Nos referiremos a algunos consejos muy edificantes para ayudar a
nuestro crecimiento espiritual.
Los verbos "retener", "sufrir",
"procurar", "huir", "seguir" y "persistir"
que se encuentran en la segunda carta del apóstol Pablo a Timoteo, nos instan
a un acercamiento a la vida santa.
1) RETEN. (2 Timoteo 1:13;
3:16). Es una prevención que se nos hace necesaria para ser cristianos victoriosos
y además experimentar la plenitud del Espíritu Santo en nuestras vidas. Para
retener, hay que poseer primeramente, de lo contrario ¿cómo podemos retener
algo que no tenemos? Esto nos habla claramente de la necesidad que hay de
escudriñar, leer e instruirse en la Palabra de Verdad. El Rey da el porqué de
esta necesidad actual: "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar
contra ti" (Salmo 119:11) Sería muy edificante si hacemos -de esta
necesidad una obligación.
2) SUFRE. (2 Timoteo 2:3).
Para sufrir penalidades como fieles soldados de Jesucristo, no debe el
cristiano sentirse cómodo con las amistades del mundo, que son las que echan a
perder nuestras buenas costumbres. El creyente que se siente cómodo con estas
amistades (malas compañías) no sufre por la causa de Cristo, mientras que la
Palabra dice: "SUFRE". Si no tienes en tu poder el escudo de la FE,
el yelmo de la salvación, la espada del Espíritu y toda la armadura de Dios,
corres el peligro de no estar todavía en las filas del servicio del Señor.
3) PROCURA. (2 Timoteo 2:15). Aquí nos
insta para poner el empeño en conseguir presentarnos ante Dios aprobados, como
siervos suyos que no nos avergonzamos de su Evangelio de Verdad. Pero,
trazando bien su Palabra.
El Señor no quiere el sacrificio de sus hijos, sino un espíritu de
servicio voluntario, de corazón "Como para el Señor". "...el obedecer
es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que el sebo de los
carneros" (1 Samuel 15:22). ¿Estamos obedeciendo, o nos estamos
"sacrificando" inútilmente?
4) HUYE. (2 Timoteo 2:22). El gozo del
creyente debe radicar en la huida y no en la persistencia de todo aquello que
no corresponda a la vida cristiana. Es difícil tomar esta dirección, pero, hay
que hacerlo; porque es posible que luego sea más dificultoso el restablecimiento.
Recordemos que somos el Templo del Espíritu Santo, en donde tiene que estar en
servicio "al vaso para honra". "Vosotros también, como piedras
vivas, sed edificados como casa espiritual y con sacerdocio santo, para ofrecer
mi sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesucristo" (1 Pedro
2:5).
5) SIGUE. (2 Timoteo 2:22). La justicia,
la caridad, la fe, la paz. Cada uno debe contribuir a la paz y la mutua
edificación. El Señor nos libre de poner piedra de tropiezo u ocasión para caer
a algún hermano. Seguir. No mirando atrás, corriendo el riesgo de pasar por la
triste experiencia de la mujer de Lot. Dejando todo aquello que nos impide
glorificar a Dios, en todo sentido. "Sigue tu", es la expresión que
corta todos los obstáculos y pretextos que pongamos al Señor. ¿Le seguiremos
como Él quiere?
6) PERSISTE TÚ. (2 Tim. 23:14) La
constancia es una de las pruebas más evidentes que el creyente puede ofrecer
como legítimo hijo del Padre Celestial. Además, dice la Escritura "puestos
los ojos en Jesús, Autor y Consumador de la fe" (Hebreos 12:2). ¿Cómo anda
nuestro culto familiar? ¿Cómo va nuestra asistencia a las reuniones? ¿Cómo arde
nuestro altar devocional? ¿Persistimos en todo esto? "PERSISTE TU" es
decir, cada uno por sí mismo, pero en el Señor,
Sana doctrina – Febrero 1971,
Ano XIII, Nº 105
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