domingo, 5 de julio de 2015

La Paga del Pecado es la Muerte

ROMANOS 6:23
Por el pecado de Salomón y de su hijo Roboam vino la ira de Dios sobre la nación de Israel y fue dividida en dos partes. No en dos partes iguales, sino diez tribus siguieron a Jeroboam, y dos se quedaron con Roboam. Todo esto confirmó la palabra de Dios dada por el profeta Ahías silonita: “Y no oyó el rey al pueblo; porque era designio de Jehová para confirmar la palabra que Jehová había hablado por medio de Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat” (1 Reyes 12:15).
Habiendo recibido las diez tribus de la mano de Dios, Jeroboam procedió a edificar dos altares falsos y puso los dos becerros de oro que hizo en cada extremo de su reino, uno en Betel y el otro en Dan. "Y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto” (1 Reyes 12:28). Por su desobediencia y su pecado Dios mandó a un profeta a reprobarle, pero él no le hizo caso. La palabra de Dios dice pues, “Con todo esto, no se apartó Jeroboam de su mal camino, sino volvió a hacer sacerdotes de los lugares altos de entre el pueblo, y a quien quería lo consagraba para que fuese de los sacerdotes de los lugares altos, y esto fue causa de parecido a la casa de Jeroboam, por lo cual fue cortada y raída de sobre la faz de la tierra” (1 Reyes 13:33-34). Siempre después al referirse la escritura de Jeroboam agrega las palabras monótonas; “que hizo pecar a Israel”.
De este mal ejemplo los reyes que sucedieron a Jeroboam, todos ellos caminaban en sus mismos malos pasos. Cuando llegó al trono de Israel el rey Acab, hijo de Omri se dice de él. “Y reinó Acab, hijo de Omri sobre Israel en Samaría veintidós años. Y Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él. Porque le fue ligera cosa andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, y tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-Baal rey de los sidonios, y fue y sirvió a Baal y lo adoró” (1 Reyes 16: 30-31)- Dios toma debida nota de los hechos malos aunque sean de los reyes. También hay una referencia en el capítulo que vamos a considerar, (es decir el veintiuno) el profeta Elías observó y dijo. “A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba” (Véase el capítulo 21 de primer Reyes y los versículos 25-26). De esta nefanda unión la nación sufrió la ira de Dios, y el cielo no dio agua por espacio de tres años y seis meses. Durante el reino de Acab y Jezabel apareció el profeta Elías tisbita, un siervo de Dios que tuvo mucho celo para la honra de Dios. Después de su estadía en Sarepta de Sidón llego a Samaría a enfrentarse con el rey Acab y obtuvo la gran victoria sobre las fuerzas de Baal destruyendo a los cuatrocientos cincuenta profetas falsos. Pero los malos hechos del rey y de su reina iban de mal en peor, finalizando en la codicia que tuvo de la viña de Nabot de Jezreel, historia que se encuentra en el capítulo 21 de primer reyes- La codicia es condenada por el Apóstol Pablo en sus cartas, por ejemplo él escribe, “Pero...avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos,” (Efes. 5:3), y en el libro de los Proverbios 21: 26. “Hay quien todo el día codicia”. Parece por lo mucho que tuvo el rey Acab aún codiciaba la viña de Nabot. Prueba cierta que el hombre no está contento y desea añadir a sus bienes para satisfacer su codicia; no importa si por la fuerza quiera obtener lo que es de otro. La razón porqué Nabot le rehusó vender su viña es que la escritura le había prohibido hacerlo. La palabra de Dios enseñó terminantemente que “La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es; pues vosotros forasteros y extranjeros sois para conmigo” (Lev. 25: 23).
Tampoco el Señor Dios no quiso que la heredad de los hijos de Israel pasara de tribu en tribu. Véase todos los mandatos en el último capítulo del libro de Números. Entonces por esta razón hizo bien Nabot en no vender su posesión aunque fuera el rey que la pidiera. Seguramente tomó bastante coraje de negar al rey lo que quiso, pero Nabot tenía más temor a Dios que a los hombres. En nuestros días no hay tales hombres que pueden desafiar a reyes u otros oficiales si la palabra del Señor les prohíbe este modo de obrar. Le costó la vida a este fiel y humilde siervo de Dios pero su acción no se olvidó de parte de Dios. Al saber que Nabot no puede venderle su terreno llegó a casa muy triste y Acab no quiso comer. Un siervo del Señor observa, ‘‘Porque no pudo conseguir lo que deseaba, se metió en la cama como un niño quisquilloso”. Demuestra el poco carácter que tenía este hombre a pesar de ser el rey. Pero si el carácter de Acab era débil el de Jezabel se manifiesta que es sin escrúpulo y la vida de Nabot nada le importaba a ella- Prometió dar al rey dentro de poco la viña de Nabot. Su complot fue de escribir cartas a los ancianos de la ciudad de Nabot en el nombre de Acab y las selló con el anillo de Acab el rey. Su propósito fue que Nabot tenía que ser destruido a todo costo, no importa si tenían que emplear falsos testigos para obtener su infausto fin. El bajo estado de la nación en aquellos días se ve claramente en la actitud de los ancianos de la ciudad de no investigar el caso de Nabot antes de acusarle y matarle. La acusación fue que él había blasfemado de Dios y del rey y sin la oportunidad de defenderse fue llevado fuera de la ciudad y lo apedrearon hasta que murió. Cuando llegó la noticia a Jezabel de que fueron cumplidos los designios de sus cartas, dijo a Acab; “Levántate y toma la viña de Nabot de Jezreel, que no te la quiso dar por dinero; porque Nabot no vive, sino que ha muerto” (1 Reyes 2L15). En el versículo 16 del capítulo 21 de primer reyes, leemos, “Y oyendo Acab que Nabot era muerto se levantó para descender a la viña de Nabot en Jezreel, para tomar posesión de ella.” Según el parecer de los impíos no falta nada para impedir que goce de lo que se han posesionado, pero en el momento menos esperado y en plena gloria de su triunfo, nos avisa la escritura en el versículo 17 que, "Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: Levántate, desciende a encontrarte con Acab rey de Israel, que está en Samaría; he aquí él está en la viña de Nabot, a la cual ha descendido para tomar posesión de ella”- Su éxito fue de muy poca duración, Dios había tomado debida nota de sus hechos y pronunció juicio sobre él y de su consorte Jezabel. Las palabras dadas a Elías para pronunciar contra esta pareja inicua nos enseñan el parecer de Dios sobre semejante iniquidad y crimen. Léase con mucho cuidado los versículos 19 al 26 del capítulo 21. Al oír la sentencia de Dios sobre sí Acab confesó lleno de tristeza y arrepentimiento, pero no era muy sincero, quizá fue más por el pavor del juicio venidero. Pero vemos la gracia de Dios. Vino la palabra de jehová a Elías diciendo. ¿“No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa” (1 Reyes 21:29). Su actitud humillante agrada a Dios por el momento pero tarde o temprano cayó la justa retribución de Dios sobre la mala casa de Acab y murieron los dos en el lugar señalado por la palabra del profeta. Hay un refrán antiguo que dice, “Aunque tarde el juicio de Dios, seguro es en alcanzar su fin”. Es imposible que el hombre se burle de Dios. En una de las escrituras eficaces se encuentran las palabras. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. (Gal. 6:7).
Aprendamos la lección de esta trágica historia para que nos rindamos al Señor con todo corazón. "No deis lugar al diablo” (Efes. 4:27).
El Contendor por la Fe - Septiembre-Octubre -1968

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