domingo, 7 de julio de 2013

LA COMUNIÓN CRISTIANA

La palabra “comunión" significa sencillamente tener cosas en común; y en las Escrituras se usa con respecto a: a) lo que tenemos en común con Dios, y b) lo que tenemos en común con el pueblo de Dios.
            Con respecto a lo primero es maravilloso pensar que el hombre pueda tener algo en común con Dios; pero las Escrituras declaran que somos hechos participes de la naturaleza divina y de la santidad de Dios. Esto naturalmen­te supone la maravillosa operación del Espíritu Santo por medio de la cual somos regenerados espiritualmente. Pero esta sola operación no asegura que el creyente esté en perfecta comunión con Dios siempre. Sólo podemos tener comunión con EL, según la primera epístola de Juan, cuando andamos y la hermana que controlan sus la­bios, pueden rodear la Mesa del Señor sin el remordimiento, en la luz, esto es, conforme a la verdad. Se podría citar un sinnúmero de textos bíblicos para mostrar que

LA COMUNION ES DESTRUIDA
Con la tolerancia de cualquier forma de pecado o incorrección en nuestra vida, y nuestra propia experiencia debe confirmar esto. La práctica de la comunión con Dios requiere, pues una constante vigilancia para evitar cualquier cosa que pudiera contristar al Espíritu Santo, y una disposición para juzgar de inmediato cualquier manifestación o expresión de la "inten­ción (o mente) de la carne". Sin duda, esta posibilidad de gozar de una verdadera comunión sin restricciones se ve a menudo impedida por nuestra tolerancia de la frivolidad, de un espíritu rencoroso, de la lengua chismo­sa y otras manifestaciones carnales que frecuentemente se consideran "INOCENTES". Mantener la comunión con Dios en todo momento, es la prime­ra obligación del creyente, para que su vida Sea útil y fructífera. Respecto de la comunión:

CON EL PUEBLO DE DIOS:
No debemos conceptuarla como una simple amistad o compañerismo con los que piensan de igual manera. La verdadera comunión cristiana es un don de Dios, y es el resultado de andar dos o más creyentes en el camino de obediencia a la Palabra de Dios y en sumisión a Su Espíritu Santo. Tales creyentes disfrutan conjuntamente de bendiciones divinas, comparten pen­samientos divinos, y participan conjuntamente de privilegios espirituales, conforme a la voluntad de Dios.

LOS HERMANOS EN COMUNION.
¡Cuántas veces hemos oído hablar de "los hermanos en comunión"! Pero resulta que muchos hermanos pertenecientes a las iglesias saben poco o nada de lo que es estar en verdadera comunión con Dios, o con sus herma­nos. Su ausencia de la reunión de oración lo demuestra, otras veces se oye decir: "Hemos gozado de un tiempo agradable de comunión", y se refiere simplemente a lo que no era más que una función social. Pero la comunión verdadera y sin restricciones es la experiencia grata de hermanos que es­tán personalmente en comunión con Dios, y que participan juntos de alguna actividad (sea culto, o estudio, o conversación, o servicio) que tiene por ob­jetivo a Cristo y Su gloria.

            ¡Quiera Dios que haya en nosotros la disposición de cumplir con las con­diciones necesarias para que esta comunión verdadera sea nuestra experiencia continua! Es la experiencia más grata y santificadora que podemos co­nocer durante nuestra peregrinación en este mundo.             
Sana Doctrina, 1977

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