Nimrod
Cus engendró a Nimrod:
éste comenzó a ser poderoso en la tierra. Este fue vigoroso cazador delante de
Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de
Jehová (Génesis 10.8 -10). Antes del quebrantamiento es la soberbia y antes de
la caída la altivez de espíritu. (Proverbios
16.18)
En el capítulo
10 del Génesis tenemos un registro perfecto de las familias descendientes de
Noé; y también de los reinos y naciones que fundaron los nuevos pobladores del
mundo. En los versículos 8 a
10 se hace mención especial de Nimrod, y, aunque este personaje se nombra tan
sólo cuatro veces en toda la Sagrada Escritura, no queremos pasarlo por alto,
por haber sido el fundador del reino de Babel. Y Babel, o Babilonia, ocupa una
posición prominente en las páginas bíblicas.
Nimrod, “poderoso cazador delante de Jehová” fue, indudablemente, el
promotor de la construcción de la torre “cuya cúspide llegara al cielo”. “Era
entonces toda la tierra de una lengua y unas mismas palabras. Aconteció que,
como se partieron hombres del oriente, hallaron una vega en la tierra de Sinar,
y sentaron allí. Y dijeron los unos a los otros: “Vaya, hagamos ladrillos y
cozámoslos con fuego. Y fuéles el ladrillo en lugar de piedra, y el betún en lugar
de mezcla. Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide
llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéramos esparcidos sobre la faz
de toda la tierra”.
El construir una ciudad y una torre no era en sí ningún pecado; el pecado
consistió en que esto estaba en oposición al propósito de Dios de “henchir la
tierra”, y que en todos los planes de estos hombres no hubo ni un pensamiento
para su Dios. No le buscaron ni le tuvieron en cuenta para nada. Se reunieron
para obrar independientemente de Dios, pretendiendo crear para sí mismos una
reputación de grandes: ¡hacerse un nombre!
Esta fue la primera confederación o asociación sin Dios. Y si echamos una
mirada a la historia de los últimos años, veremos una cantidad grande y variada
de estas asociaciones: anarquismo, comunismo, nihilismo, socialismo, etc. Pero
es de importancia no olvidar que la primera de todas fue la de la vega de
Sinar; y tampoco debemos perder de vista el hecho de que pretendían, como todas
las asociaciones de la misma clase lo han pretendido después, promover los
intereses de la humanidad, y ensalzar el nombre del hombre. Pero, como ellos
excluyeron a Dios, el fracaso y la confusión fueron el resultado de sus
ímprobos esfuerzos. “Antes del quebrantamiento es la soberbia; y antes de la
caída la altivez de espíritu”.
Como ya hemos
dicho, el fin de la primera asociación del hombre sin Dios fue el fracaso y
confusión. Y esto está en marcado contraste con el desarrollo progresivo, y
gloria final, de la asociación de Dios, o sea su Iglesia, fundada, no por
poderosos cazadores como Nimrod, sino por Jesús de Nazaret; no por la fuerza de
las armas, sino por el poder de su Palabra y el valor de su sacrificio. Y esta
Iglesia, cuyo fundamento es Cristo, y cuya única Cabeza es también Cristo
glorificado, de lo que está escrito: “Las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella”.
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