“Si dijera yo: Hablaré como ellos, he aquí, a la
generación de tus hijos engañaría” (Salmo 73:15).
El salmista estaba atravesando un tiempo muy
difícil. Veía que el malo prosperaba en el mundo, mientras que su propia vida
era una pesadilla de problemas y sufrimientos. Comenzó a dudar de la justicia,
el amor y la sabiduría de Dios. Parecía como si el Señor recompensara la maldad
y castigara la rectitud.
Pero Asaf tomó una noble resolución. Determinó
no divulgar sus dudas para no hacer tropezar a los hijos de Dios.
Probablemente la mayoría de nosotros, en
ocasiones, tenemos dudas y preguntas. Especialmente cuando nuestra paciencia
llega a su fin y todo parece derrumbarse a nuestro alrededor, es fácil poner en
duda la providencia de Dios. ¿Qué debemos hacer?
Sin duda alguna, es sabio poder compartir
nuestras dudas con alguien que está espiritualmente cualificado para
aconsejarnos. Algunas veces estamos tan aturdidos que no podemos ver la luz al
otro lado del túnel, mientras que hay otros que sí la ven y pueden guiarnos a
ella.
Como regla general: “no dudemos en la oscuridad
lo que nos ha sido revelado en la luz”. No debemos interpretar la Palabra de
Dios a la luz de las circunstancias, no importa qué tan desolados estemos. Por
el contrario, debemos dejar que las Escrituras interpreten las circunstancias y
estar seguros de que nada ni nadie puede frustrar los propósitos de Dios o
anular Sus promesas.
Pero sobre todo, no debemos ir de aquí para allá
mostrando nuestras dudas. Existe el terrible peligro de hacer tropezar a los
pequeños de Cristo, acerca de los cuales dijo: “Y cualquiera que haga tropezar
a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al
cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del
mar” (Mateo 18:6).
Nuestras certidumbres son innumerables y
nuestras dudas, si hay alguna, son más bien pocas. Compartamos nuestras
certidumbres. Goethe decía: “Dame el beneficio de tus convicciones, si las
tienes, pero guárdate tus dudas para ti, porque yo tengo bastante con las
mías”.
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