Estas Palabras fueron dichas por el
Señor Jesús, a los religiosos de su tiempo que, orgullosos de la religión que
ostentaban y de la justicia propia que pretendían, sonaron como una ofensa a
sus oídos. Aquellos hombres cegados por su religión, no quisieron reconocer
que eran unos pobres esclavos. "Jamás hemos sido esclavos de nadie"
dijeron, pero la triste realidad era que, como pueblo, eran esclavos de los
romanos, como hombres, estaban bajo la esclavitud de sus propias pasiones, como
les dice el Señor más adelante. "De cierto, de cierto os digo, que todo
aquel que hace pecado, esclavo es del pecado".
Es
interesante comprender que el Señor Jesucristo se presentó en una época casi
similar a la condición en que se encontraban sus antepasados en Egipto,
esclavos bajo la tiranía de Faraón; pero Dios, con mano fuerte, les liberó de
aquella terrible esclavitud, haciendo de ellos un pueblo libre para que le
sirvieran en el desierto, un pueblo propio, apartado de las demás naciones de
la tierra, para su Gloria. Ahora bien, sea esto dicho como una introducción a
lo que deseamos decir con respecto al pueblo de Dios en la época presente, tomando
como base las Escrituras, ya que se nos dice en Romanos 15 y verso cuatro:
"PORQUE LAS COSAS QUE SE ESCRIBIERON ANTES, PARA NUESTRA ENSEÑANZA SE
ESCRIBIERON". Y también leemos en 1 Corintios 10 y verso 6: "MAS
ESTAS COSAS SUCEDIERON COMO EJEMPLO PARA NOSOTROS", de modo que bien
podemos hacer la aplicación a nuestras vidas de creyentes.
Leyendo
en el primer capítulo de la epístola a los Gálatas y el verso 4, podemos ver
algunos de los efectos que trajo a nuestras vidas la obra sacrosanta de
nuestro Salvador Jesucristo, EL CUAL SE DIO A SI MISMO POR NUESTROS PECADOS
PARA LIBRARNOS DEL PRESENTE SIGLO O MUNDO MALO. Podemos observar que no fue
asunto de poder solamente, como sucedió con los israelitas, sino del gran
sacrificio de SU VIDA, para que nosotros disfrutáramos de la libertad de la
opresión de un mundo malo. ¡Cuántas veces anulamos por así decir, esta obra,
entregándonos nuevamente a la esclavitud del mundo, tomando posesión en
nuestras vidas, en nuestros hogares, en nuestro todo! Jóvenes amados: ¡Que
despertemos para ver la realidad de nuestras vidas espirituales!
Luego
podemos ver también en la carta a los Colosenses, capítulo 1 y verso 13:
"EL CUAL NOS HA LIBRADO DE LA POTESTAD DE LAS TINIEBLAS. Y TRASLADADO AL
REINO DE SU AMADO HIJO". ¿Tiene esto significado para nosotros? ¡Qué
terrible condición la nuestra antes de ser liberados! Esclavos de aquel Amo
siniestro, haciendo su voluntad, sumisos obedeciéndole en todas las cosas, y,
por ende, llevándonos cada día hacia la perdición eterna. ¿No debiéramos cada
día darle gracias por tan grande liberación? Sin embargo, nos entregamos
muchas veces voluntariamente a andar por aquellas sendas tenebrosas que antes
frecuentábamos ¡unto a los demás en el desenfreno de las pasiones.
Escribiendo
el apóstol Pablo a los Romanos en su obra magistral, en el capítulo 6 y verso
18, dice: "Y LIBERTADOS DEL PECADO VINISTEIS A SER SIERVOS DE LA
JUSTICIA". ¡Qué verdades completamos con esto! Libertados de la tiranía
del mundo, de la tiranía de Satanás, como también de la tiranía del pecado.
Esto es como el TRIO infernal que se menciona en Apocalipsis. Satanás la
serpiente antigua, la bestia y el falso profeta, los que serán echados al lago
de fuego. Conviene preguntarnos, ante las observaciones de la Palabra de Dios:
¿Somos libres verdaderamente?
Por
último, leemos en la epístola a los Gálatas capítulo 5 y verso uno,
primeramente: "ESTAD PUES FIRMES EN LA LIBERTAD CON QUE CRISTO NOS HIZO
LIBRES, Y NO ESTEIS OTRA VEZ SUJETOS AL YUGO DE SERVIDUMBRE" (ESCLAVITUD).
Luego en el verso 13 leemos: "PORQUE VOSOTROS HERMANOS, A LIBERTAD
FUISTEIS LLAMADOS: SOLAMENTE QUE NO USEIS LA LIBERTAD COMO OCASION PARA LA
CARNE, SINO SERVIOS POR AMOR LOS UNOS A LOS OTROS".
Todo
lo que antecede, debe llevarnos a una profunda meditación sobre nuestras
vidas, pensar en los derechos que tiene sobre nosotros nuestro GRAN
LIBERTADOR. "PORQUE COMPRADOS SOMOS POR PRECIO”. Y, a la luz de todo lo
que El hizo por nosotros, llegar rendidos a sus benditos pies para decirle:
HEME AQUI SEÑOR, TU ME HAS DADO LIBERTAD: LIBREMENTE TAMBIEN QUIERO RENDIRME
A TI. ¡Que Así Sea!
(Valparaíso,
Chile), Sana Doctrina 1971
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