Mi corazón se conmueve
pletórico de emoción
A los salvados que de
todas las edades
Y de todas las Naciones
en Cristo se han refugiado.
Es un momento anhelado
por todos los redimidos
Los que con paciencia
han ido a servir al Salvador,
Han servido al Señor
Jesús predicando la Palabra,
Que es la espada del Espíritu
para salvar a las almas.
¿Y qué día aparecerá el
esperado Maestro?
Es algo que está en
secreto en la sapiencia del Padre,
Y aquellos que muy
deprisa pretenden adivinar,
Que tengan mucho
cuidado, pues sólo será revelado,
Ese día tan esperado,
por el Padre Celestial.
¡Oh Señor de los
señores! Ayúdame en mis flaquezas,
Permites que cuando
vengas esté bien arrepentido,
Abrigado y bien ceñido
de la verdad del Señor
Para que con amor,
alegría y gratitud
Reciba a mi buen Jesús
en su manifestación
Y junto a todos los
Santos alabar al Salvador.
¡Salve divino Maestro!
redentor de los creyentes,
Este medio negligente
atestado de maldad,
Se olvida de tu bondad
Pero tu iglesia te
espera, muy ansiosa
Ella quisiera que la
honre tu presencia
Y se cumpla tu promesa
de llevarla a tus moradas;
¡Cristo vuelve! Lo
esperamos.
Bienvenido Rey amado.
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