Lecciones en los Evangelios y en el Libro de los Hechos
Ningún
tipo de evangelismo personal sería adecuado si no observa primero al Maestro
Ganador de Almas obrando. Al prestar atención a las narraciones de los
Evangelios, podemos viajar con el Salvador en Sus misiones de misericordia, y
aprender muchas lecciones preciosas de Él sobre cómo tratar con las almas.
El
Libro de los Hechos también ofrece instrucciones muy buenas sobre ganar almas,
pues allí vemos al Señor resucitado obrando por medio de Sus apóstoles por el
poder del Espíritu Santo. No es necesario decir que esta lección solo alcanza
para resaltar unos pocos puntos, con la esperanza de que la mente del
estudiante se ponga en acción para descubrir otras verdades por sí mismo.
Primero que nada, entonces, vamos a
estudiar el mensaje que el Señor Jesucristo trajo a hombres y mujeres. Sugiero
los siguientes cinco puntos:
Enfatizó el tema del pecado (Juan
4:16-18). Llegó a la conciencia de la mujer en el pozo de Sicar con una
declaración muy directa: “El que ahora tienes no es tu marido”.
Enfatizó la condición desesperada
del pecador (Juan 3:6): “Lo que es nacido de la carne, carne es”. Puesto que
“los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:8), el hombre,
sin ayuda, está condenado.
Enfatizó la necesidad de un nuevo
nacimiento. En Juan 3, el Salvador afirma que solo se puede entrar en el reino
de Dios si se nace de nuevo.
Puesto que el versículo 5 ha
significado una dificultad para muchos, lo estudiaremos brevemente.
En este versículo, puede que el agua
esté haciendo referencia a (1) la Palabra de Dios, o (2) al Espíritu de Dios.
Cualquiera de las interpretaciones es consistente con el resto de la
Escritura.
El nuevo nacimiento se vincula con
la Palabra otra vez en 1 Pedro 1:23; Efesios 5:25-26.
En el Evangelio de Juan, el agua se
refiere al Espíritu Santo Juan 7:38-39). Sería igualmente correcto si leyéramos
Juan 3:5 así: “el que no naciere de agua, es decir del Espíritu’’. Esta es una
traducción del idioma original del Nuevo Testamento.
En
este versículo, el agua no podría referirse literalmente al agua y seguir
teniendo consistencia con el resto del Nuevo Testamento.
Enfatizó
la insuficiencia de la razón humana Juan 3:12). Las verdades del evangelio solo
se pueden recibir por la fe. No es que sean contrarias a la razón humana, sino
que están muy por encima de ella.
Reveló
cómo es que se recibe el nuevo nacimiento (Juan 3:15-16). El Señor Jesús no le
explicó a Nicodemo el proceso por el que el Espíritu produce el nuevo
nacimiento, sino que le dijo cómo él podría tener este glorioso
nacimiento—simplemente por la fe en el Hijo de Dios. Él siempre se presentó a
Sí mismo como el objeto de la fe del pecador.
Al
ir estudiando los métodos del Buen Pastor, encontraremos más ayudas prácticas
para quienes Lo sigan en la búsqueda de ovejas perdidas. Los siguientes cinco
ejemplos pueden mencionarse:
Él
siempre fue cortés y caballero. Jamás quebró la caña cascada (es decir, el
alma apesadumbrada), ni apagó el pábilo que humeaba (una persona como una
chispa de fe) (Mateo 12:20). Es cierto que no dio Su atención a las vanas
curiosidades, ni respondió a todos los argumentos de los hipócritas, pero era
accesible ante cada caso de necesidad genuina.
Era
condescendiente con las personas de clase baja (Romanos 12:16). No permitió
que las barreras nacionales o sociales Lo alejaran de un alma necesitada; por
ejemplo, la mujer de Juan 4, quien era samaritana y, además, marginada. Aunque
ministraba tanto a ricos como a pobres, vemos que les tenía un afecto especial
a los pobres. El ganador de almas debería considerar profundamente este factor,
y siempre recordar que:
·
el evangelio es anunciado a los pobres
(Mateo 11:5).
·
Dios ha elegido a los pobres de este mundo,
ricos en fe (Santiago 2:5).
·
no muchos hombres sabios, poderosos o nobles
son llamados, sino más bien los necios, los débiles, los viles, los
despreciados (1 Corintios 1:26-29).
Nunca
sugirió a los hombres que Dios necesitara de sus talentos, sus personalidades o
sus posesiones. Es el colmo de los colmos que busquemos ganar pecadores
basándonos en el prestigio o poder de ellos sea algo valioso para el gran Dios
o para la Iglesia.
Utilizó
objetos simples y cotidianos para ilustrar verdades espirituales. “Habló de
hierba, de viento y de lluvia; de higueras y de buen clima: y se deleitaba en
unir al cielo con la tierra.”
De
la misma manera, deberíamos entrenarnos para ver imágenes del evangelio en el
universo creado a nuestro alrededor, y usar estas ilustraciones para explicar
las Buenas Nuevas a los demás.
Evitó
que la conversación se desviara. Tanto Nicodemo como la mujer en el pozo
quisieron cambiar de tema, pero El los llevó de nuevo a la cuestión de su
bienestar eterno.
No
hay dudas de que el estudiante podrá agregar muchos puntos más a la lista, y
será muy beneficioso para él hacerlo. Cuanto más estudie al bendito Señor
Jesús, más se volverá como Él (2 Corintios 3:18).
Luego
le sugerimos que lea también el Libro de los Hechos y vea a los apóstoles
testificando del Señor Jesús. Allí, en una atmósfera hostil, hablaron con gran
denuedo sobre el Salvador. Hay dos cosas que son notables en su mensaje.
Enfatizaron
la resurrección y la ascensión del Señor (Hechos 2:24, 32; 3:15, 26; 4:10;
5:30-31; 10:40; 13:30, 33-34; 17:31). Se dieron cuenta de que no había
salvación en un Cristo muerto. Ellos sabían que Él estaba vivo, pues lo habían
visto después de Su resurrección. Nosotros también sabemos que Él está vivo,
porque la Biblia lo dice, y porque “Él vive dentro de nuestros corazones”.
Enfatizaron
el señorío de Cristo (Hechos 2:36; 10:36), al llamar a los hombres de todas
partes a postrarse ante Él como Gobernador Justo y Supremo de sus vidas. (Es
importante notar que la Escritura usa el orden “Señor y Salvador" (2
Pedro 1:11; 2:20; 3:2), mientras que nosotros generalmente decimos “Salvador y
Señor.”)
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