Pablo estaba enamorado de la segunda
venida del Señor Jesús. Esto lo vemos en 2 Timoteo 4:6-8. He aquí una
explicación al respecto.
El apóstol Pablo, escribe: "Porque
yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He
peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo
demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez
justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su
venida" (2 Ti. 4:6-8). Vale la pena citar las últimas palabras de este
versículo, en diversas traducciones:
·
“Que han amado su aparición (= lo han esperado con amor)” (Menge).
·
“Que esperan Su venida con
añoranza" (EU)
·
“Que ansiosamente han esperado
que él venga” (GNB).
·
“Que añoran su regreso” (NLB).
·
"Que llenos de amor esperan
su venida” (Roland Wemer).
·
“Que han dirigido todo su amor a
su venida” (Moule).
Si Pablo conecta su declaración
- “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”
- con: “a todos los que aman su venida”, ¿por qué él no llama la atención
a su exitosa lucha por la fe, y con respecto al galardón señala esa lucha y
escribe: “Todo aquel que lucha como yo, recibe la corona de justicia”? Vemos
que, en vez de eso, señala el amor por la venida de Jesús. ¿Por qué? Porque
esas dos cosas no pueden ser separadas. La vida entera de Pablo, su trabajo,
su entrega, su lucha, su misión y su fe, del principio hasta el fin, estaban
dirigidos y motivados por la segunda venida de Jesucristo. La espera inminente
caracterizaba su vida entera y todo su trabajo. Lo mismo debería suceder en
nuestro caso. Eso es lo que el texto señala. Pablo estaba enamorado de la
segunda venida de Jesús.
Si alguien está enamorado
de algo, eso lo dominará, ya sea el amor a una cosa (un hobby, piezas de
colección, objetos, ideas) o el amor a una persona (novia, novio, cónyuge). Él
o ella pensarán mucho en eso, día y noche se acordarán y se esforzarán. -
También podemos estar enamorados en la segunda venida de Jesucristo.
Muchos cristianos tratan
este tema con mucha cautela, advierten acerca de la exageración, exhortan a
ser cautelosos y previenen de aquellos que, en su opinión, se ocupan
“demasiado” del tema de la segunda venida de Jesús. La Biblia, no obstante, en
varios pasajes aclara que sólo es posible tratar muy poco dicho tema. Nunca
se nos advierte de un “demasiado mucho”, pero sí de un “demasiado menos”, de
cuidarnos de la actitud: “Mi señor tarda en venir” (Mateo 24.48).
William Kaal escribe en
Firme y Fiel: “Tres impresionantes parábolas en el discurso sobre los postreros
tiempos del Señor, ilustran las reacciones equivocadas que pueden existir con
respecto al aparente retraso de Su venida. En dichas parábolas habla de un siervo
malvado que hace grandes fiestas e, incluso, maltrata a sus consiervos, y de
un siervo perezoso que se niega a trabajar. Y la parábola de las diez vírgenes
muestra, en las que se durmieron, que el dormirse quizás sea el mayor peligro
cuando esperamos a nuestro Señor. Pero, ¿no será frío y ofensivo olvidar la
llegada prometida del amado? El drama de posguerra de Wolfgang Borchert “Fuera
de la puerta”, da una idea trágica de los sentimientos de aquél que regresó,
pero que ya no era esperado. Nada puede ser peor que haber muerto en el corazón
de aquellos a quienes uno ama. ¡Cuán importante es, entonces, para Jesús,
que lo esperemos con añoranza!”
La segunda carta de Timoteo es el testamento de Pablo, escrito poco antes de su muerte (2 Ti. 4:6). Mayormente, al final de su vida, uno reconoce, en retrospectiva, lo que sería
mejor no haber hecho y lo que habría sido mejor hacer más. Pablo, al final de
su vida, reconoce como un triunfo su trabajo con respecto a la segunda venida
de Jesucristo, y el hecho de que, por eso, ahora le espere un galardón. Pero,
a su vez, ve este galardón como algo que le espera a todos los que tengan la
misma actitud que él, porque dice: “y no sólo a mí, sino también a todos
los que aman su venida” (2Tí 4:8).
Por lo demás, Pedro hace
lo mismo. La segunda carta, es el testamento de Pedro, escrito poco antes de su
muerte, pues él dice: "sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo,
como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado" (2 Pedro 1:14). Y en
este contexto, también Pedro exhorta a pensar insistentemente en la segunda
venida de Jesucristo: “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la
venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como
habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad (...) Tenemos
también la palabra profética
más segura, a la cual hacéis bien
en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el
día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2 Pedro 1:16,19).
Dios el Espíritu Santo, en
Su Palabra, en cierto sentido, enfatiza doblemente lo que es esencial en
nuestra vida, y lo que debe ser el centro de nuestra vida.
Llamada de Medianoche, Agosto 2014
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