sábado, 6 de junio de 2020

¿Cuál es la diferencia entre sobreveedor (obispo) y anciano en una iglesia cristiana?


Respuesta: No hay ninguna diferencia en cuanto a la persona indicada por estos dos términos. En Hechos 20:17 Pablo llama a “los ancianos” de la iglesia, y en versículo 28 dice: “El Espíritu Santo os ha puesto por obispos”. Nade puede leer el Nuevo testamento sin darse cuenta de que es ordenación de Dios que la iglesia cuente con número de hermanos que tengan cuidado de la grey (1 Pedro 5:2). También ordena que los tales deben ser “reconocidos”, y esto, no en virtud de algún diploma o título oficial, sino en mérito “de su obra” (1 Tesalonicenses 5,12-13). Su carácter se ve 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:5-9 y los tales, puestos por el Espíritu Santo y reconocido por la grey, deben ser honrados y obedecidos (1 Timoteo 5:17 y Hebreos 13:17).

            La palabra “sobreveedor” no se encuentra en nuestra versión de las Escrituras, pero es traducción literal de la palabra griega episkopos (epi: sobre; skopos: veedor, o vigilante). (Hechos 20:28). Denota su deber de vigilar bien por el bienestar de los que pertenecen al rebaño del Buen Pastor, no por imponerse como si fuera dueño de las heredades del Señor, sino como ejemplo digno de seguir (1 Pedro 5:3; 1 Corintios 11:1). La palabra “anciano” pone énfasis sobre la madurez, el criterio bien formado, de tal persona: “No un neófito, porque inflándose no caiga en juicio del diablo (1 Timoteo 3:6). Un joven de brillantes estudios o un hombre que posee muchos bienes de este mundo y no tiene la experiencia necesaria: lo tales no pueden incluirse en el número de los “ancianos de la iglesia”.

            Vivimos en días cuando hay ciertos elementos que se rebelan contra toda dirección y cuidado en las iglesias; tal espíritu está en pugna con las claras enseñanzas de la palabra de Dios (1 Pedro 5:5; Filipenses 2:14, 15; etc.). Si se observan las indicaciones de las Escrituras dadas arriba tendremos paz en las iglesias y la consiguiente prosperidad y progreso (Véase 1 Tesalonicenses 5:12-23).

G.M.J.Lear

Sendas de Luz, Marzo-Abril, 1978.


No hay comentarios:

Publicar un comentario