TU ALIMENTACION ESPIRITUAL (continuación)
Lee tu Biblia con
oración, pidiendo al Espíritu de Dios que te revele sus verdades y las aplique
en tu vida. La Biblia es la Palabra de Dios, y no puede ser comprendida por la
mente natural. Aquéllos que la leen con ésta, nunca llegarán a conocer su contenido
real. Pero aquéllos que a medida que la estudian ruegan como David: “Abre mis
ojos y miraré las maravillas de tu ley”, encontrarán que mientras leen y
meditan, las verdades de la Biblia se les irán revelando más y más. En 1 Cor.
2: 12-15 se nos dice: “Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo,
sino el Espíritu que es de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado...
no con doctas palabras de humana sabiduría, más con doctrina del Espíritu...
más el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque
le son locura; y no las puede entender, porque se han de examinar
espiritualmente. Empero el espiritual juzga todas las cosas”. Sólo aquéllos
que son iluminados por Dios pueden entender las verdades espirituales. Y la Biblia
es, desde luego, antes que nada, un libro de verdad espiritual. Cada vez que
abras la Biblia, aunque sólo sea por algunos minutos, pídele al Espíritu de
Dios que te dé el poder de discernir y de entender el significado de lo leído.
Y cada vez que te encuentres frente a alguna dificultad en las Escrituras colócala
delante del Señor y pídele que te dé la explicación necesaria. Jesús prometió
que “cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él guiará a toda verdad” (Juan
16: 13). Él es el verdadero Autor de la Biblia y su mejor Maestro e Intérprete.
Ha de enseñarte a interpretarla, cuando se lo pidas.
Los
comentarios bíblicos son, desde luego, de gran valor, pero se aprende más de
las verdades espirituales más profundas, en las páginas de la Biblia misma mediante
la ayuda directa del Espíritu Santo, que de todos los libros escritos acerca de
ella. Hasta el más humilde creyente en Cristo, que quizás no estaría en
condiciones de utilizar los comentarios eruditos, tiene el gran privilegio de
la ayuda del Espíritu, y como consecuencia, entiende las Escrituras. Lee pues
la Biblia siempre, con una oración en tus labios y un corazón abierto para el
bendito Espíritu de Dios. Si la Biblia sólo se lee con entendimiento natural,
sus verdades más profundas nunca serán comprendidas, y el resultado puede no
ser sino confusión y dificultades.
Lee tu
Biblia constantemente. Lleva siempre contigo un pequeño Nuevo Testamento, o una
Biblia de bolsillo, y lee la Palabra durante esos breves períodos que en la
mayoría de los casos se pierden. Mientras viajas en tranvías o trenes, mientras
esperas que te sirvan los alimentos, mientras descansas de tu trabajo, lee la
Palabra de Dios. Estos pequeños bocados o golosinas, pequeños banquetes, han de
ser para tu vida espiritual, lo que los pequeños bocados o golosinas son para
tu organismo físico durante el día. No estés nunca sin alguna porción de las
Escrituras, y aprovecha cada momento que te sea posible, para alimentarte de
ella. De esa manera llegarás a ser un cristiano robusto, y no te quedarás en la
niñez; espiritual.
Aprende de memoria
tu Biblia. Hace muchos siglos David declaró: “En mi corazón he guardado tus
dichos, para no pecar contra ti” (Salmo 119: 11). La Versión Moderna dice “he
atesorado tu Palabra”. Aprender de memoria la Palabra de Dios, es algo muy
valioso. En primer lugar, como lo afirma David, la Palabra aprendida de
memoria, y por ello siempre presente en la mente, nos impide que pequemos. En
el momento de la tentación, algún versículo aprendido anteriormente de memoria,
pasa por nuestra mente y nos sirve de freno, impidiendo que cometamos el hecho
pecaminoso. Sirve como una fuerza moderadora y ¡qué potencia tiene! Para saber
que es así uno tiene que experimentarlo. ¿No quieres hacer la prueba?
El aprender de
memoria pasajes bíblicos también faculta al cristiano para ser ganador de almas
y testigo. Dios siempre honra y utiliza su Palabra; pero no siempre puede hacerlo
con nuestras palabras y nuestros argumentos. Cuando los razonamientos y
argumentos humanos resultan pobres e ineficaces, la Palabra de Dios permanece
“viva y eficaz y más penetrante que espada de dos filos... y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4: 12). El que procura
testificar para Cristo y ganar almas sin tener lista en sus labios la Palabra
de Dios, estará en situación muy desventajosa. En forma muy especial
necesitamos tener el “Así dice Jehová” en nuestros labios cuando deseamos
exhortar o reprender a otro creyente en caso necesario. Mientras tus
razonamientos y tu manera de persuadir han de resultar huecos e inútiles, las
declaraciones tomadas de la Palabra de Dios han de convencer, redargüir y
santificar.
Hay
varios métodos prácticos para ayudarte a aprender de memoria las Escrituras.
Por ejemplo, puedes aprender un versículo por día, tomado de tu estudio bíblico
diario, quizás aquel versículo que te haya resultado más hermoso. Subráyalo en
tu Biblia o Nuevo Testamento, y repásalo varias veces durante el día en esos
momentos de ocio inevitables en toda vida. Sigue repasando, también, los que
has aprendido con anterioridad. El secreto de aprender bien las cosas de
memoría es repetirlas constantemente. (Si un versículo por día te parece
demasiado, no te desanimes; comienza con uno por semana). Un buen método para
que los versículos aprendidos siempre estén presentes es el de escribirlos a
máquina en pequeñas tarjetas del tamaño de una tarjeta de visita. Así puedes
llevar contigo un pequeño paquete de estas tarjetas, y repasar los versículos
repetidas veces cuando no tengas otras cosas que hacer.
Hay una
organización cuyo propósito expreso es el de ayudar a las personas a que
aprendan de memoria las Escrituras. Se llama Los Navegantes, y la dirección
postal es, Box 1861, Colorado Springs, Colorado, E.U.A., o Los Navegantes,
Casilla de Correo 650, Rosario, Argentina. Esta organización fue fundada por
algunos soldados cristianos durante la Segunda Guerra Mundial, y ha ayudado a
miles de personas a aprender de memoria la Palabra de Dios. Escribe a Los
Navegantes pidiendo informes acerca de su sistema de tarjetas para aprender la
Palabra de Dios, pues es el mejor método que conocemos. Ellos te enviarán
versículos elegidos ya impresos en tarjetas, en un sobre que lleva el título de
“Ración”.
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