EL EJEMPLO DE LAS PALMERAS PARA LOS CRISTIANOS
El justo florecerá
como la palmera. (Salmo 92:12)
Algunos datos interesantes sobre la palmera datilera pueden animarnos y
consolamos a la hora de aplicar este versículo a nuestras vidas:
1.
Nunca crece de forma silvestre, sino que debe ser plantada y atendida
cuidadosamente al comienzo. El hombre natural, al igual que la maleza, crece de
forma silvestre y florece sin ser plantado, y sin necesidad de cuidados
especiales. Sin embargo, sólo Dios puede producir árboles que den fruto. ¿Cómo?
Redimiendo pecadores, para luego cuidar de ellos y transformarlos en bellos
árboles que den fruto.
2.
Crece desde adentro. Su corteza es el único sostén y protección de su vida
interior, de la cual proviene su desarrollo. La vida interior del cristiano se
renueva día a día mientras camina con el Señor. Es el “hombre interior el que
da fruto para Dios.
3.
Tiene más de 200 usos, desde alimento hasta alfombras. A veces, neciamente,
nos oponemos a ciertos servicios que Dios tiene para nosotros (como el de ser
una alfombra), pero la verdadera fecundidad proviene de someterse a Él en todo.
4.
Sus hojas están siempre verdes. Esto se debe a las raíces profundas que
retienen la humedad escondida. Puede incluso mantenerse en terrenos secos y
arenosos. Los cristianos que se asemejan a las palmeras no necesitan de un
entorno favorable para sobrevivir; de hecho, a menudo producen los frutos más
exquisitos en medio de las circunstancias más hostiles.
5.
Produce sus mejores frutos cuando es viejo. Los cristianos que maduran y se
suavizan con la edad, se convierten en algo agradable para Dios y también
sirven como un bello ejemplo para los más jóvenes. Incluso asombran a los
inconversos. Mientras que Satanás se deshace despiadadamente de sus
instrumentos cuando se vuelven viejos y débiles, Dios escoge dar a sus siervos
Su propio resplandor al final de sus días—un resplandor que refleja su propia
gloria.
G.
W. Steidl
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