4. Los Recursos del Piadoso en los Postreros Días
Capítulo 3 (continuación)
(b)
Los recursos del piadoso en presencia del mal
(versículos 10-17)
En la mitad
anterior del capítulo somos instruidos en la rica provisión que Dios ha hecho
para que Su pueblo pueda ser preservado de las corrupciones de la Cristiandad y
pueda actuar como conviene al hombre de Dios en los postreros días.
(Vv. 10, 11). En
primer lugar, se nos dice definitivamente que la gran salvaguardia contra todo
lo que es falso es el conocimiento de lo que es verdad. Así el
apóstol puede decir a Timoteo, "Tú empero has conocido perfectamente mi
enseñanza, mi conducta, mi propósito, mi fe, mi longanimidad, mi amor, mi
paciencia, mis persecuciones, mis padecimientos." (Vv. 10, 11 - VM). No
hay necesidad de conocer plenamente el mal, pues nosotros no escapamos del mal
simplemente por conocerlo. Es mediante el conocimiento de la verdad que podemos
detectar lo que es falso y contrario a la verdad; y habiendo detectado el mal,
somos exhortados a no ocuparnos de él, sino a 'evitar' a aquellos que siguen en
pos de él. La verdad ha sido presentada en la enseñanza del apóstol y se nos ha
revelado en sus Epístolas. Ésta se puede resumir como el descarte del hombre
según la carne como estando plenamente corrupto y bajo la muerte, como la
condenación del viejo hombre en la cruz de Cristo, y como la introducción de un
nuevo hombre en vida e incorruptibilidad, manifestado en Cristo resucitado y
glorificado, a quien los creyentes, de entre judíos y Gentiles, están unidos en
un cuerpo por el Espíritu Santo.
Esta doctrina es la que Pablo puede
decir a Timoteo que ha "conocido perfectamente" (VM). Mientras más
plenamente entremos en la enseñanza de Pablo, más definitivamente seremos
capaces de detectar y de evitar el mal de estos postreros días.
En segundo lugar, el apóstol puede
apelar a su "conducta". Su vida era plenamente consistente con la
doctrina que él enseñaba. En esto, indudablemente, hay un contraste
intencionado entre el apóstol y los malos maestros de quienes él ha estado
hablando. La insensatez de ellos es expuesta en vista de que sus vidas están en
evidente contradicción con la piedad que ellos profesan. Es manifiesto a todos
que su profesión de la forma de piedad no tiene poder sobre sus vidas. En el
caso del apóstol era completa-mente de otra manera. En su enseñanza él
proclamaba el llamamiento celestial de los santos y, en consistencia con su
doctrina, su conducta era la de un extranjero y peregrino cuya ciudadanía está
en los cielos. Se trataba de una vida gobernada por un "propósito"
definido, vivida por "fe", exhibiendo el carácter de Cristo en toda
"longanimidad, amor, paciencia,", implicando
"persecuciones" y "padecimientos." De este modo la primera
gran salvaguardia contra el mal de los postreros días es una vida vivida en
consistencia con la verdad. Hay, sin embargo, una fuente adicional de
seguridad, pues, en tercer lugar, leemos acerca del sostenimiento del
Señor. De esto Pablo puede testificar a partir de su propia experiencia, pues,
hablando de los padecimientos y persecuciones involucradas en su vida, él puede
decir, "de todas me ha librado el Señor." Si somos diligentes en
conocer la doctrina, si estamos preparados para vivir una vida consistente con
la enseñanza, percibiremos el sostenimiento del Señor. Los demás pueden abandonarnos,
así como lo hicieron con el apóstol; otros pueden pensar que somos demasiado
extremos y demasiado intransigentes; pero al contender por la fe, hallaremos
tal como él, que el Señor estará a nuestro lado, nos dará fuerzas, nos
permitirá proclamar la verdad, nos librará de la boca del león y de toda obra
mala, y nos preservará para Su reino celestial (2 Timoteo 3:11; 2 Timoteo 4;
17, 18).
(Vv. 12, 13). Se nos recuerda cuán
necesario es el sostenimiento del Señor, al ser advertidos que todos los que
quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución. La forma que
la persecución toma puede variar en diferentes épocas y en diferentes lugares,
pero permanece verdadero el hecho de que uno que se mantiene aparte del mal de
la Cristiandad y busca mantener la verdad debe estar preparado para el
abandono, los insultos y la maldad. ¿Cómo puede ser de otro modo cuando, en la
Cristiandad misma, “los hombres malos y los impostores irán de mal en peor, engañando,
y siendo ellos mismos engañados"? (V. 13 - VM).
(V. 14). En cuarto lugar, en
presencia del mal, el piadoso hallará seguridad y sostenimiento persistiendo
en las cosas que hemos aprendido por medio del apóstol. Así él escribe a
Timoteo, "persevera tú en las cosas que has aprendido, y de que has tenido
la seguridad, sabiendo de quién las aprendiste." (V. 14 - VM). Por tercera
vez en el curso de esta breve Epístola, Pablo enfatiza la importancia, no sólo
de tener la verdad, sino de recibirla de una fuente inspirada si ella ha de ser
sostenida con plena seguridad (ver 2 Timoteo 1: 13; 2 Timoteo 2:2).
La experiencia demuestra que muy a
menudo los creyentes no pueden resistir el error en forma definida debido a que
ellos no están plenamente persuadidos o no han tenido la
seguridad de la verdad. En presencia del error, y especialmente del
error mezclado con la verdad, necesitamos estar plenamente convencidos que las
cosas que hemos aprendido son realmente verdad. Esta seguridad sólo la podemos
tener sabiendo que aquel de quien hemos recibido la verdad habla con autoridad
inspirada. Un maestro nos puede presentar la verdad, pero ningún maestro puede
hablar con autoridad inspirada. Él debe dirigirnos a los escritos inspirados si
hemos de sostener la verdad en fe y seguridad. En presencia de malos hombres y
de engañadores, que van de mal en peor, siempre presentando nuevos desarrollos
del mal, podemos bien precavernos de todo lo que profese ser una nueva luz y
continuar en las cosas que hemos aprendido.
(Vv. 15-17). De este modo, la
salvaguar-dia final contra el error es la inspiración y la suficiencia
de las Sagradas Escrituras. Los hombres dan libre curso a sus interminables
y cambiantes teorías, pero en las Escrituras tenemos cada verdad que sería para
nuestro provecho preservada en una forma permanente, protegida del error por la
inspiración, y presentada con autoridad divina. Sin duda, las Sagradas
Escrituras que Timoteo había conocido desde la niñez serían las Escrituras del
Antiguo Testamento. Pero, cuando el apóstol declara, además, "Toda
Escritura es inspirada por Dios" (LBLA), él incluye el Nuevo Testamento
con todos los escritos
apostólicos.
Sabemos que Pedro clasifica todas las Epístolas de Pablo con "las otras
Escrituras" (2 Pedro 3:16).
Además, allí se expone ante nosotros
el gran beneficio de las Escrituras. Primero, ellas nos pueden hacer sabios
"para la salvación, por medio de la fe que es en Cristo Jesús." (V.
15 - VM). En segundo lugar, habiendo sido dirigidos a Cristo de modo que hallamos
en Él salvación, descubriremos además que "toda Escritura" es
"útil" para el creyente, puesto que, en la ley de Moisés, los
profetas, y los Salmos, nosotros descubriremos cosas acerca de Cristo (Lucas
24: 27, 44). Además, hallaremos cuán útil son las Escrituras "para
redargüir" (o "para reprender" - LBLA). ¡Es lamentable! podemos
estar ciegos a nuestras propias faltas, y tan llenos de nuestra propia
importancia, que somos sordos a las reprensiones de los demás; pero, si estamos
sujetos a la Palabra, hallaremos que la Escritura trae convicción pues es
"viva, y eficaz, y más aguda que toda espada de dos filos..., y es hábil
en discernir los pensamientos y propósitos del corazón." (Hebreos 4:12 -
VM).
Además, Las Escrituras no sólo
redarguyen, sino que también son útiles para "corregir". Habiendo
redargüido, ellas corregirán; y habiendo corregido ellas nos enseñarán en la
forma que es correcta. Teniendo, entonces, las Escrituras inspiradas, al hombre
de Dios le es posible estar completamente establecido en la verdad en presencia
del error abundante, y estar "enteramente preparado para toda buena
obra" en un día malo.
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