La sola
palabra nos hace pensar en algo siniestro. Definiéndola, tenemos "aquello
que lleva a una persona a cometer actos no sabios o inmorales, especialmente
porque espera una recompensa". La tentación tiene una cualidad tentadora
que es particularmente perversa y difícil de enfrentar. Me refiero a una
forma ambigua que no sólo nos atrae sino que también nos es repulsiva al mismo
tiempo; por un lado, nos disgusta, pero por el otro lado nos promete "el
fruto prohibido". La mercancía de la tentación parece agradable, pero
instintivamente sabemos que implica un alto precio. Una hora de placer puede
arruinar un matrimonio y el testimonio de toda una vida, pero aun así' se nos
hace difícil huir sin echarle al menos un vistazo para ver lo que nos estamos
perdiendo.
La Palabra de Dios
habla bastante acerca de la tentación, y debemos comprender lo que dice, y
acudir a los recursos que tenemos en Cristo para poder resistir con éxito. De
otra manera nos encontraremos tropezando en los caminos de la inmoralidad, la
culpa, la inutilidad, y finalmente el desespero. Es más, debemos estar bien
informados que la batalla contra la tentación no se libra en un solo encuentro,
sino que es una lucha que dura toda la vida.
Solamente
cuando estemos con el Señor en gloria, podremos tener descanso y decir con
alivio, "la guerra ha terminado". Mientras tanto continuamos
enfrentando innumerables tentaciones. Examinemos algunas de las principales,
según lo indica la Palabra de Dios.
El encuentro de nuestro Señor con
Satanás, en el desierto nos provee información importante sobre los motivos y
métodos de la tentación satánica:
1.Satanás
ataca en el punto más débil.
Jesús no
había comido durante cuarenta días, así que Satanás lo desafió a usar su poder
divino para hacer pan. De la misma forma él nos atacará en nuestros puntos
débiles. Si yo soy alguien que pone poca atención a la oración y lectura de la
Biblia, él tratará de ponerme a la mano la última revista Vanidades o Cromos,
justo cuando me disponía a leer la Biblia. Si soy una persona criticona, él se
encargará de mantenerme al día sobre los errores de los demás. Si soy
tolerante, me dará cantidad de razones para justificar mis convicciones bajo
el pretexto de que soy compasivo. Con razón la Biblia nos advierte que no le
demos lugar al diablo, 2"
2. Satanás hace ofertas magníficas.
Cuando le
ofreció al Señor todos los reinos del mundo, Satanás le estaba ofreciendo
gloria sin necesidad de sufrimiento. ¿Para qué tener que pasar por los
sufrimientos de la cruz en obediencia a Dios, cuando había un camino más corto
para dominar el mundo? Y a nosotros Satanás nos dice, "no seas fanático
en tu cristianismo, todo eso de discipulado y auto negación es para los que no
son inteligentes. ¡El sufrir por la causa de Cristo es para bobos!”
Sin embargo, cuando
Satanás hace dichas ofertas, él no nos muestra la letra pequeña. Él espera
hasta que hayamos "firmado el contrato" y entonces comenzamos a
comprender el engaño, Jesús comprendía perfectamente los términos del contrato
con anterioridad, y porque nunca actuó independientemente de la voluntad de su
Padre, se negó a firmarlo.
3. Satanás desea adoración.
Y aquí llegamos al
fondo de la tentación satánica. Bajo todo brillo engañoso, él busca
adoradores. Él codicia aquello que le pertenece únicamente a Dios. Todas sus
tentaciones llevan finalmente a su objetivo supremo, ser adorado por los
hombres.
Aunque,
como cristianos, nosotros nunca nos someteríamos voluntariamente a esta
tentación, debemos estar bien conscientes de esta artimaña de Satanás para que
evitemos contribuir a ella. Debemos darnos cuenta de que las sectas y falsas
religiones son únicamente sus organizaciones para distraer a la gente del Dios
vivo y verdadero, hasta que llegue el momento cuando todas sus fuerzas se unan
para proclamar abiertamente su "supremacía". Actualmente ya existen
en el mundo fuerzas poderosas que trabajan arduamente preparando el ambiente
para ese momento.
4. Satanás
quiere que los hombres tienten a Dios.
El
promueve cualquier línea de razonamiento o actividad para que los hombres
pongan a prueba a Dios. Cuando tentó al Señor Jesús, utilizó hasta las mismas
Escrituras. ¿Qué deseaba Satanás cuando desafió al Señor a tirarse desde el
pináculo del templo? Pues bien, si lograba que el Señor ofreciera un espectáculo
público, lo distraería de su lugar de dependencia y obediencia al Padre.
Pero,
gracias a Dios que el Señor estaba aquí para glorificar al Padre y no para
hacer espectáculos y atraer la atención sobre sí mismo. Su negación a usar el
poder divino para beneficio y gloria personal se convirtió en su modo de vida
y es un aspecto sobresaliente de su vida incomparable.
Debemos
seguir el ejemplo de Nuestro Señor y negarnos a esta tentación, permitiéndole a
Dios que nos forme de acuerdo con sus planes y no tratar de "utilizar a
Dios" para promovernos a nosotros mismos.
5.
Satanás sabe cómo citar las Escrituras.
Pero él
nunca las usa en la forma como Dios quiso que se usaran. Sacándolas del
contexto, las utiliza para manipular a las personas, desafiando en esta forma
al Dios que las dio. Podemos ver este aspecto de tentación satánica cuando se
mal utilizan las Escrituras para promover algo que no sea la gloria de Dios.
En ocasiones, cristianos bien intencionados dicen: "yo creo en cualquiera
que venga con una Biblia", o "yo estoy agradecido por cada programa
religioso que pasan por televisión".
La misma Escritura
nos advierte a "no creer a todo espíritu, sino probar los espíritus para
ver si son de Dios".3 No es suficiente saber que las Escrituras
están siendo enseñadas, sino que sean enseñadas de acuerdo con los propósitos
de Dios y no los del Diablo.
Nuestro
Señor respondió cada una de las tentaciones de Satanás mencionando las
Escrituras, pero en la forma correcta. Nosotros también debemos enfrentar las
tentaciones de la misma manera, utilizando "correctamente la Palabra de
Verdad".4 y permitiendo que ella llene y moldee nuestras vidas,
utilizándola para resistir cualquier sugerencia del Diablo.
LA
TENTACION QUE VIENE DE DENTRO
Algunas
veces en forma equivocada echamos la culpa a Satanás por los fracasos en
nuestra vida. Decimos, "el Diablo me hizo hacer esto", cuando en
realidad él no puede hacernos hacer algo. Tampoco debemos decir que Dios nos
tentó a hacer lo malo. Puede que Dios nos ponga a prueba, como lo hizo con
Abraham, y permita las dificultades en nuestra vida, las cuales contribuyen en
nuestro crecimiento espiritual, pero El no tienta a nadie.
Muy a
menudo la tentación viene de dentro, esto es, de nuestros malos deseos que
brotan del corazón. Santiago lo describe de esta manera: "Cuando alguno es
tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado
por el mal, ni Él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su
propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia,
después que ha concebido, da a luz el pecado, y el pecado siendo consumado, da
a luz la muerte5" ¿Cómo enfrentamos estas tentaciones que
vienen de dentro? Primero, debemos entender que cuando Santiago habla de
"pasiones" se refiere a deseos equivocados. Estos malos deseos brotan
de la "carne"— ese principio de maldad que hay dentro de nosotros y
que siempre se opone a Dios. "La carne es enemistad contra Dios"6
Para
ilustrarlo, Pablo habla de la tentación de las riquezas. Si yo tengo pasión por
el dinero, yo caigo en dicha tentación. Si le doy al dinero el lugar de
prominencia y prioridad que le corresponde a Dios, estoy pecando.
Puesto
que tenemos un Dios de toda gracia que se complace en dar, a menudo Él nos da
más que el mero alimento y abrigo que nos satisface. Esta es una razón para
darle gracias, y todo lo que nos dé más, debe ser motivo de gozo.7
Pero cuando aspiramos a más riquezas, lo quitamos a El del primer lugar y
caemos en la tentación, y otras pasiones que vienen asociadas las cuales nos
llevarán más y más lejos de Él.8
Debemos
darnos cuenta de que las pasiones de la carne nos llevan al pecado y el pecado
a la muerte. Esto no significa que el cristiano puede morir espiritualmente y
perder su salvación. Pero sí podemos perder en términos de compañerismo con
Dios, nuestro fruto para El, y la fragancia de una vida dedicada a Él.
La
Palabra de Dios nos da el antídoto para el terrible proceso de la tentación:
Pasiones—Pecado— Muerte. Este antídoto lo encontramos en Gálatas 5:16
"Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la carne."
A medida que
permitamos al Espíritu Santo guiar nuestras vidas y llenarlas con su fruto,
caminaremos de acuerdo con los deseos de Dios y no con los nuestros. Para
aquellos que pertenecemos a Cristo hemos "crucificado los deseos de la
carne, con sus pasiones y malos deseos"9, y demostramos esta
verdad en forma práctica cada vez que decimos "NO" a la tentación.
TENTACIONES
POR CAUSA DE OTRAS PERSONAS
Durante
su vida en la tierra, el Señor fue tentado por la gente. Los fariseos lo
tentaron pidiéndole una señal del cielo;10 "preguntándole
acerca del divorcio,11 preguntándole si debían pagar tributo al
Cesar;12 e indagándole acerca del "mayor mandamiento de la ley".13
En cada circunstancia el Señor les contestó demostrando ese balance perfecto
entre gracia y verdad, característico de ÉL. Al Señor le preocupaba la gran
necesidad que había en el corazón de la gente, y conociendo los motivos que
los llevaban a hacer tales preguntas, casi siempre respondía al que hacía la
pregunta y no tanto la pregunta.
Nosotros
también enfrentamos tentaciones que vienen de otras personas. Un vendedor puede
ser tentado por sus colegas para que engañe con su cuenta de gastos; un muchacho
en bachillerato es presionado por sus compañeros para que fume; un siervo del
Señor puede ser tentado por un amigo cristiano para que acepte un empleo
secular. En resumen, las tentaciones vienen en distintas formas, y tamaños
variados; y de diferentes lugares. A veces es difícil saber de dónde proviene
una tentación en particular. ¿Viene de Satanás o de dentro, o de otra persona?
¿O están los tres involucrados? Puede que no siempre sepamos determinar esto.
Pero siempre podemos descansar en la fidelidad de Dios, según lo describe 1
Corintios 10:13 "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana;
pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir,
sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis
soportar."
Aprendamos, junto
con aquellos que han padecido la tentación, a descansar en nuestro gran Sumo
Sacerdote, Jesús, el Hijo de Dios, quien puede compadecerse de nuestras
debilidades porque El también fue tentado en todo como nosotros, pero no pecó.
"Acerquémonos,
pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro." 14
Versículos:
(1) Mateo 4 y Lucas
4; (2) Efesios 4:27; (3) 1 Juan 4:1; (4) 2 Timoteo 2:15; (5) Santiago 1:13-15; (6) Romanos 8:7; (7) 1 Timoteo 6:17; (8) 1 Timoteo 6:9; (9) Gálatas 5:24; (10) Mateo
16:1; (11) Mateo 19:3; (12) Mateo 22:16-18; (13) Mateo 22:36; (14) Hebreos 4:16
Sendas de Vida, 1986
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