La Biblia presenta a
Adán como el primer hombre y da al Señor Jesucristo el curioso título de
'postrer Adán' (1 Corintios 15:45). ¿Qué significa este término y por qué es
dado? ¿Cuáles son las similitudes entre Adán y Jesús que le garantizan a Jesús
este título? ¿Cuáles son las diferencias?
ADÁN Y JESÚS COMPARADOS
Un comienzo
milagroso
La Biblia nos dice
que el primer hombre, Adán, fue creado por Dios, a su imagen y semejanza,
directamente del polvo de la tierra. Dios sopló en la nariz de Adán el aliento
de vida y él fue un ser viviente (Gén. 1:26-27; 2:7).
Por lo tanto, Adán
no fue el producto de una forma de evolución teísta. Dios no lo hizo a imagen y
semejanza de un simio, ni de un 'homínido menor' a través de procesos lentos o
mutaciones abruptas. En vez de eso, Dios creó a Adán como un acto inmediato,
por medio de su Palabra (por ej. ordenando o queriendo que pasara), en algún
momento del sexto día de la semana de la Creación.
Mientras que Adán
fue hecho a la imagen de
Dios, Cristo es 'la
imagen del Dios invisible' (Colosenses 1:15).
La Biblia nos dice
que Dios creó todas las cosas a través del último (postrer) Adán, Jesucristo
(Juan 1:1-3; Colosenses 1:15-20; Hebreos 1:2). Jesús preexistía con Dios el
Padre y Dios el Espíritu Santo antes de que Adán viviera (Juan 8:58; Miqueas
5:2), sin embargo, en su humanidad, Él también tuvo un comienzo milagroso
cuando fue encarnado como un ser humano - siendo concebido por el Espíritu
Santo y nacido de la virgen María (Mateo 1:20-23; Lucas 1:26-35).
Perfecto, inocente,
santo
Adán fue creado
perfecto, en completa posesión de sus facultades humanas, y con una conciencia
divina que le permitía tener una comunión espiritual con Dios.
Inicialmente
inocente, sin pecado y santo tuvo al principio una relación correcta con Dios,
con la mujer, consigo mismo y con el mundo natural a su alrededor.
El último Adán,
Jesús, también fue un hombre perfecto, uno con Dios (Juan 10:30; 17:21-22),
inocente, sin pecado y santo (Hebreos 7:26).
Mucha gente se
refiere erróneamente a Jesucristo como el 'segundo Adán', un término que no se
encuentra en la Biblia. Sin embargo, la Escritura se refiere a Cristo como el
'segundo hombre' (1 Corintios 15:47). Hubo muchos hombres después de Adán,
pero sólo Jesucristo fue el segundo hombre
completamente sin pecado.
A diferencia del
primer Adán, el Señor Jesús era, además, divino, teniendo los atributos,
posición, prerrogativas y nombres de la deidad. Siendo completamente Dios, Él
es digno de adoración (ver Apocalipsis 5:11-14; Mateo 2:11; Hebreos 1:6).
La cabeza de la
humanidad
Adán fue la cabeza de la raza humana. Jesucristo es la
cabeza de la humanidad redimida, liberada (ver, por ejemplo, Efesios 5:23).
Puesto que Cristo murió una vez para siempre (Hebreos 7:27; 9:28; 10:10-14),
nunca habrá necesidad de tener otros 'Adán'. Por tanto, Él es el último Adán.
Ambos dadores de
vida
El primer Adán dio vida a todos sus descendientes. El
postrer Adán, Jesucristo, comunica 'vida' y 'luz' a todos los hombres, y da
vida eterna a todos los que le reciben y creen en su nombre, dándoles 'potestad
de ser hechos hijos de Dios' (Juan 1:1-14).
Dos gobernantes
A Adán,
representando a la humanidad, se le dio el dominio del mundo creado (Génesis
1:26). Después de resucitar de entre los muertos, Jesucristo fue elevado a la
diestra de Dios y le fue dado el dominio sobre todas las cosas, las cuales
fueron puestas 'bajo sus pies' (1 Corintios 15:27; Efesios 1:20-22). El primer
Adán fue señor sobre un dominio limitado, el postrer Adán es Señor sobre todo
(Hechos 10:36).
Un sueño profundo
produce una hermosa novia
Génesis 2:21-23 nos
dice que Dios hizo caer un sueño profundo sobre Adán, mientras Él creaba la
novia de Adán, Eva, de un costado de este - ¡una herida en el costado de Adán
produjo una novia! Note otra vez que la evolución teísta es excluida. El texto
dice que Dios los hizo varón y hembra desde el principio (Génesis 1:27; 2:7;
Mateo 9:14). Si Adán y Eva hubieran sido ‘sub-humanos’ antes de que Dios
soplara vida en ellos, ya antes
habrían sido varón y hembra, sin la necesidad de que Dios los hiciera así en
esta etapa.
Cuando el postrer
Adán, Jesús, murió en la cruz, su costado fue traspasado por una lanza (Juan
19:34), y sufrió el sueño de la muerte por todos nosotros. En su muerte Él pago
el castigo por los pecados de la humanidad (1 Corintios 15:1-4). Aquellos que
se arrepienten y ponen su fe en Él son unidos a Cristo en una relación que la
Biblia compara a la de una novia y su esposo (2 Corintios 11:2; Efesios 5:27;
Apocalipsis 19:6-8). Por tanto, una herida en el costado del último Adán
también produjo una novia, la verdadera Iglesia - una novia gloriosa, 'sin
mancha ni arruga... santa y sin mancha' (Efesios 5:27).
Una prueba
importante
Al comienzo de su
vida, Adán pasó por un período de prueba donde se vería si obedecería a Dios o
no. 'Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás
comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día
que de él comieres, ciertamente morirás' (Génesis 2:16-17).
Al comienzo del ministerio del último Adán, Jesús fue
llevado por el Espíritu Santo al desierto para ser tentado (probado — en griego
peirazo) por el diablo
(Mateo 4:1; Lucas 4:1).
Una gran derrota y
una gran victoria
El primer Adán falló
la prueba y al hacerlo involucró a toda la humanidad en su derrota, alejándola
de Dios junto con él. Como resultado, en Adán todos somos
condenados, en vacío espiritual, esclavos del pecado y expulsados del Paraíso
(Romanos 5:12 ss).
El postrer Adán, Jesús, obtuvo la victoria sobre el
pecado, la carne y el diablo. Como resultado, en Cristo, los creyentes son
redimidos, prosperados espiritualmente, liberados del pecado e incluidos en el
paraíso de Dios (Romanos 5:18ss; 1 Corintios 15:21ss; Apocalipsis 2:7).
Desobediencia frente
a Obediencia
El primer Adán
desobedeció a Dios. El postrer Adán fue “obediente hasta la muerte, y muerte de
cruz” (Flp. 2:8).
Juicio y muerte
El primer Adán
experimentó el juicio de Dios — finalmente murió y su cuerpo se convirtió en
polvo. A causa de su pecado la muerte entró a todos los hombres, 'por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios' (Romanos 3:23).
El postrer Adán, Jesucristo, también murió - en la cruz
- para expiar el pecado (Isaías 53:5; 1 Pedro 3:18; Hebreos 2:9), pero no
permaneció muerto ni su cuerpo 'vio corrupción' (Hechos 2:27; 13:35-37). Al
tercer día se levantó de nuevo, triunfando sobre el diablo y sobre el poder de
la muerte para todos los que creen en Él (Hebreos 2:14), y trayendo la
resurrección de los muertos (1 Corintios15:22-23).
Maldición y restauración
Originalmente la
creación era ‘buena en gran manera’ (Génesis 1:31), el ‘último enemigo’, la
muerte (I Corintios 15:26) no había entrado en ella; ni siquiera estaba
presente en el reino animal, estos al principio se alimentaban de plantas
(Génesis 1:30). Las decisiones del primer Adán trajeron un reino de muerte y
derramamiento de sangre sobre un mundo que originalmente era perfecto y que
desde entonces gime de dolor (Romanos 8:22). Precisamente por la sangre
derramada por el último Adán en su muerte, esta maldición de muerte y
derramamiento de sangre será eliminada y toda la creación restaurada a un
estado sin muerte ni pecado (Apocalipsis 21:1; 21:4; 22:3).
CONCLUSIÓN
Todos estamos
conectados con el primer Adán (la cabeza natural y legal de la raza humana)
como pecadores y culpables, y por lo tanto incluidos en la sentencia de muerte
que Dios pronunció sobre él. Sin embargo, todos los que están conectados con el
último Adán, Jesús, a través del arrepentimiento y la fe en su obra redentora,
son perdonados, han recibido el (gratuito) 'don de la justicia' y 'han pasado
de muerte a vida' (Col. 1:14; Rom. 5:17; 1 Juan 3:14).
Tomado de “CUADERNOS KOINONIA”, editado
Església Paral-lel, Barcelona, España.
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