domingo, 1 de febrero de 2015

RECOMENDACION OPORTUNA

Nos referiremos a algunos con­sejos muy edificantes para ayu­dar a nuestro crecimiento espiritual.
Los verbos "retener", "sufrir", "procurar", "huir", "seguir" y "per­sistir" que se encuentran en la se­gunda carta del apóstol Pablo a Timoteo, nos instan a un acerca­miento a la vida santa.

1) RETEN. (2 Timoteo 1:13; 3:16). Es una prevención que se nos hace necesaria para ser cristianos vic­toriosos y además experimentar la plenitud del Espíritu Santo en nuestras vidas. Para retener, hay que poseer primeramente, de lo contrario ¿cómo podemos retener algo que no tenemos? Esto nos habla claramente de la necesidad que hay de escudriñar, leer e ins­truirse en la Palabra de Verdad. El Rey da el porqué de esta ne­cesidad actual: "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pe­car contra ti" (Salmo 119:11) Sería muy edificante si hacemos -de esta necesidad una obligación.

2) SUFRE. (2 Timoteo 2:3). Para su­frir penalidades como fieles solda­dos de Jesucristo, no debe el cristiano sentirse cómodo con las amistades del mundo, que son las que echan a perder nuestras bue­nas costumbres. El creyente que se siente cómodo con estas amistades (malas compañías) no sufre por la causa de Cristo, mientras que la Palabra dice: "SUFRE". Si no tienes en tu poder el escudo de la FE, el yelmo de la salvación, la espada del Espíritu y toda la armadura de Dios, corres el peligro de no estar todavía en las filas del ser­vicio del Señor.

3) PROCURA. (2 Timoteo 2:15). Aquí nos insta para poner el em­peño en conseguir presentarnos ante Dios aprobados, como sier­vos suyos que no nos avergon­zamos de su Evangelio de Verdad. Pero, trazando bien su Palabra.
El Señor no quiere el sacrificio de sus hijos, sino un espíritu de servicio voluntario, de corazón "Como para el Señor". "...el obe­decer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que el sebo de los carneros" (1 Samuel 15:22). ¿Estamos obedeciendo, o nos esta­mos "sacrificando" inútilmente?

4)  HUYE. (2 Timoteo 2:22). El gozo del creyente debe radicar en la huida y no en la persistencia de todo aquello que no corresponda a la vida cristiana. Es difícil tomar esta dirección, pero, hay que ha­cerlo; porque es posible que luego sea más dificultoso el restablecimiento. Recordemos que somos el Templo del Espíritu Santo, en donde tiene que estar en servicio "al vaso para honra". "Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y con sacerdocio santo, para ofrecer mi sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesucristo" (1 Pedro 2:5).

5)  SIGUE. (2 Timoteo 2:22). La justicia, la caridad, la fe, la paz. Cada uno debe contribuir a la paz y la mutua edificación. El Señor nos libre de poner piedra de tropiezo u ocasión para caer a algún hermano. Seguir. No mirando atrás, corriendo el riesgo de pasar por la triste experiencia de la mujer de Lot. Dejando todo aquello que nos impide glorificar a Dios, en todo sentido. "Sigue tu", es la expresión que corta todos los obstáculos y pretextos que pongamos al Señor. ¿Le seguiremos como Él quiere?

6)  PERSISTE TÚ. (2 Tim. 23:14) La constancia es una de las pruebas más evidentes que el creyente puede ofrecer como legítimo hijo del Padre Celestial. Además, dice la Escritura "puestos los ojos en Jesús, Autor y Consumador de la fe" (Hebreos 12:2). ¿Cómo anda nuestro culto familiar? ¿Cómo va nuestra asistencia a las reuniones? ¿Cómo arde nuestro altar devocional? ¿Persistimos en todo esto? "PERSISTE TU" es decir, cada uno por sí mismo, pero en el Señor,

Sana doctrina – Febrero 1971, Ano XIII,  Nº 105

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