III.
REALIDAD
DEL PECADO
La acción de
Adán de Justificarse adjudicando la culpa a los demás (Génesis 3:12,13) está
presente en la realidad humana. No nos gusta reconocer que somos pecadores y menos
aún oír que estamos condenados al castigo eterno. Queremos luz, pero cuando la
luz nos llega, la rechazamos porque muestra la cruda realidad de nuestro ser.
Entonces, lo más simple es no reconocer que estamos en esta condición. Como el
avestruz, escondemos la cabeza a espera que pase el peligro. Ni hablar; no queremos oír que estamos perdidos
en delitos y pecados. Decir “el pecado
no existe y Dios no existe”, es la justificación del hombre para no querer
aceptar esta doctrina que están real como Dios lo es.
Desde un punto
de vista mundano o “moderno” de ver el pecado, el hombree no le da el mismo
carácter que Dios ve en él, lo
relativizan a conceptos que no hacen más
ocultar el verdadero sentido del pecado.
Que el hombre no le da
importancia alguna, lo podemos ver
en que[1]:
1.
La sociedad lo
llama indiscreción, o “metida de pata” como se le conoce eufemísticamente.
2.
Los
pensadores, profesores y líderes del conocimiento lo llaman ignorancia.
3.
Los
evolucionistas lo llaman trato de bestias.
4.
Los
científicos “cristianos” enseñan que el
pecado es la “ausencia de lo bueno”.
5.
El hombre
carnal lo excusa como “debilidad”, como un impulso.
6.
La juventud
lo llama proeza.
7.
El
transgresor lo llama audacia, cuando hace
lo que está contra la ley
8.
Los nuevos
teólogos lo declaran como mero egoísmo.
Se podrían agregar más elementos a esta lista, pero con esos son
suficientes para mostrar que el hombre siempre busca disfrazar aquello que está
malo. Podemos observar que cada nueva generación llama bueno aquello que
generaciones anteriores encontraban malo. Solo basta oír las noticias y ver con
que desenfrenos realizan celebraciones, llegando a actitudes que riñen con la
“moral y buenas costumbres”, entonces, con razón, los que somos viejos,
decimos que en nuestro tiempo todo era
más sano, sin tener en cuenta que también transgredimos reglas que para
nuestros padres era pecado.
El hombre ve así el pecado, porque siempre busca enmascararlo,
suavizarlo, para no reconocer que está haciendo mal. Podemos tomar como ejemplo
un accidente de tránsito simple. Siempre el infractor echa la culpa del
accidente a la otra parte involucrada y no reconoce que por no haberse detenido
ante la luz roja (o signo de detención) choca al otro vehículo que iba pasando
en forma correcta. O cuando las personas quedan tiradas o arrumbadas en la
acera por haber celebrado con alcohol la victoria de un equipo de futbol; justifican la borrachera con la alegría de
victoria, justifican los excesos (libertinaje) con celebración. Podemos
preguntarle después que pase la borrachera porque lo hizo, porque bebió en
exceso y tal vez les dirá que lo hizo porque mengano y zutano lo invitaron o porque la celebración lo merecía, jamás
reconocerán que es producto de su propia concupiscencia. Un enfermo no empieza
a sanarse sino reconoce que está enfermo. De la misma manera es el hombre
pecador, no reconoce que esta entero podrido y necesita ser curado (vea Isaías
1:6).
Esto en sí no es novedad. Se sabe por las Escritura que el hombre va en
un camino descendente a la perdición y cuya culminación será en tiempos del anti Cristo.
Ahora bien, no importa como la sociedad y el hombre quieran ver el
pecado, lo importante es saber cómo ve Dios el pecado y que piensa de él. Si
recurrimos a las Escrituras reveladas por Él mismo, podremos visualizar lo
que nos quiso transmitir acerca de este
tema.
Dios nos muestra en ella lo que quiere decirnos del pecado:
1. Cómo no lograr el nivel requerido por
Dios.
“Por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,” (Romanos
3:23).
2. Cómo Trasgresión a la ley de Dios.
“Todo aquel que
comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la
ley.” (I Juan 3:4).
La trasgresión
de la Ley puede ser casual o intencional (cf. Romanos 2:23; 5:14; Gálatas
3:19). En ambos casos es pecado.
Había pecado antes
de la Ley, pero no era trasgresión (Romanos 4:15b. Vea también
en Números 4:15; Josué 7:11, 15; Isaías
24:5; Daniel 9:11; Oseas 6:7; 8:1).
3. Cómo la distorsión de lo que es recto.
“Y David dijo a
Jehová, cuando vio al ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la
maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y
contra la casa de mi padre.” (2 Samuel 24:17. Ver
también Romanos 1:18; 6:13; II Tesalonicenses 2:12; II Pedro 2:15; I Juan 5:17).
4. Cómo rebelión contra Dios.
Es pecado a Dios es ausencia de la ley (anomia) en el hombre (1 Juan
3:4); denota sus obras caóticas (Tito 2:14); que está sin ley y restricción
(Mateo 24:12). “Oíd, cielos, y
escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crie hijos, y los engrandecí, y ellos
se rebelaron contra mí.” (Isaías. 1:2; además vea 2 Tesalonicenses 2:4, 8).
5. Cómo iniquidad.
Esto significa
un proceder equivocado ante el orden moral del universo. “Y manifiestas
son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y
cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he
dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”
(Gal. 5:19-21. Ver también Colosenses 3:5-9; Marcos 7:19, 20).
6. Cómo una deuda.
“Y perdónanos
nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” (Mat.
6:12). Ver también Lucas 11:4. Las palabras “ordenado”
(Lucas 17:10), “debéis” (Juan 13:14) y “debemos” (2 Tesalonicenses 2:13)
provienen todas de una misma raíz en el griego que denota deuda.
7. Cómo desobediencia.
Pecado es una
falta en responder a Dios. “en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo
la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el
espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,” (Ef. 2:2. Ver también
Efesios 5:6; Juan 3:36).
8. Cómo una desviación ante los requerimientos
de Dios.
Esto significa
una caída; cada ofensa contra Dios es una caída. Pecado es siempre
una caída que hiere. “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas,
os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;” (Mat. 6:14. Ver también
Gálatas 6:1; Romanos 5:15-20)
9. Cómo incredulidad.
“El que cree en
el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha
hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca
de su Hijo.” (I Juan 5:10).
10. Cómo impiedad.
“más al que no
obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por
justicia.” (Romanos 4:5). “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles,
a su tiempo murió por los impíos.” (Romanos 5:6. Ver también 1 Timoteo
1:9; I Pedro 4:18; 2 Pedro 2:5, 7; Judas 4, 15).
11. Cómo principio dentro del hombre.
Entendamos esta expresión no
solo como hechos, sino como fuente interna al hombre. Pablo hace una descripción de la lucha que
hay en el hombre por causa del pecado (Romanos 7:14,17-25). Esta lucha a la que
se enfrenta el hombre es por la naturaleza pecaminosa, la que la “Escritura encerró
bajo pecado” (Gálatas 3:22). Y el mismo Señor Jesucristo se refirió al pecado como una condición o
cualidad característica del ser humano (cf. Juan 9:41; 15:24; 19:11).
12.Cómo actos violentos contra Dios y el
hombre.
“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra
toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad”
(Romanos 1:18). Esta declaración de Pablo a los creyentes de Roma nos indica
que el hombre no cumple los mandamientos de Dios dados a Moisés (Éxodo 20:1-11)
por causa del pecado. Además manifiesta el fracaso del hombre para vivir
juntamente con sus congéneres (Éxodo 20:12-17).
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