ROMANOS 6:23
Por el pecado de Salomón y de su hijo Roboam vino la ira de Dios sobre
la nación de Israel y fue dividida en dos partes. No en dos partes iguales,
sino diez tribus siguieron a Jeroboam, y dos se quedaron con Roboam. Todo esto
confirmó la palabra de Dios dada por el profeta Ahías silonita: “Y no oyó el
rey al pueblo; porque era designio de Jehová para confirmar la palabra que
Jehová había hablado por medio de Ahías silonita a Jeroboam hijo de Nabat” (1
Reyes 12:15).
Habiendo recibido las diez tribus de la mano de Dios, Jeroboam procedió
a edificar dos altares falsos y puso los dos becerros de oro que hizo en cada
extremo de su reino, uno en Betel y el otro en Dan. "Y dijo al pueblo:
Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales
te hicieron subir de la tierra de Egipto” (1 Reyes 12:28). Por su desobediencia
y su pecado Dios mandó a un profeta a reprobarle, pero él no le hizo caso. La
palabra de Dios dice pues, “Con todo esto, no se apartó Jeroboam de su mal
camino, sino volvió a hacer sacerdotes de los lugares altos de entre el pueblo,
y a quien quería lo consagraba para que fuese de los sacerdotes de los lugares
altos, y esto fue causa de parecido a la casa de Jeroboam, por lo cual fue
cortada y raída de sobre la faz de la tierra” (1 Reyes 13:33-34). Siempre
después al referirse la escritura de Jeroboam agrega las palabras monótonas;
“que hizo pecar a Israel”.
De este mal ejemplo los reyes que sucedieron a Jeroboam, todos ellos
caminaban en sus mismos malos pasos. Cuando llegó al trono de Israel el rey
Acab, hijo de Omri se dice de él. “Y reinó Acab, hijo de Omri sobre Israel en
Samaría veintidós años. Y Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos de
Jehová, más que todos los que reinaron antes de él. Porque le fue ligera cosa
andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, y tomó por mujer a Jezabel,
hija de Et-Baal rey de los sidonios, y fue y sirvió a Baal y lo adoró” (1 Reyes
16: 30-31)- Dios toma debida nota de los hechos malos aunque sean de los reyes.
También hay una referencia en el capítulo que vamos a considerar, (es decir el
veintiuno) el profeta Elías observó y dijo. “A la verdad ninguno fue como Acab,
que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su
mujer lo incitaba” (Véase el capítulo 21 de primer Reyes y los versículos
25-26). De esta nefanda unión la nación sufrió la ira de Dios, y el cielo no
dio agua por espacio de tres años y seis meses. Durante el reino de Acab y
Jezabel apareció el profeta Elías tisbita, un siervo de Dios que tuvo mucho
celo para la honra de Dios. Después de su estadía en Sarepta de Sidón llego a
Samaría a enfrentarse con el rey Acab y obtuvo la gran victoria sobre las
fuerzas de Baal destruyendo a los cuatrocientos cincuenta profetas falsos. Pero
los malos hechos del rey y de su reina iban de mal en peor, finalizando en la
codicia que tuvo de la viña de Nabot de Jezreel, historia que se encuentra en el
capítulo 21 de primer reyes- La codicia es condenada por el Apóstol Pablo en
sus cartas, por ejemplo él escribe, “Pero...avaricia, ni aun se nombre entre
vosotros, como conviene a santos,” (Efes. 5:3), y en el libro de los Proverbios
21: 26. “Hay quien todo el día codicia”. Parece por lo mucho que tuvo el rey
Acab aún codiciaba la viña de Nabot. Prueba cierta que el hombre no está
contento y desea añadir a sus bienes para satisfacer su codicia; no importa si
por la fuerza quiera obtener lo que es de otro. La razón porqué Nabot le rehusó
vender su viña es que la escritura le había prohibido hacerlo. La palabra de
Dios enseñó terminantemente que “La tierra no se venderá a perpetuidad, porque
la tierra mía es; pues vosotros forasteros y extranjeros sois para conmigo”
(Lev. 25: 23).
Tampoco el Señor Dios no quiso que la heredad de los hijos de Israel
pasara de tribu en tribu. Véase todos los mandatos en el último capítulo del
libro de Números. Entonces por esta razón hizo bien Nabot en no vender su
posesión aunque fuera el rey que la pidiera. Seguramente tomó bastante coraje
de negar al rey lo que quiso, pero Nabot tenía más temor a Dios que a los
hombres. En nuestros días no hay tales hombres que pueden desafiar a reyes u
otros oficiales si la palabra del Señor les prohíbe este modo de obrar. Le
costó la vida a este fiel y humilde siervo de Dios pero su acción no se olvidó
de parte de Dios. Al saber que Nabot no puede venderle su terreno llegó a casa
muy triste y Acab no quiso comer. Un siervo del Señor observa, ‘‘Porque no pudo
conseguir lo que deseaba, se metió en la cama como un niño quisquilloso”.
Demuestra el poco carácter que tenía este hombre a pesar de ser el rey. Pero si
el carácter de Acab era débil el de Jezabel se manifiesta que es sin escrúpulo
y la vida de Nabot nada le importaba a ella- Prometió dar al rey dentro de poco
la viña de Nabot. Su complot fue de escribir cartas a los ancianos de la ciudad
de Nabot en el nombre de Acab y las selló con el anillo de Acab el rey. Su
propósito fue que Nabot tenía que ser destruido a todo costo, no importa si
tenían que emplear falsos testigos para obtener su infausto fin. El bajo estado
de la nación en aquellos días se ve claramente en la actitud de los ancianos de
la ciudad de no investigar el caso de Nabot antes de acusarle y matarle. La
acusación fue que él había blasfemado de Dios y del rey y sin la oportunidad de
defenderse fue llevado fuera de la ciudad y lo apedrearon hasta que murió.
Cuando llegó la noticia a Jezabel de que fueron cumplidos los designios de sus
cartas, dijo a Acab; “Levántate y toma la viña de Nabot de Jezreel, que no te
la quiso dar por dinero; porque Nabot no vive, sino que ha muerto” (1 Reyes
2L15). En el versículo 16 del capítulo 21 de primer reyes, leemos, “Y oyendo
Acab que Nabot era muerto se levantó para descender a la viña de Nabot en
Jezreel, para tomar posesión de ella.” Según el parecer de los impíos no falta
nada para impedir que goce de lo que se han posesionado, pero en el momento
menos esperado y en plena gloria de su triunfo, nos avisa la escritura en el
versículo 17 que, "Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita,
diciendo: Levántate, desciende a encontrarte con Acab rey de Israel, que está
en Samaría; he aquí él está en la viña de Nabot, a la cual ha descendido para
tomar posesión de ella”- Su éxito fue de muy poca duración, Dios había tomado
debida nota de sus hechos y pronunció juicio sobre él y de su consorte Jezabel.
Las palabras dadas a Elías para pronunciar contra esta pareja inicua nos enseñan
el parecer de Dios sobre semejante iniquidad y crimen. Léase con mucho cuidado
los versículos 19 al 26 del capítulo 21. Al oír la sentencia de Dios sobre sí
Acab confesó lleno de tristeza y arrepentimiento, pero no era muy sincero,
quizá fue más por el pavor del juicio venidero. Pero vemos la gracia de Dios.
Vino la palabra de jehová a Elías diciendo. ¿“No has visto cómo Acab se ha
humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no
traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa”
(1 Reyes 21:29). Su actitud humillante agrada a Dios por el momento pero tarde
o temprano cayó la justa retribución de Dios sobre la mala casa de Acab y
murieron los dos en el lugar señalado por la palabra del profeta. Hay un refrán
antiguo que dice, “Aunque tarde el juicio de Dios, seguro es en alcanzar su
fin”. Es imposible que el hombre se burle de Dios. En una de las escrituras
eficaces se encuentran las palabras. “No os engañéis; Dios no puede ser
burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. (Gal. 6:7).
Aprendamos la lección de esta trágica historia para que nos rindamos al
Señor con todo corazón. "No deis lugar al diablo” (Efes. 4:27).
El Contendor por la Fe - Septiembre-Octubre -1968
No hay comentarios:
Publicar un comentario