lunes, 1 de octubre de 2018

EL CRISTIANO VERDADERO (Parte X)


TU ALIMENTACION ESPIRITUAL (continuación)


Lee tu Biblia con oración, pidiendo al Espíritu de Dios que te revele sus verdades y las aplique en tu vida. La Biblia es la Palabra de Dios, y no puede ser comprendida por la mente natural. Aquéllos que la leen con ésta, nunca llegarán a conocer su contenido real. Pero aquéllos que a medida que la estudian ruegan como David: “Abre mis ojos y miraré las maravillas de tu ley”, encontrarán que mientras leen y meditan, las verdades de la Biblia se les irán revelando más y más. En 1 Cor. 2: 12-15 se nos dice: “Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que es de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado... no con doctas palabras de humana sabiduría, más con doc­trina del Espíritu... más el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente. Empero el espiritual juzga todas las cosas”. Só­lo aquéllos que son iluminados por Dios pueden entender las verdades espirituales. Y la Biblia es, desde luego, antes que nada, un libro de verdad espiritual. Cada vez que abras la Biblia, aunque sólo sea por algunos minutos, pídele al Es­píritu de Dios que te dé el poder de discernir y de entender el significado de lo leído. Y cada vez que te encuentres frente a alguna dificultad en las Escrituras colócala delante del Señor y pídele que te dé la explicación necesaria. Jesús prometió que “cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él guiará a toda verdad” (Juan 16: 13). Él es el verdadero Autor de la Biblia y su mejor Maestro e Intérprete. Ha de enseñarte a interpretarla, cuando se lo pidas.
Los comentarios bíblicos son, desde luego, de gran valor, pero se aprende más de las verdades espirituales más profundas, en las páginas de la Biblia misma mediante la ayuda directa del Espíritu Santo, que de todos los libros escritos acerca de ella. Hasta el más humilde creyente en Cristo, que quizás no estaría en condiciones de utilizar los comentarios eruditos, tiene el gran privilegio de la ayuda del Es­píritu, y como consecuencia, entiende las Escrituras. Lee pues la Biblia siempre, con una oración en tus labios y un corazón abierto para el bendito Espíritu de Dios. Si la Biblia sólo se lee con entendimiento natural, sus verdades más profundas nunca serán comprendidas, y el resultado puede no ser sino confusión y dificultades.
Lee tu Biblia constantemente. Lleva siempre contigo un pequeño Nuevo Testamento, o una Biblia de bolsillo, y lee la Palabra durante esos breves períodos que en la mayoría de los casos se pierden. Mientras viajas en tranvías o trenes, mientras esperas que te sirvan los alimentos, mientras des­cansas de tu trabajo, lee la Palabra de Dios. Estos pequeños bocados o golosinas, pequeños banquetes, han de ser para tu vida espiritual, lo que los pequeños bocados o golosinas son para tu organismo físico durante el día. No estés nunca sin alguna porción de las Escrituras, y aprovecha cada momento que te sea posible, para alimentarte de ella. De esa manera llegarás a ser un cristiano robusto, y no te quedarás en la niñez; espiritual.
Aprende de memoria tu Biblia. Hace muchos siglos David declaró: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmo 119: 11). La Versión Moderna dice “he atesorado tu Palabra”. Aprender de memoria la Pa­labra de Dios, es algo muy valioso. En primer lugar, como lo afirma David, la Palabra aprendida de memoria, y por ello siempre presente en la mente, nos impide que peque­mos. En el momento de la tentación, algún versículo aprendi­do anteriormente de memoria, pasa por nuestra mente y nos sirve de freno, impidiendo que cometamos el hecho peca­minoso. Sirve como una fuerza moderadora y ¡qué potencia tiene! Para saber que es así uno tiene que experimentarlo. ¿No quieres hacer la prueba?
El aprender de memoria pasajes bíblicos también faculta al cristiano para ser ganador de almas y testigo. Dios siem­pre honra y utiliza su Palabra; pero no siempre puede ha­cerlo con nuestras palabras y nuestros argumentos. Cuando los razonamientos y argumentos humanos resultan pobres e ineficaces, la Palabra de Dios permanece “viva y eficaz y más penetrante que espada de dos filos... y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4: 12). El que procura testificar para Cristo y ganar almas sin tener lista en sus labios la Palabra de Dios, estará en situación muy desventajosa. En forma muy especial necesitamos tener el “Así dice Jehová” en nuestros labios cuando deseamos exhortar o reprender a otro creyente en caso necesario. Mien­tras tus razonamientos y tu manera de persuadir han de resultar huecos e inútiles, las declaraciones tomadas de la Palabra de Dios han de convencer, redargüir y santificar.
Hay varios métodos prácticos para ayudarte a aprender de memoria las Escrituras. Por ejemplo, puedes aprender un versículo por día, tomado de tu estudio bíblico diario, quizás aquel versículo que te haya resultado más hermoso. Subráyalo en tu Biblia o Nuevo Testamento, y repásalo varias veces durante el día en esos momentos de ocio inevitables en toda vida. Sigue repasando, también, los que has aprendido con anterioridad. El secreto de aprender bien las cosas de memoría es repetirlas constantemente. (Si un versículo por día te parece demasiado, no te desanimes; comienza con uno por semana). Un buen método para que los versículos apren­didos siempre estén presentes es el de escribirlos a máquina en pequeñas tarjetas del tamaño de una tarjeta de visita. Así puedes llevar contigo un pequeño paquete de estas tar­jetas, y repasar los versículos repetidas veces cuando no tengas otras cosas que hacer.
Hay una organización cuyo propósito expreso es el de ayudar a las personas a que aprendan de memoria las Es­crituras. Se llama Los Navegantes, y la dirección postal es, Box 1861, Colorado Springs, Colorado, E.U.A., o Los Navegantes, Casilla de Correo 650, Rosario, Argentina. Esta organización fue fundada por algunos soldados cristianos du­rante la Segunda Guerra Mundial, y ha ayudado a miles de personas a aprender de memoria la Palabra de Dios. Escribe a Los Navegantes pidiendo informes acerca de su sistema de tarjetas para aprender la Palabra de Dios, pues es el mejor método que conocemos. Ellos te enviarán versículos elegidos ya impresos en tarjetas, en un sobre que lleva el título de “Ración”.

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