La palabra “comunión" significa sencillamente tener cosas en común;
y en las Escrituras se usa con respecto a: a)
lo que tenemos en común con Dios, y b)
lo que tenemos en común con el pueblo de Dios.
Con respecto a lo
primero es maravilloso pensar que el hombre pueda tener algo en común con Dios;
pero las Escrituras declaran que somos hechos participes de la naturaleza
divina y de la santidad de Dios. Esto naturalmente supone la maravillosa
operación del Espíritu Santo por medio de la cual somos regenerados
espiritualmente. Pero esta sola operación no asegura que el creyente esté en perfecta
comunión con Dios siempre. Sólo podemos tener comunión con EL, según la primera
epístola de Juan, cuando andamos y la hermana que controlan sus labios, pueden
rodear la Mesa del Señor sin el remordimiento, en la luz, esto es, conforme a
la verdad. Se podría citar un sinnúmero de textos bíblicos para mostrar que
LA
COMUNION ES DESTRUIDA
Con la tolerancia de cualquier forma de pecado o incorrección en nuestra
vida, y nuestra propia experiencia debe confirmar esto. La práctica de la
comunión con Dios requiere, pues una constante vigilancia para evitar cualquier
cosa que pudiera contristar al Espíritu Santo, y una disposición para juzgar de
inmediato cualquier manifestación o expresión de la "intención (o mente)
de la carne". Sin duda, esta posibilidad de gozar de una verdadera
comunión sin restricciones se ve a menudo impedida por nuestra tolerancia de la
frivolidad, de un espíritu rencoroso, de la lengua chismosa y otras manifestaciones
carnales que frecuentemente se consideran "INOCENTES". Mantener la
comunión con Dios en todo momento, es la primera obligación del creyente, para
que su vida Sea útil y fructífera. Respecto de la comunión:
CON EL
PUEBLO DE DIOS:
No debemos conceptuarla como una simple amistad o compañerismo con los
que piensan de igual manera. La verdadera comunión cristiana es un don de Dios,
y es el resultado de andar dos o más creyentes en el camino de obediencia a la
Palabra de Dios y en sumisión a Su Espíritu Santo. Tales creyentes disfrutan
conjuntamente de bendiciones divinas, comparten pensamientos divinos, y
participan conjuntamente de privilegios espirituales, conforme a la voluntad de
Dios.
LOS
HERMANOS EN COMUNION.
¡Cuántas veces hemos oído hablar de "los hermanos en
comunión"! Pero resulta que muchos hermanos pertenecientes a las iglesias
saben poco o nada de lo que es estar en verdadera comunión con Dios, o con sus
hermanos. Su ausencia de la reunión de oración lo demuestra, otras veces se
oye decir: "Hemos gozado de un tiempo agradable de comunión", y se
refiere simplemente a lo que no era más que una función social. Pero la
comunión verdadera y sin restricciones es la experiencia grata de hermanos que
están personalmente en comunión con Dios, y que participan juntos de alguna
actividad (sea culto, o estudio, o conversación, o servicio) que tiene por objetivo
a Cristo y Su gloria.
¡Quiera Dios que haya
en nosotros la disposición de cumplir con las condiciones necesarias para que
esta comunión verdadera sea nuestra experiencia continua! Es la experiencia más
grata y santificadora que podemos conocer durante nuestra peregrinación en
este mundo.
Sana
Doctrina, 1977
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