Cada uno de nosotros que hemos recibido al
Señor Jesucristo como nuestro personal Salvador, sabemos que la cruz de Cristo
quiere decir, pecado perdonado, eso es que, en la completa y acabada obra del
Señor Jesucristo, hay perdón para todos nuestros pecados presentes, pasados y
futuros. Pero la cruz quiere decir más que pecado perdonado, también quiere
decir, pecado revelado, y pecado vencido. En cada uno de estos significados,
debe el creyente recibirlos personalmente.
La cruz quiere
decir, pecado revelado. Antes de morir a cada deseo malo, debe haber luz
revelada sobre él, para hacernos conocedores de su existencia. Cuando traemos
nuestros pecados a la luz de la cruz, entonces conocemos lo que realmente
quiere decir pecado. Cuando levantamos nuestros ojos para contemplar a nuestro
Señor en la cruz, y vemos sus manos y sus pies traspasados por los clavos, su
pecho herido, su cabeza coronada con aquella corona de espinas; cuando comprendemos
que nuestro orgullo, nuestra sensualidad, nuestra concupiscencia, nuestra
avaricia, nuestra incredulidad, nuestros corazones llenos de todo intento malo
y sucio, fue la causa de Su muerte, entonces a la luz de nuestra tremenda
maldad, se nos es revelado el pecado.
La cruz quiere
decir, pecado conquistado. “¿Perseveraremos en pecado para que la gracia
crezca?) En ninguna manera” Ro. 6.1.2. Nuestro Señor Jesucristo, por su muerte
y §u resurrección, y por la morada de su Espíritu en nosotros, nos ha dado
poder sobre el pecado diario de nuestras vidas. “Es demasiado duro” dice Ud., ”No
puedo ganar tal victoria.” No hay necesidad que la gane. Esa victoria está
ganada ya por el Señor Jesucristo y es nuestra en El. Hemos sido bautizados en
su muerte, sepultados y resucitados con El, por la gloria del Padre, así pues,
hemos sido levantados para una nueva vida. “Porque si fuimos plantados juntamente
en él a la semejanza de su muerte, así también lo seremos a la de su
resurrección. Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre juntamente fue crucificado
con él, para que el cuerpo del pecado sea deshecho, a fin de que no sirvamos
más al pecado” Ro. 6.57.
Cuando las
tentaciones vienen, clamemos por victoria por nuestro Señor y su obra acabada a
favor nuestro. Veamos a Él como nuestra serpiente de metal, y el veneno de
nuestro pecado será sanado y su poder frustrado.
Pecado perdonado,
pecado revelado, pecado vencido. Dios nos ha llamado para ser santos. Séamoslo.
Él es la victoria. A Él sea gloria.
Contendor por la fe, 1940, N.º 8 y10
Tr,
por M. K.
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