Capítulo 1 (continuación)
El tema del
libro: su carácter y su fuerza
Fe en una verdad sostenida y conocida personalmente: la
variada presentación del evangelio por Pedro, Pablo y Juan
Se observará
aquí que la fe, es fe en una verdad sostenida y conocida personalmente; una fe
que solamente el escogido puede tener, que posee la verdad tal como Dios la
enseña. La expresión 'La fe' es usada también para describir el Cristianismo
como un sistema en contraste con el Judaísmo. Aquí está el secreto de Dios en
contraste con una ley promulgada a un pueblo exterior. Esta promesa, que databa
desde antes de los siglos revelados, y que era soberana en su aplicación, fue
especialmente encomendada al apóstol Pablo para que la anunciara por medio de
la predicación. A Pedro se le encomendó el evangelio más como el cumplimiento
de las promesas hechas a los padres, lo cual Pablo también reconoce, con los
sucesos evangélicos que las confirmaban y desarrollaban mediante el poder de
Dios manifestado en la resurrección de Jesús, el testigo del poder de esta
vida.
Juan presenta la vida más en la
Persona de Cristo y luego impartida a nosotros, los frutos característicos que
él expone.
La gran
intimidad de confianza de Pablo en Timoteo: la razón por la que Tito fue dejado
en Creta: investido con autoridad y enseñado para hacerle competente
Versículo 4.
Hallaremos que el apóstol no tiene la misma intimidad de confianza en Tito como
en Timoteo. Él no le abre su corazón del mismo modo. Tito es un amado y fiel
siervo de Dios y, también, hijo del apóstol en la fe; pero Pablo no le abre su
corazón de la misma manera - no le comunica sus ansiedades, sus lamentaciones -
no desahoga su alma ante él - del modo que lo hizo con Timoteo. Al contar todo,
uno ve que es angustioso e inquietante el trabajo en que uno está involucrado -
esa es la prueba de la confianza. Uno tiene confianza con respecto al trabajo,
y uno habla de ello con respecto a uno mismo, con respecto a todo, y no hay
restricción, no se mide cuán lejos uno debería hablar de uno mismo, de lo que
uno siente, de todas las cosas. Esto es lo que el apóstol hace con Timoteo, y
al Espíritu Santo le ha complacido retratarlo para nosotros.
Versículo 5. Al escribir a Timoteo la
doctrina ocupó, por sobre todo, la mente del apóstol: el enemigo, mediante la
enseñanza, obró y se esforzó por arruinar la asamblea. Los obispos[1] sólo aparecen como una
cosa accesoria. Aquí tienen un lugar primario. Pablo había dejado a Tito en
Creta para que acabase "de poner en orden las cosas que faltaban"
(vers. 5 - Versión Moderna), y para establecer ancianos en cada ciudad, como le
había mandado. Aquí no se trata del deseo que alguien pudiese tener de llegar a
ser un obispo (anciano, supervisor), ni (considerando eso) de describir el
carácter apropiado a este cargo, sino de establecerlos (o 'constituirlos' -
Versión Moderna, RVR77; o 'designarlos' - LBLA); y para esta tarea Tito fue
investido con autoridad por parte del apóstol. Se le dan a conocer las
calificaciones necesarias, para que pudiese decidir conforme a la sabiduría
apostólica. De modo que, por una parte, él fue investido por el apóstol con
autoridad para establecerlos, y, por otra parte, fue instruido por él respecto
a las calificaciones requeridas. La autoridad y la sabiduría apostólicas
concurrieron para hacerle competente para realizar este digno e importante
trabajo.
Cuidado apostólico: la aprobada fidelidad de Tito
proporcionada con la propia autoridad de Pablo: autoridad en la asamblea de
Dios
Vemos, asimismo, que este delegado
apostólico fue autorizado a poner en orden lo que era necesario para el
bienestar de las asambleas en Creta. Habiendo sido ya fundadas, con todo, ellas
necesitaban instrucciones con respecto a muchos detalles de su andar; y se
requería el cuidado apostólico para dárselas, así como para el establecimiento
de funcionarios en las asambleas. Esta tarea el apóstol había encomendado a la
fidelidad aprobada de Tito, investido con su propia autoridad, de palabra y,
aquí, por escrito; de modo que rechazar a Tito era rechazar al apóstol y
consecuentemente al Señor que le había enviado. La autoridad en la asamblea de
Dios es una cosa seria - una cosa que procede de Dios mismo. Puede ser ejercida
por influencia mediante el don de Dios; por funcionarios, cuando Dios los
establece por medio de instrumentos que Él ha escogido y enviado para este
propósito.
Las calificaciones de un supervisor (obispo)
Versículos 6-11. No es necesario
entrar aquí en el detalle de las calificaciones que eran necesarias para
desempeñar el cargo de supervisor apropiadamente. Ellas son, en lo principal,
las mismas que las mencionadas en la epístola a Timoteo. Son cualidades, no
dones; cualidades - externas, morales, y circunstanciales - que demostraban la
aptitud del individuo para el cargo de cuidar solícitamente a otros. Puede,
quizás, ocasionar sorpresa que la mala conducta soez no tenga un lugar aquí;
pero las asambleas eran más sencillas de lo que la gente piensa, y las personas
que las componían habían salido recién de las costumbres más deplorables, y,
por lo tanto, una buena conducta previa que inspirara el respeto de los demás
era necesaria para dar peso al ejercicio del cargo de supervisión. Era
necesario, asimismo, que aquel que era investido con este cargo pudiese
convencer a los que contradecían. Pues ellos tendrían que vérselas con tales
personas, especialmente entre los Judíos, quienes estaban siempre y en todas
partes activos oponiéndose a la verdad, y pervirtiendo sutilmente la mente.
El carácter de los Cretenses
Versículos 12, 13. El carácter de
los Cretenses ocasionaba otras dificultades, y requería el ejercicio de
autoridad perentoria; el Judaísmo se mezclaba con el efecto de este carácter
nacional. Era necesario ser firme y actuar con autoridad, para que pudieran
continuar sanos en la fe.
Ordenanzas y tradiciones: hablar acerca de conocer a Dios
pero negándole en las obras de ellos
Versículos 14-16. Además, él tenía todavía que hablar
acerca de ordenanzas y tradiciones, esas plagas malignas en la iglesia de Dios
que provocan Su celo, y que, al exaltar al hombre, se oponen a Su gracia. Una
cosa no era pura, otra estaba prohibida por una ordenanza. Dios reclama el
corazón. Todas las cosas son puras para los puros; para aquel cuyo corazón está
corrompido no le es necesario molestarse para encontrar lo que es impuro; sino
lo conveniente, para poder olvidar lo que es en su interior. La mente y la
conciencia ya están corruptas. Hablan de conocer a Dios, pero en sus obras
ellos Le niegan, siendo sin provecho y réprobos en cuanto a toda obra realmente
buena.
[1] N. del T.: "Los versículos 5 y 7 aplican
términos diferentes a la misma persona - anciano y obispo (o supervisor, sobreveedor),
el primero hablando de él en forma personal, el segundo hablando de su obra.
Como un anciano, él es uno que ha tenido experiencia, una calificación
importante, como 1 Timoteo 3:6 insiste, "no un neófito", uno nuevo en
las filas del Cristianismo. Su obra de supervisar es la de preocuparse por el
orden espiritual y el bienestar de la asamblea." (L. M. Grant)
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