dicho, a menudo ha sido y es objeto de controversia, e incluso ha sido negado por muchos. La Iglesia de Roma se pronuncia fuertemente en contra de la seguridad de la salvación. El Concilio de Trento claramente declara que la doctrina protestante de la seguridad y certeza del perdón de los pecados es una “confianza vana e impía”; y el influyente y conocidísimo teólogo Bellarmino llama a la doctrina de la seguridad de la salvación “el primer error de los herejes”.
La mayoría de los que profesan un cristianismo mundano y ligero también se oponen a esta doctrina; les ofende y molesta. Como sea que ellos mismos no experimentan esta seguridad, les desagrada el que otros la gocen y den muestras de la misma. Si se les pregunta si sus pecados han sido perdonados, no sabrán que contestar. No nos extrañe, pues, si no pueden creer en la doctrina de la seguridad de la salvación.
Pero hay también cristianos verdaderos que rechazan esta doctrina y se encogen de temor por estimar que está llena de peligros y que bordea la presunción. Piensan que es propio de la humildad cristiana el no hacer alardes de seguridad y confianza de salvación; adoptan una actitud de duda  incertidumbre. Esta postura es de lamentar, pues ocasiona mucho daño espiritual.
¿Qué nos dice Pablo? Escribiendo a los romanos dice: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir; ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38  39). Escribiendo a los Corintios dice: “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos”. “Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor” (2 Corintios 5:1,6). Escribiendo a Timoteo, dice: “Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2 Timoteo 1:12). A los colosenses les habla de “las riquezas de pleno entendimiento” (Colosenses 2:2); y a los hebreos de “la plena certeza de la esperanza” y de “la plena certidumbre de fe” (Hebreos 6:11; 10:22).
¿Qué nos dice Pedro? “Procurad hacer firme vuestra vocación y elección” (2 Pedro 1:10). ¿Y qué nos dice Juan? “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida”. “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna”. “Sabemos que somos de Dios” (I Juan 3:14: 5:13; 5:19).
El Contendor por la Fe - Marzo-Abril-1970

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