(El autor de este artículo, el Señor
Walter Scott, fue un gran estudiante de las cosas profundas de las Escrituras.
Murió en 1935 a la avanzada edad de 95 años, habiendo servido al Señor en
muchas partes del mundo por más de 70 años. Sería de mucho provecho al lector
si estudiara este artículo buscando las referencias en su Biblia)
1. Las Sagradas Escrituras
Creemos
en verdad y mantenemos firmemente la Autoridad Divina e Inspiración Verbal del
Antiguo y del Nuevo Testamento —66 libros en todo. Sostenemos la inspiración de
cada libro, de cada Palabra, de cada letra, y aun de cada jota y tilde de una
letra (Mateo 5:18), de las Escrituras originales. Debilidades y errores humanos
caracterizan la traducción de las Escrituras. La perfección absoluta está
imprimida sobre las Escrituras originales (2 Tim. 3:15, 16; 1 Cor. 2:13; 2
Pedro 3:15, 16; Lucas 24:44). La Biblia es Divina, y es el único Libro de Dios
para la raza humana.
2. El Misterio de la Deidad
Creemos
en verdad y mantenemos firmemente en la distinción, relación mutua, e igualdad
esencial de cada una de las tres Personas de la Deidad — Padre, Hijo y el
Espíritu Santo. La verdad de la Deidad es un misterio profundo e insondable,
más lo creemos porque es revelada (Lucas 3:21, 22; Mt. 28:19; 2 Cor. 13:14;
Juan 15:26; Apoc. 1, etc.
3. Creación
Creemos
en verdad y mantenemos firme-mente que la inmensa escena de la creación — los
cielos y la tierra y todo lo que en ella hay— ángeles y hombres, lo visible e
invisible, desde el poderoso Arcángel hasta el más pequeño o el menor átomo
—todo, viviente o inanimado, fueron creados por Dios el Hijo, y más aún, que Él
es el Origen y Sustentador de todo lo que fue, es y siempre será (Col.
1:15—17; Hch. 17;24—29; Heb. 1:2, 3; Gén. 1:2.)
4. El Pecado y Ruina Universal
Creemos
en verdad y mantenemos firmemente que el diablo o Satanás, creado sabio,
hermoso, fuerte y perfecto en carácter y modos, cayó de su posición exaltada
por el orgullo; y subsiguiente bajó a ruina moral a los parientes de la
familia humana: y, además, que la ruina de la raza es universal, total, e
irremediable por algún esfuerzo humano (Éxodo 28:11-19; 1 Tim. 3:6, Gén. 3;
Rom. 3; Efesios 2:5, etc.)
5. La Encarnación
Creemos en verdad y mantenemos
firmemente que Dios, el Hijo Eterno, el unigénito del Padre, el Verbo que era
Dios, siempre existente en Deidad Esencial —verdaderamente fue nacido de la
Virgen María, concebido milagrosamente por el Espíritu Santo, y no de
generación paternal humana, por lo tanto, nacido santo,
y llamado el Hijo de Dios. Emanuel, y con los derechos esenciales de Jehová y
el Mesías. Y aún más que esto, que la encarnación no constituyó al Señor
Jesucristo una Persona, pero fue manifestado como Persona pues El vino a este
mundo como una Persona Divina. En El son unidas dos naturalezas —Divina y
Humana— cada una corresponde con la otra, y subsiste en perfección igual —no
puede dividirse, pero puede ser distinguida en la Persona— Mateo 1; Lucas 1; 1
Timoteo 3:16; Isaías 9:6; Salmo 40:6 con Hebreos 10:5; Juan 1:14.
6. La Impecabilidad de Nuestro Señor
Creemos en verdad y mantenemos firmemente
la impecabilidad de nuestro Señor. No había pecado en El, ni hizo pecado, ni
fue nacido bajo la maldición de una ley quebrantada, ni fue su cuerpo mortal
sujeto a la muerte — fue absolutamente Santo en nacimiento, en vida, en
servicio, en muerte por nuestros
pecados; y en su presente sesión a la diestra de Dios— Lucas 1:35; Juan 14:30;
Hch. 2:27; 3:14, etc.
7. La Muerte de Cristo fue Voluntaria y Vicaria
Creemos en verdad y mantenemos firmemente
que ni la muerte ni el juicio tenía reclamo sobre el Señor. El Santo Dios
voluntariamente se ofreció sin mancha a Dios como el Cordero predestinado para
quitar el pecado del mundo, como el único, absoluta-mente perfecto sacrificio y
ofrenda para los pecados y culpas de Su pueblo. Fue hecho pecado sobre la cruz,
hecho una maldición sobre el madero llevando nuestros pecados sobre Su cuerpo,
muriendo el justo por los injustos. Su muerte fue SUBSTITUCIONARIA, y para
hacer propiciación para pecadores con Dios —Juan 10:17, 19; Hebreos 9:14; 1 Pedro 1:24; 1 Cor. 15:3, 4; etc.
8. La muerte, Resurrección y Ascensión de
Cristo
Creemos en verdad y mantenemos firmemente
que el Señor Jesucristo, quien por Su naturaleza y vida fue absolutamente
santo, fue crucificado por Judíos y Gentiles, más sin embargo, de acuerdo con
el consejo DETERMINADO y providencia de Dios; fue sepultado, resucitado de los
muertos al tercer día, y después de cuarenta días subió al cielo donde ahora Él
está sentado a la diestra de Dios, coronado y glorificado, y partícipe, también
del trono de Su Padre —1 Co. 15:3; 1 P. 3:18; Hch. 13:30; Tom. 4:24, 25; 6:4;
Hech. 1:9—11; 1 Ped; 3:22; Marcos 16:19.
9. El Evangelio a la Raza Humana
Creemos en verdad y mantenemos firmemente
que el Evangelio de la muerte y la resurrección de Cristo debiera ser
predicado sin reserva o calificación a cada criatura y que la responsabilidad
de todos los que oyen es creer en el Señor Jesucristo para justificación y
perdón de pecados —Lucas 24:47; Hch. 13:38, 39; Marcos 16:15; Col. 1:23 etc.
10. Personalidad y Presencia del Espíritu Santo
Creemos en verdad y mantenemos firmemente
que el Espíritu Santo es una Persona Divina —co-igual con el Padre y el Hijo en
poder, posición y gloria. Además de esto, que, así como fue prometido, Él vino
del cielo en el día de Pentecostés, para morar permanentemente en la Iglesia y
en el cuerpo de cada cristiano, y es ahora el poder eficaz sobre la tierra de
todo servicio, de toda piedad, y de toda adoración— Hech. 5:3, 4; Mat. 28:19;
Hech. 2; Juan 14:16, 17; 1 Cor. 3:16; 6:19; etc.
11. La Obra del Espíritu Santo en la Conversión
Creemos en verdad y mantenemos firmemente
que nadie es nacido de nuevo, o salvo, meramente por un hecho de su propia
voluntad, ni por la voluntad de otro, que el Espíritu Santo efectúa el nuevo
nacimiento usando la Palabra predicada o escrita; que El obra en el alma y
conciencia, arrepentimiento hacia Dios y fe en nuestro Señor Jesucristo —todo
trazado a la soberana voluntad de Dios — Juan 1:13; 3:5-8; 1 Cor. 6:11; 1 Pedro
1:22; Stg. 1:18.
12. La Eterna Seguridad de los Creyentes
Creemos
en verdad y mantenemos firmemente cada uno del rebaño de Dios, redimido por Su
sangre TIENE vida eterna, y nunca perecerá, que es salvo una vez y para
siempre, es hijo de Dios ahora y para siempre y es completamente libertado del
juicio ahora, como Cristo Mismo. La perseverancia final de Cristo en salvar,
guardar y mantener, y finalmente presentar a cada redimido hacia Sí mismo,
sin falta y en gloria es la convicción profunda de nuestra alma y una parte
íntegra de la fe de los elegidos de Dios - Juan 5:24; col. 1:12- 14; Juan
10:28-30; Rom. 8:1; 29-39; Fil. 1:6, etc.
13. Cristo: Sumo Sacerdote y Abogado
Creemos
en verdad y mantenemos firmemente que Cristo como el Sumo Pontífice de Dios
ahora sentado a la diestra de la Majestad en los cielos, representa, mantiene,
socorre e intercede por cada creyente verdadero en la presencia y ante el
rostro de Dios. Su intercesión interminable con el Padre es para la
restauración de hijos errantes de Dios —no es restauración al parentesco con
Dios el Padre, pues esta nunca se puede perder, sino al gozo y comunión que se
habían perdido por algún tiempo— Heb. 2:18; 4:14; 1 Juan 2:1; Luc, 22:32; Jn.
13: 1-14, etc.
14. El Cuerpo Místico de Cristo
Creemos
en verdad y mantenemos firmemente que desde el día de Pentecostés ha habido UN
Cuerpo sobre la tierra que consiste de todos los creyentes verdaderos
irrespectivo de su edad, sexo, crecimiento o fuerza de fe. Cristo glorificado
en el cielo es la Cabeza de ese Cuerpo; el Espíritu Santo sobre la tierra obra
en variedad por los miembros del Cuerpo. EL UN CUERPO une a los creyentes el
uno al otro, y todos a Cristo. También los límites del UN Cuerpo, deciden la
extensión y anchura de la comunión cristiana — 1 Cor. 12:13; Efesios 4:3—16;
Col. 1: 24; Efesios 1:22-23.
15. El Sacerdocio de todos los Creyentes
Creemos
en verdad y mantenemos firmemente que TODOS los creyentes son sacerdotes y
tienen igual acceso y derecho Divino de acercarse a Dios en el Lugar Santísimo
y ofrecer sacrificios espirituales enteramente —aparte de la autorización o
cita humana— Heb. 10:2, 19 — 22; 13:15, 16; 1 Pedro 2:5. etc.
16. Las Dos Ordenanzas Cristianas
Creemos
en verdad y mantenemos firmemente que TODOS los creyentes deben ser personas
bautizadas, y TODOS deben participar de la Cena del Señor —el bautismo fue
entregado para su administración a los siervos del Señor, la Cena del Señor fue
entregada al pueblo del Señor— Mt. 28:19; Hec. 2:8, 16; 1 Cor. 11:23. Hch.
2:46; 20:7; etc.
17. La Segunda Venida del Señor
Creemos en verdad y mantenemos firmemente
que el Señor Jesucristo vendrá otra vez en poder y gloria con Sus Santos
—habiendo ya sido resucitado de entre los muertos o cambiados a Su venida en el
aire— y con todos los ángeles santos, para reconciliar a Si Mismo los cielos y
la tierra comprados con Su sangre, y para establecer Su reino de milenio y
reinar por mil años— Juan 14:3; Efesios 1:9, 10; Apoc. 19.
18. Personalidad de Satanás
Creemos en verdad y mantenemos firmemente
que Satanás, el enemigo declarado de Dios y del hombre, fue creado un ser sin
pecado. El cayó por orgullo e insubordina-ción. Él es el autor de todo mal
moral. La palabra Diablo sólo aparece en el singular en las Escrituras. Satanás
es una personalidad viviente —un ser genuino. Su condena es el “Lago de
Fuego”. Las esferas presentes de operación satánica son los cielos, el aire y
tierra— Job 1:2; Zac. 3; Mt. 4; Ef. 2:2; 1 Pd. 5:8; Apoc. 12:9.
19. La Resurrección de los Muertos
Creemos en verdad y mantenemos firmemente
que todos los muertos serán resucitados físicamente por el poder de Cristo. La
compañía de los salvos será levantada para bendición eterna; los que no son
salvos de entre los muertos serán levantados para sufrir las tribulaciones de
la muerte segunda— el Lago de Fuego— Juan 5:28; Heb. 6:2; Apoc. 20:4-6; 12-15;
1 Cor. 15.
20. El Castigo Eterno
Creemos en verdad y mantenemos firmemente
que la condenación de los malvados, de los incrédulos, de todos los pecadores
que han rechazado a Cristo, es final, irrevocable, y eternal, que para aquellos
designados para el Lago de Fuego las Escrituras no extienden esperanza que el
sufrimiento cesará, ni habrá mitigación de castigo, ni limitación de duración.
El castigo está establecido y será eterno. La misma palabra ETERNAL, es usada
para expresar la vida del Dios Omnipotente, la vida de los redimidos en gloria,
y el destino de los perdidos. Grados de castigo son proporcionados por la culpa
de cada uno – Mt. 25:46; 2 Tes. 1:7-9; Apoc. 20:11-15; Judas 7; Marcos
9:44,46,48; etc.
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