Las hormigas como puertas vivientes
Hay unas insólitas
hormigas que viven dentro de las ramitas de un árbol. Estas hormigas no tienen
un nombre común, porque la mayor parte de la gente nunca las ha visto, pero los
científicos las llaman «colobopsis».
Su hormiguero
contiene una reina, algunas obreras y cinco o seis soldados. Los soldados
tienen unas cabezas que parecen algo semejante a un tapón. Sus cabezas son casi
cuadradas y parecen un trozo de madera o de caucho que se podría usar para
tapar un agujero. Estos soldados usan sus grandes cabezas como una puerta.
Llenan el agujero de la entrada con la cabeza y ninguna hormiga puede entrar ni
salir del nido hasta que el soldado saca la cabeza.
[…]
Esta «puerta viviente» mantiene su cabeza en
el agujero de entrada en todo momento. Las hormigas de otros hormigueros y los
enemigos no pueden entrar. Sólo hay UN CAMINO para entrar en el hormiguero, y
éste es por medio de la «puerta viviente». Una obrera llama a la cabeza del
soldado de una manera determinada cuando vuelve con comida para el nido. El
soldado se echa hacia atrás y deja que entre la hormiga. Tan pronto como la
hormiga ha pasado, la puerta vuelve a quedar cerrada.
Cristo como la
Puerta viviente
[…] Una
puerta es la vía por la que la gente entra o sale de un edificio.
El Señor
Jesús dijo que Él es como la puerta del redil, Juan 10:7, 9. También dijo que
Él es el Pastor de las ovejas. El redil es un lugar donde el pastor guarda sus
ovejas. La gente es muy semejante a las ovejas, 1 Pedro 2:25, y muchos
versículos en la Biblia emplean la palabra oveja refiriéndose a las personas,
Mateo 9:36. Las personas y las ovejas gustan de seguir a alguien que las
conduzca. Cuando una oveja hace algo, las otras quieren también hacerlo.
Las
ovejas perdidas están en gran peligro. No pueden cuidarse a sí mismas. Pierden
peso y enferman, y no se pueden defender de las fieras. Algunas ovejas
pertenecen a pastores que no cuidan de ellas; también pueden debilitarse y enfermar
porque no se las alimenta bien. Pero un buen pastor cuida diariamente de sus
ovejas: las alimenta, conduce y protege.
El Señor Jesús es el
Pastor en quien podemos confiar. El cuidó tanto a las ovejas perdidas que dio
su vida por ellas, Juan 10:11. Lo hizo para que las ovejas perdidas pudieran
llegar a ser suyas y pudieran vivir en su redil. Esto significa que, por la
muerte de Jesús, Él abrió un camino a la presencia de Dios, Hebreos 10:19, 20,
y este camino es «el único camino», Juan 14:6; 1 Timoteo 2:5.
Todos los que entran por la puerta
pertenecen al Buen Pastor y pueden gozar de su presencia. Las ovejas pertenecen
ahora a alguien que realmente se cuida de ellas. Pero éste es sólo el comienzo.
Durante la vida de las ovejas, el Pastor las llama con ternura, las conduce y
camina delante de ellas, Juan 10:3,4. Las alimenta y provee para todas sus más
profundas necesidades.
Las hormigas enseñan sabiduría
Las hormigas nos
enseñan lo importante que es entrar por la puerta. Sólo hay una manera de
entrar al hormiguero: a través del guarda, que es la «puerta viviente». Sólo
los que entran por aquella puerta pueden gozar del calor y de la protección del
hormiguero. Sólo Cristo es la puerta para entrar a la presencia de Dios en el
cielo. La hormiga guardiana sabe qué hormigas pertenecen al hormiguero y el
Buen Pastor sabe qué ovejas le pertenecen, Juan 10:14, 27. Él les da vida
eterna a sus ovejas, y promete que nadie podrá arrebatárselas, Juan 10:28.
Adela de Letkeman, Las asombrosas hormigas,
Capítulo 24
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