sábado, 6 de junio de 2020

DOS HOMBRES Y DOS PUERTAS

Estaba él [Abraham] sentado a la puerta de su tienda en el calor del día, Génesis 18.1 Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma, Génesis 19.1

 


            Aquí tenemos lado a lado las palabras clave que dan el secreto del gran éxito espiritual en la vida de Abraham y el triste fracaso en la de Lot. Abraham se halló a la puerta de su tienda, símbolo de su peregrinación, mientras que Lot se halló a la puerta de Sodoma, típico del interés del creyente mundano. Lot, al decir del primer salmo, estaba en la silla de escarnecedores, habiendo abandonado su vida de peregrino.

            Lo siguiente es un estudio breve de ciertos contrastes entre Abraham y Lot, que nos puede indicar el camino por donde debemos seguir y las cosas que debemos evitar.

1. Conversión

Los dos salieron juntos de Ur de los caldeos, Abraham llamado por Dios, Génesis 12.1, y el joven Lot sin duda influenciado por su tío. “Por fe Abraham, siendo llamado, obedeció”. Él fue salvo por la obediencia de la fe, y su conversión fue clara. Hay varias referencias a la misma, como por ejemplo Romanos 4.3: “Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia”.

            No fue así con Lot. No hay una sola referencia a cómo fue convertido; la única luz que tenemos sobre el asunto es lo de 2 Pedro 2.7, “el justo Lot”. Hay creyentes cuya conversión es una cosa tan nublada que ellos mismos hablan muy poco del hecho. Al llegar a Canaán Abraham no perdió tiempo en testificar por su Señor. El edificó un altar a Jehová, y los cananeos idólatras vieron que era adorador del Dios vivo y verdadero. Nada leemos de un altar de Lot.

2. Escogimiento

            Aprendemos en Génesis 13.10 al 15 que Lot tenía muchas posesiones y riquezas, pero codiciaba más. Su ambición era engrandecerse en el mundo, y con este fin se arrimaba más y más a Sodoma. Para él lo material valía más que lo espiritual y esta equivocación le llevó a la ruina.

            En cambio, Abraham siguió lo que Dios escogió. Su motivo principal era el de agradar a Dios, y en lugar de poner la vista en una ciudad terrenal él prefirió seguir viviendo en tiendas, “porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”. En cuanto a nosotros, “nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador”, Filipenses 3.20.

3. Esposa

Cuando salieron de Ur, Abraham ya era casado, y en el Nuevo Testamento hay dos comentarios favorables acerca de Sara. En Hebreos 11.11 ella es la primera mujer honrada con su nombre en la lista de los héroes de la fe. En 1 Pedro 3.6 es nombrada como ejemplo de una esposa respetuosa ante su marido. Sara tuvo su parte no solamente en agasajar a los ángeles sino a Dios mismo. Ella compartió con su marido la vida peregrina y al fin recibió un entierro digno.

            No fue así con la mujer de Lot. Cuando él salió de Ur era soltero, como también al dejar Harán. Aun cuando Abraham vuelve de Egipto, nada se dice en Génesis 13 de una esposa de Lot. Es probable que se haya casado después de su separación de Abraham, pues hubo un lapso de unos veinte años entre aquel día y la destrucción de las ciudades corruptas.

            Sin duda la mujer de ese hombre fue un instrumento de Satanás para hacer que su marido se conformara a la vida de Sodoma. Dice el apóstol: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”, Romanos 12.2. El corazón de la mujer de Lot estaba tan apegado a Sodoma que, no obstante, el esfuerzo de los ángeles para sacarla, ella de mala gana salió de la ciudad. En desafío al aviso, “Escapa por tu vida; no mires tras ti”, ella “miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal”.

            Cuando el creyente tiene una esposa mundana, ella es capaz de hacer muchas cosas a espaldas de él. El matrimonio de Lot resultó ser una calamidad. Un viejo predicador solía decir que “del Señor es una buena esposa, pero del diablo es una mala esposa”. Esta alerta para los hermanos solteros se aplica en sentido inverso también. Las vidas de muchas hermanas espirituales han naufragado por un matrimonio mal habido.

4. Hijos

            En Génesis 19 leemos que Lot tenía dos hijas, vírgenes ellas, pero él había perdido tanto de su coraje moral en Sodoma que ofreció entregarlas a la voluntad pervertida de los sodomitas. Ellas ya estaban comprometidas con hombres impíos. Por la intercesión de Abraham y la misericordia de Dios, no fueron destruidas en la condenación de Sodoma. Estaban tan contaminadas por la corrupción que la última referencia a ellas es cuando embriagaron a su propio padre para concebir por medio de él.

            ¡Cuán distinta es la historia de los hijos de Abraham! En Génesis 18.19 Dios manifiesta su plena confianza en él, diciendo: “Yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio”. En Hebreos 11 dice que él por fe habitó como extranjero en la tierra prometida, en tiendas con Isaac y Jacob, confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.

            Una de las tragedias más lamentables entre el pueblo de Dios es el desprecio con que tantos hijos de creyentes tratan la fe de sus padres. Cumplen lo dicho en Isaías 1.2: “Crie hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí”. A los padres cristianos que se interesan más por el bienestar temporal de sus hijos que por su salvación, les espera una cosecha de lágrimas y remordimiento.

5. Testimonio

            Lot quería establecer una fraternidad con la gente de Sodoma. Se dirigió a ellos como “hermanos míos”, pero le odiaron, diciendo, “Vino este extraño para habitar entre nosotros, ¿y habrá de erigirse en juez?” En cambio, Abraham, que llevó una vida de separación, fue recibido con respeto por los hijos de Het al buscar sepultura para su esposa. “Óyenos, señor nuestro”, le dijeron, “eres un príncipe de Dios entre nosotros”.

6. Fin

            Lot perdió todo. La última referencia a él, Génesis 19.35, es muy vergonzosa. En cambio, Abraham fue honrado por Dios en vida y en la muerte también. Muchos padres han puesto a sus hijos el nombre de Abraham, pero no he sabido de nadie con el nombre de Lot.

S. J. (Santiago) Saword

Sana Doctrina

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