Jesús el Mesías
El
Mesías y su Triple Cargo.
2. Sacerdote
Al hacer una
comparación entre un profeta y un sacerdote, de una forma resumida podemos
decir que un “profeta hablaba lo que
Dios quería decir al hombre”; en cambio el sacerdote intercedía ante Dios por
el hombre; y ofrecía sacrificios (holocaustos) para aplacar la ira de Dios, para que sea propicio a nosotros. O como lo define Pearlman: “Un Sacerdote, en
el sentido bíblico del vocablo, es una persona divinamente consagrada para
representar al hombre ante Dios y ofrecer sacrificios que le aseguren el favor
divino”[1]
(Hebreos 8:3). O como lo define Alonso: “Un sacerdote es uno que es designado
para actuar en beneficio de los hombres, en relación con Dios, y delante de
Dios. El propósito último, el más elevado, es traer a los hombres hacia Dios.
El objetivo fundamental. La razón de ser del Sumo Sacerdote, es que el hombre
pueda tener acceso a Dios”[2].
Podemos expresar en
forma Gráfica lo descrito anteriormente, que en el caso de los profetas, la
comunicación era de Dios hacia el hombre, y éste, el profeta, podía registrar
el mensaje en forma impresa para que fuese leída (cf. Jeremías 36:2, 28) y/o
luego predicarlo para que el pueblo tuviese conocimiento de lo que Dios pensaba
y que esperaba del hombre.
En el caso del sacerdocio,
vemos en la gráfica que realiza los
sacrificios por el pueblo o lleva las rogativas a Dios para que este se muestre
benevolente con un pueblo sinceramente arrepentido (Lucas 18:9-14; Levítico
4:31; cf. Isaías 1:11).
El término hebreo “kohen” y el griego “hieréus” son los
que la Palabra de Dios emplea para designar a los sacerdotes del Dios
verdadero. El vocablo griego nos da la idea de algo consagrado a Dios, pero el hebreo proviene de una raíz que denota intercesión en favor de otros…[3]
El sistema de
sacerdocio de Israel es conocido como levítico, es decir que procede de la
tribu de Leví, y específicamente de la familia de Aarón. Nadie más que ellos podía
ejercer el oficio de sacerdote (cf. Números 16:1-40).
Durante todo el tiempo[4]
que existió el tabernáculo y, después, el templo en Israel se realizaron muchos
miles de sacrificios de animales. Pero
estos sacrificios eran ineficaces para eliminar las consecuencias del pecado,
sino simplemente los cubrían[5].
A pesar de la gran cantidad de sacrificios, su efecto era momentáneo, ya que,
tal como lo describe el autor de la carta a los hebreos (10:2-3), que de haber sido beneficioso para
el hombre, no hubiera sido necesario que muriesen tantos animales (víctimas
inocentes) en propiciación del hombre.
A modo excursus diremos que aunque pasaron casi cuarenta años desde la muerte
de nuestro Salvador antes que cesaran los sacrificios en el templo en el año
70 d.C., el
sacrificio de Cristo en la cruz fue el último holocausto por el pecado
y por excelencia fue el mejor de todos, ya que cumplió con el propósito de
Dios. Fue a su Hijo “a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar
su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” (Romanos 3:25).
|
Un sacerdote no podía ser cualquier
persona debía tener ciertas características. Encontramos en las Escrituras cuales
eran los requisitos que se debían cumplir para ser sumo sacerdote.
·
Primero:
este debía salir de entre los hombres (Hebreos 5:1-2).
·
Segundo:
debía ser escogido por Dios, como lo fue Aarón (Hebreos 5:4). En Números 16
encontramos la rebelión de Coré, y Moisés les indica el modo como Jehová escoge
al elegido para el oficio (v. 5).
·
Y
el tercer requisito es que debe de ser consagrado a Dios, no dedicado a otras
actividades, tal como sucedería después en la historia de Israel.
El Libro de Levítico
indica que el sacerdote es santo, apartado para Dios y que debe cumplir con
ciertos requisitos importantes para su consagración (21:1-7). Recordemos que el
Sumo Sacerdote en su mitra llevaba grabada estas palabras: Santidad a Jehová
(Éxodo 28:36; 39:30).
De acuerdo a lo que nos dice la
Escritura, Cristo procedía de tribu de Judá y de la familia de David (Mateo
1:1, 2; y también lo indicaban las profecías) y los sacerdotes provienen de la tribu de Leví y de la familia de Aarón, por lo
cual no le correspondía ser un sacerdote de acuerdo a lo que establecía la ley
decretada en los cinco primeros libros de la Biblia (Hebreos 7:12, 13).
Dado que el Señor no puede ser sacerdote por la línea Aarónica
porque no desciende de él, entonces es una problemática que no se puede
resolver bajo el régimen de la ley Mosaica.
Pero Dios en su sabiduría lo resolvió abrogando el antiguo pacto y
estableciendo un nuevo pacto bajo mejores promesas (Hebreos 8:6, 13).
Es interesante hacer
notar que si no fuera por la carta a los Hebreos, no nos hubiera sido fácil
notar este oficio del Señor Jesucristo. Es en esta carta que el autor desarrolla
el tema que Cristo es hecho sumo sacerdote según el orden de Melquisedec, o como
lo expresa un autor: “el sacerdocio del Hijo de Dios, aunque era según el orden de Melquisedec, es sumamente
superior a él y a sus servicios”[6].
(Lea con atención el pasaje de Hebreos
capítulo 7 con atención a lo que se indica en el capítulo 5). Allí el autor
desarrolla que el sacerdocio de según el orden de Melquisedec es superior al
sacerdocio Levita porque Leví pagó los diezmos en Abraham. Luego explica que debido a este cambio de
orden sacerdotal, también se requiere un cambio de ley. Luego se toma un pasaje mesiánico que se
encuentra en Salmo 110 versículo 4: “Juró Jehová, y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec”. En base a este
pasaje el autor de la epístola, inspirado por el Espíritu Santo, expone que la
ley anterior, en la que se basaba el sacerdocio Aarónico, quedaba abrogada[7]. “Por tanto, Jesús es
hecho fiador de un mejor pacto” (Hebreos 7:22). Los sacerdotes de la línea Aarónica llegaron a ser muchos porque iban
muriendo ya sea por el paso del tiempo o enfermedad, pero el sacerdocio de
Jesús es “inmutable” porque no muere, “permanece para siempre”, por tanto es Su
sacerdocio es “perfecto”.
“Notamos
también que del orden Aarónico provenían sacerdotes para el pueblo de Israel.
Nunca debemos perder de vista el hecho de que todas las bendiciones y promesas
de Dios dadas por medio de Moisés fueron exclusivamente para los judíos. Dado
que la ley fue dada a Israel no contiene nada para las naciones gentiles, ellos
a su vez, nunca han estado bajo la ley que fue dada especialmente a los judíos.
Por tanto, el sacerdote de orden Aarónico nunca ministró a los gentiles.”[8]
Un
gentil si deseaba ser parte de los beneficios de la ley de Israel, debía
convertirse en un prosélito para que pudiese un sacerdote ministrar a favor de
él.
Por lo
ya dicho, podemos concluir que Jesús cumplió los requisitos que eran
indispensables para constituirse sacerdote.
·
Él fue escogido de entre los hombres (Hebreos 2:16; 4:15);
·
Dios lo designó para ser Sumo Sacerdote (Hebreos 5:4-6; Mateo 3:16-17;
17:5);
·
y Él estaba consagrado a Dios (Lucas 1:35; Hebreos 7:26).
El sumo
Sacerdote, en el gran día de la expiación (en hebreo, YOM KIPPUR; vea Números 29:7-11; Levíticos 16; 23:27-30) realiza el
sacrificio por su pueblo. Este entraba con sangre inocente al lugar Santísimo,
pero previamente debía haber hecho un sacrificio por su propios pecados. La
entrada al lugar Santísimo esta velada para todos excepto una vez en el año y
sólo el sumo Sacerdote podía hacerlo.
“Todo el ceremonial de
este día era un tipo de Cristo y de su obra vicaria, según la interpretación de
la Epístola a los Hebreos. Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, ofreció el
sacrificio de sí mismo, no por pecados suyos, sino por los nuestros; no entró
en el Lugar Santísimo del templo, sino en el cielo mismo; y su ofrenda
propiciatoria no necesita repetirse cada año, sino que fue perfecta, única y
completa”[9].
Para
finalizar esta sección podemos hacer el siguiente resumen con las
responsabilidades del oficio con respecto a Jesús de Nazaret:
1. Se
ofreció a sí mismo en el calvario en sacrificio (Hebreos 2:9).
2. Entró
al Santuario Celestial con su propia Sangre (Hebreos 9:12).
3. En su
ministerio presente: Oró (y ora) por los suyos (Juan 17; Romanos 8:34; Hebreos
7:25.
4. Intercede
por los suyos (Romanos 8:34; 1 Juan 2:1),
5. y
bendice a los suyos (Efesios 1:3; 2:11-22).
[1] Myer Pearlman, Teología Bíblica y
Sistemática, Página 120, editorial Vida
[2] Horacio A. Alonso, “Jesucristo,
Sumo Sacerdote”, página 1 y 2, Editorial Hebron.
[3] La persona y la obra de Jesucristo,
Francisco Lacueva, Clie, página 265.
[4]
Con esto afirmamos que siempre el
Sacerdocio Aarónico era temporario y no eterno como el sacerdocio según el
orden de Melquisedec.
[5] En el AT, el verbo hebreo kafar está relacionado con kofer, una cubierta (véase
PROPICIATORIO), y se usa en relación con el holocausto (p.ej., Lev 1:4; Lev 14:20; Lev 16:24), la ofrenda
por la culpa (p.ej., Lev_5:16, Lev_5:18), la ofrenda por el pecado (p.ej., Lev 4:20,
Lev 4:26, Lev 4:31, Lev 4:35), la ofrenda por el pecado y el holocausto
conjuntamente (p.ej., Lev 5:10; Lev 9:7), la oblación y el
sacrificio de paces (p.ej., Eze 45:15,
Eze 45:17), así como en otros respectos. Se usa del carnero que
se ofrecía en la consagración del sumo sacerdote (Éxo 29:33), y de la sangre que Dios dio sobre el
altar para hacer la propiciación por las almas del pueblo, y ello debido a que
«la vida de la carne en la sangre está» (Lev 17:11), y «la misma
sangre hará expiación de la persona». El hombre ha perdido el derecho a la vida
debido al pecado, y Dios ha provisto el único camino posible por el que podía
otorgarse la vida eterna, esto es, la entrega voluntaria de su vida hecha por
su Hijo, bajo la retribución divina. Todos los antiguos sacrificios del AT
establecidos por Dios eran símbolos que prefiguraban este acto de Cristo
(Diccionario Vine)
[6]
Harry Rimmer, La Magnificencia de Jesús,
páginas 222, Biblioteca Evangélica Argentina.
[7]
En la actualidad, nadie puede saber con certeza si es descendiente de un
sacerdote, ya que las genealogías se perdieron en el año 70 d.C. con la
destrucción del templo en Jerusalén.
[8]
Harry Rimmer, La Magnificencia de Jesús,
páginas 223, Biblioteca Evangélica Argentina
[9] Diccionario
Nelson, entrada “Día de Expiación
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