domingo, 12 de diciembre de 2021

GUARDANDO LA PUERTA DEL HORMIGUERO

Las hormigas como puertas vivientes

Hay unas insólitas hormigas que viven dentro de las ramitas de un árbol. Estas hormigas no tienen un nombre común, porque la mayor parte de la gente nunca las ha visto, pero los científicos las llaman «colobopsis».

Su hormiguero contiene una reina, algunas obreras y cinco o seis soldados. Los soldados tienen unas cabezas que parecen algo semejante a un tapón. Sus cabezas son casi cuadradas y parecen un trozo de madera o de caucho que se podría usar para tapar un agujero. Estos soldados usan sus grandes cabezas como una puerta. Llenan el agujero de la entrada con la cabeza y ninguna hormiga puede entrar ni salir del nido hasta que el soldado saca la cabeza.

[…]

Esta «puerta viviente» mantiene su cabeza en el agujero de en­trada en todo momento. Las hormigas de otros hormigueros y los enemigos no pueden entrar. Sólo hay UN CAMINO para entrar en el hormiguero, y éste es por medio de la «puerta viviente». Una obrera llama a la cabeza del soldado de una manera determinada cuando vuelve con comida para el nido. El soldado se echa hacia atrás y deja que entre la hormiga. Tan pronto como la hormiga ha pasado, la puerta vuelve a quedar cerrada.

Cristo como la Puerta viviente

[…] Una puerta es la vía por la que la gente entra o sale de un edificio.

El Señor Jesús dijo que Él es como la puerta del redil, Juan 10:7, 9. También dijo que Él es el Pastor de las ovejas. El redil es un lugar donde el pastor guarda sus ovejas. La gente es muy semejante a las ovejas, 1 Pedro 2:25, y muchos versículos en la Biblia emplean la palabra oveja refiriéndose a las personas, Mateo 9:36. Las per­sonas y las ovejas gustan de seguir a alguien que las conduzca. Cuando una oveja hace algo, las otras quieren también hacerlo.

Las ovejas perdidas están en gran peligro. No pueden cuidarse a sí mismas. Pierden peso y enferman, y no se pueden defender de las fieras. Algunas ovejas pertenecen a pastores que no cuidan de ellas; también pueden debilitarse y enfermar porque no se las alimenta bien. Pero un buen pastor cuida diariamente de sus ove­jas: las alimenta, conduce y protege.

El Señor Jesús es el Pastor en quien podemos confiar. El cuidó tanto a las ovejas perdidas que dio su vida por ellas, Juan 10:11. Lo hizo para que las ovejas perdidas pudieran llegar a ser suyas y pudieran vivir en su redil. Esto significa que, por la muerte de Jesús, Él abrió un camino a la presencia de Dios, Hebreos 10:19, 20, y este camino es «el único camino», Juan 14:6; 1 Timoteo 2:5.

Todos los que entran por la puerta pertenecen al Buen Pastor y pueden gozar de su presencia. Las ovejas pertenecen ahora a alguien que realmente se cuida de ellas. Pero éste es sólo el co­mienzo. Durante la vida de las ovejas, el Pastor las llama con ternura, las conduce y camina delante de ellas, Juan 10:3,4. Las ali­menta y provee para todas sus más profundas necesidades.

Las hormigas enseñan sabiduría

Las hormigas nos enseñan lo importante que es entrar por la puerta. Sólo hay una manera de entrar al hormiguero: a través del guarda, que es la «puerta viviente». Sólo los que entran por aquella puerta pueden gozar del calor y de la protección del hormiguero. Sólo Cristo es la puerta para entrar a la presencia de Dios en el cielo. La hormiga guardiana sabe qué hormigas pertenecen al hor­miguero y el Buen Pastor sabe qué ovejas le pertenecen, Juan 10:14, 27. Él les da vida eterna a sus ovejas, y promete que nadie podrá arrebatárselas, Juan 10:28.

Adela de Letkeman, Las asombrosas hormigas, Capítulo 24

No hay comentarios:

Publicar un comentario