Blog correspondiente a la publicación mensual de la revista homónima. Aquí encontrará temas de edificación cristiana y de aprendizaje personal.
miércoles, 23 de febrero de 2022
JESÚS Y EL MUNDO
EL SEÑOR JESÚS SIEMPRE TROPEZÓ CON LA OPOSICIÓN
E INCREDULIDAD DEL MUNDO
Desde antes de su
nacimiento en Belén, hasta su resurrección gloriosa en Jerusalén, el Señor
Jesucristo siempre tropezó con la oposición e incredulidad del mundo,
manifestada de distintas maneras. El apóstol San Juan reconoce esta triste
verdad cuando dice al principio de su evangelio: “En el mundo estaba, y el mundo
por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no
le recibieron.” Juan 1:10 y 11.
Veamos algunos casos,
agregando comentarios pertinentes que hemos tomado de diversas secciones de la
Biblia.
En Belén, a la llegada
de José y María, “no había lugar para ellos en el mesón.” Lucas 2:1-11.
·
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. Apocalipsis 3:20.
·
Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis
vuestros corazones. Hebreos 3:7-8.
· Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí. Gálatas 2:20.
En Belén,
Herodes procura matarle. “Porque acontecerá que Herodes buscará al niño para
matarlo.” Mateo 2:13.
· Maquina el impío contra el justo,
y cruje contra él sus dientes; el Señor se reirá de él; porque ve que viene su día.
Salmo 37:12-13.
En
Nazaret, su propio pueblo, es rechazado. “Le echaron fuera de la
ciudad (...) para despeñarle.” Lucas
4:29.
· Esta es la condenación: que la luz
vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no
viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la
verdad viene a la luz, para que se manifestado que sus obras son hechas en
Dios. Juan 3:19-21.
En Gadara
“toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y cuando le vieron, le rogaron que
se fuera de sus contornos.” Mateo 8:34.
· Ningún siervo puede servir a dos
señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y
menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Lucas 16:13.
En Samaria,
“no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén.” Lucas 9:53.
·
Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echa fuera
demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros. Jesús
le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros
es. Lucas 9:49-50
En Capernaum
sus mismos parientes le tienen por loco: “Los suyos, vinieron para prenderle;
porque decían: Está fuera de sí.” Marcos
3:21.
·
Y los enemigos del hombre eran los de su casa. Mateo 10:36.
·
Le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus
discípulos vean las obras que haces. Porque ninguno que procura darse a conocer
hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. Porque ni
aun sus hermanos creían en él. Juan
7:3-5.
En Capernaum,
también, los fariseos atribuyen al demonio los milagros que hacía.
·
Mas los fariseos, al oírlo, decían: este no echa fuera los demonios sino por
Beelzebú, príncipe de los demonios. Mateo
12:24.
·
Pero algunos de ellos decían: Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa
fuera los demonios. Lucas 11:15.
·
Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros
falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun
negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción
repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el
camino de la verdad será blasfemado. 2
Pedro 2:1-2
En Jerusalén,
sabemos de dos veces que los judíos quieren apedrearle. “Tomaron entonces
piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió el templo; y
atravesando por en medio de ellos, se fue.” Juan
8:59. “Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle.” Juan 10:31.
En Jerusalén
un discípulo le traiciona. “Entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote,
el cual era uno del número de los doce; y éste fue y habló con los principales
sacerdotes, y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría.” Lucas 22:3-4.
· Mientras él aun hablaba, se presentó
una turba; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba al frente de ellos;
y se acercó hasta Jesús para besarle.” Lucas 22:47.
· “Los que quieren enriquecerse caen
en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los
hombres en destrucción y perdición; porque la raíz de todos los males es el
amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores. Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas,
y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.” 1 Timoteo 6:9-11.
Ante Pilato,
el pueblo rechaza a su Mesías, y en cambio pide a un homicida. “Mas toda la
multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!” Lucas 23:18.
· Yo he venido en nombre de mi
Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis. Juan 5:43.
En la cruz El sufre las injurias y escarnios de los
príncipes de los sacerdotes y del populacho. “Y los que pasaban le injuriaban,
meneando la cabeza, y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo
reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz. De
esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los
escribas y los fariseos y los ancianos, decían: A otro salvó, a sí mismo no se
puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos
en él. Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de
Dios. Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con
él.” Mateo 27:39-44.
Después de su muerte,
los mismos que durante su vida no le pudieron acusar de haber engañado a
alguien, ahora le llaman “aquel engañador” Mateo
27:63.
· ¿Quién de vosotros me redarguye de
pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué no me creéis? Juan 8:46.
Resucitado
Jesús, los príncipes de los sacerdotes, a fin de ocultar la verdad de la
resurrección, levantan un falso testimonio. “Mientras ellas iban, he aquí unos
de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes
de todas las cosas que habían acontecido. Y reunidos con los ancianos, y habido
consejo, dieron mucho dinero a los soldados, diciendo: Decid vosotros: Sus
discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos. Y si
esto lo oyere el gobernador, nosotros le persuadiremos, y os pondremos a salvo.
Y ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había instruido.” Mateo 28:11-15.
·
El que habla verdad declara justicia; más el testigo mentiroso, engaño. Proverbios 12:17
¿Qué aprende de esto el
que es auténtico creyente en Cristo como su propio y único Salvador y Señor?
Que conteste el mismo Señor:
·
El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Mateo 10:24.
·
Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo,
antes que yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la
palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han
perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra
también guardarán la vuestra. Juan
15:18-21.
PAZ
“¡Si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz”! (Luc. 19:42).
Cuando miramos en
nuestro derredor y vemos las cosas que están ocurriendo en el mundo, es
bastante claro para todos nosotros que no hay paz en el mundo. Por todas partes
se oye de odio, lucha, asesinato, guerras v rumores de guerras. No importa cuál
periódico hojee Ud., siempre encontrará cosas terribles que la gente se hace
recíprocamente por causa del pecado, odio y envidia. Los grandes hombres del
mundo han estado tratando por muchos años de traer paz al mundo y ninguno de
ellos ha tenido éxito todavía. No es solamente el mundo que está en esta
condición, aunque es triste decirlo, sino que muchos de nuestros hogares
tampoco tienen paz en su seno. Aunque lo peor de todo, es el hecho de que hay
un número muy grande de personas en el mundo, ahora mismo, que no tienen paz
dentro de sus almas, y aquí es donde yace la raíz de todos los males.
¿Por qué no hay Paz?
En
el principio Dios creo el mundo, así como el pasto, las flores, los árboles y
todos los animales, tanto los que viven debajo del agua como los que viven
sobre la tierra seca. También Dios creó a Adán y Eva, y en toda la creación
había paz. Adán y Eva no tenían miedo de ninguno de los animales, y los
animales vivían entre ellos pacíficamente y felices. La oveja podía caminar
junto al león y el león no le hacía daño. Sobre todo, había paz entre Dios y el
hombre, y Dios bajaba en el fresco del anochecer, caminaba y conversaba con
Adán y Eva. No temían a Dios en sus corazones y ansiaban su venida para que
tenga compañerismo con ellos.
Luego
Satán, quien es enemigo de la paz, entró en la serpiente y tentó a Adán y Eva
para pecar, porque donde está el pecado no hay paz. Satán, el padre de la
mentira, les dijo que no morirían aún si desobedecieran a Dios y tomaran del
fruto que Dios les había prohibido comer. Exactamente, tal como muchas
personas, hasta ahora mismo, escuchan a la voz del diablo, así Adán y Eva
hicieron lo que el diablo les tentó hacer y pecaron contra Dios. En el mismo
instante, la paz que habían gozado les dejó — toda la paz y hermosura que Dios
había creado fueron destruidas en un acto de pecado, y temor entró en los
corazones de Adán y Eva.
Esa
tarde cuando Dios vino como de costumbré para conversar con ellos, se
escondieron y tuvieron temor de la presencia de Dios. “Por tanto, como el
pecado entró en el mundo por un hombre” y aun los que estamos vivos hoy hemos
pecado, y estamos destituidos de la gloria de Dios (Rom. 5:12; 3:23).
Generalmente un pecado guía a otro, y ahora todo el mundo está enfermo con
pecado y, por lo tanto, la paz no reina sobre la tierra.
Dios
deseo restaurar la Paz otra vez en el mundo.
Dios
miró desde el cielo y vio todo el odio, temor, pecado y tristeza y en Su grande
amor envió a Su Hijo Unigénito para que naciese en un establo, y año tras año
en el tiempo de la Navidad, se nos recuerda las palabras del ángel, “No temáis;
porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os
ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor Y repentinamente apareció con el ángel
una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: Gloria a
Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres”
(Lucas 2:10-14). Jesús fue enviado a este mundo “Para dar luz a los que habitan
en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de
paz” (Lucas 1:79). Efesios 2:14 también nos dice que “Él es nuestra paz”. Dios
ha enviado al Príncipe de Paz a este mundo, y si la gente de esos días hubiera
solamente aceptado al Príncipe de Paz hubiera vivido en armonía otra vez.
¿Que
hizo la gente con esa Paz?
Como
Adán y Eva, los judíos y gentiles de ese tiempo, prefirieron desobedecer a
Dios y seguir el consejo de Satanás. Rechazaron al Príncipe de Paz. Cuando
Pilato puso a Jesús y a Barrabás delante de ellos, ellos gritaron, “¡Fuera con
éste, y suéltanos a Barrabás!” En otras palabras, ellos estuvieron diciendo
"Fuera con el Príncipe de Paz y danos odio, guerras, crímenes y pecado”.
Estas gentes tuvieron su libre albedrío y ellos podían haber escogido por sí
mismos, sin ser obligados para hacerlo así, pero, aun así, ellos escogieron a
Barrabás. Los días en los que estamos viviendo son exactamente los mismos. Dios
nos ha dado una elección, nosotros podemos tener a Jesús como a nuestro
Salvador y nuestro Rey y El traerá paz a nuestras vidas. Él dice, “La paz os
dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da (Juan 14:27). Los
pecados dentro de nuestras vidas nos han llevado lejos de Dios y en nuestro
estado pecaminoso no tenemos paz dentro de nosotros mismos, pero Jesús siempre
está de pie con brazos extendidos esperando recibirnos nuevamente al redil,
restaurarnos, limpiarnos con Su preciosa sangre, para darnos el poder de ser
hechos hijos de Dios y darnos paz.
Se
nos dice en Romanos 5:1 “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con
Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. No hay nada en este mundo que
pueda darnos paz. Dinero, riquezas y fama no pueden darla; la bebida no puede
darla y aun registrando nuestros nombres en la lista de una iglesia no pueden
darla. Hay solamente una manera de recibir la paz para nuestras almas y ésa es
viniendo al Señor Jesús, confesando nuestros pecados delante de Él y
arrepintiéndonos de ellos, y Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). La paz que Jesús da es una paz “que
sobrepasa todo entendimiento” (Fil. 4:7). El hombre no la puede explicar, pero
podemos experimentarla en nuestras vidas si queremos abandonar el mundo, y las
cosas de este mundo, abandonar el pecado y los amigos pecadores; retornar al
Señor Jesucristo y servirá El solamente. Quizás podamos vivir sin paz, pero no
podemos morir sin paz, “porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino
justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Rom. 14:17). Por lo tanto, si no
tenemos la paz de Dios en nuestros corazones cuando morimos, ciertamente no nos
dará la bienvenida en Su cielo de paz. Si no hemos aceptado al Príncipe de Paz
en nuestras vidas y morimos en nuestro estado pecaminoso, entonces hay
solamente un lugar para nosotros y ése es el fuego eterno del infierno. Ud. no
debe morir en el estado en el cual Ud. está ahora porque se perderá eternamente,
y la Palabra de Dios nos dice que “el humo de su tormento sube por los siglos
de los siglos” (Apoc. 14:11). Es un infierno eterno al que va el pecador, y
todos hemos pecado "No hay justo, ni aún uno” (Rom. 3:10). Por lo tanto,
si Ud. quiere ir al cielo hay una sola cosa para hacer y ésa es hacer paz con
Dios y tener la paz de Dios en su corazón y que “La paz de Dios gobierne en
vuestros corazones” (Col. 3:15).
En
el tiempo de Navidad se nos recuerda de la venida de Jesús a este mundo para
traer paz. En el tiempo de Pascua se nos recuerda de cómo la gente Le rechazó y
Le crucificó. Estimado amigo: ¿Va a ser Ud. también uno de aquéllos que han
rechazado al Señor?, o ¿va Ud. a abrir su vida y dejarle que entre? Hay
solamente una manera de tener la paz de Dios dentro de su corazón y ésa es
arrodillándose delante de El ahora, confesándole que Ud. es pecador y
pidiéndole que le limpie y le lave en Su preciosa sangre y hacer de Ud. Su
propia posesión; no importa cuán bueno se crea Ud., Ud. necesita ser salvo; no importa
cuán malo se crea Ud., Él está queriendo aceptarle y no le rechazará. Si Ud.
nunca ha experimentado la paz de Dios dentro de su alma, acéptela ahora y Ud.
tendrá gozo inefable y lleno de gloria.
En
cierta reunión evangélica un anciano se levantó y dijo “He vivido durante los
reinos de cuatro reyes. En el primero siempre estuvimos en guerra, y era un
tiempo terrible. Durante el reino del segundo fuimos cogidos por una gran
hambruna y comimos ratas, pasto y madera. Durante el tercero nuestros enemigos
nos derrotaron y llegamos a ser sus siervos, pero durante el reino de este
tercer rey nos visitó otro Rey, un gran Rey, un buen Rey, un Rey de paz, un Rey
de amor — Jesús el Señor del cielo Él ha ganado la victoria ahora. Él ha
conquistado nuestros corazones, por lo tanto, vivimos ahora en paz y
abundancia, y esperamos que pronto viviremos con El en el cielo”.
Estimado
amigo, entregue su vida ahora a Jesús. En este momento, deténgase en su camino
de descenso al infierno, vuélvase y sirva al Rey de reyes y Señor de señores.
Tal vez muchos de sus amigos le abandonen, pero recuerde que Jesús dijo, “He
aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat.
28:20). Y finalmente, “la paz de Dios gobierne en vuestros corazones” (Col.
3:15).
M.R. Gschwend
ÉTICA CRISTIANA (2)
Pautas necesarias para nuestro caminar en esta tierra
Acerca de la ética Familiar
“La
corona de los ancianos son sus nietos; el orgullo de los hijos son sus padres.”
Proverbios 17.6
La familia es una creación de Dios.
A lo largo del tiempo ha sufrido modificaciones, se introdujeron nuevas
costumbres y diferentes maneras de organizarse, pero lo que no ha cambiado es
la facultad para enseñar, especialmente durante los primeros años de vida,
conductas que nos marcarán y acompañarán a lo largo de toda nuestra vida. El
deber de los padres de llevar adelante tan dificultosa tarea requiere
responsabilidad y madurez para saber discernir el rumbo correcto que deben
marcar a sus hijos, la manera de comportarse con su cónyuge y, por sobre todas
las cosas, desarrollar una vida familiar de acuerdo a lo que Dios ha diseñado y
espera de cada uno.
Dios,
en su Palabra, nos guía y aconseja sabiamente y da a padres e hijos normas y
comportamientos que nos ayudarán a desarrollar una vida familiar serena que
deje ver buenos frutos en cada uno de los integrantes de tan bella creación de
Dios.
Relaciones
familiares sanas
1.
CONSEJOS PARA EL MATRIMONIO
Estén sujetos los unos a los otros,
por reverencia a Cristo. Las esposas deben estar sujetas a sus esposos como al
Señor. Porque el esposo es cabeza de la esposa, como Cristo es cabeza de la
iglesia, la cual es su cuerpo; y él es también su Salvador. Pero, así como la
iglesia está sujeta a Cristo, también las esposas deben estar en todo sujetas a
sus esposos.
Esposos,
amen a sus esposas como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella. Esto lo
hizo para santificarla, purificándola con el baño del agua acompañado de la
palabra para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni
arruga ni nada parecido, sino santa y perfecta. De la misma manera deben los
esposos amar a sus esposas como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa, se
ama a sí mismo. Porque nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo
cuida, como Cristo hace con la iglesia, porque ella es su cuerpo. Y nosotros
somos miembros de ese cuerpo. “Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre
para unirse a su esposa, y los dos serán como una sola persona.” Aquí se
muestra cuán grande es el designio secreto de Dios. Y yo lo refiero a Cristo y
a la iglesia. En todo caso, que cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí
mismo, y que la esposa respete al esposo. Efesios 5.21-33
Así
también ustedes, las esposas, sométanse a sus esposos, para que, si algunos de
ellos no creen en el mensaje, puedan ser convencidos, sin necesidad de
palabras, por el comportamiento de ustedes, al ver ellos su conducta pura y
reverente para con Dios. Que el adorno de ustedes no consista en cosas
externas, como peinados exagerados, joyas de oro o vestidos lujosos, sino en lo
íntimo del corazón, en la belleza incorruptible de un espíritu suave y
tranquilo. Esta belleza vale mucho delante de Dios. Pues este era también, en
tiempos antiguos, el adorno de las mujeres santas; ellas confiaban en Dios y se
sometían a sus esposos. Así fue Sara, que obedeció a Abraham y lo llamó “mi
señor”. Y ustedes son hijas de ella, si hacen el bien y no tienen miedo de nada.
En
cuanto a ustedes, los esposos; sean comprensivos con sus esposas. Denles el
honor que les corresponde, teniendo en cuenta que ellas son más delicadas y
están llamadas a compartir con ustedes la vida que Dios les dará como herencia.
Háganlo así para no poner estorbo a sus propias oraciones. 1 Pedro 3-1-7
Esposas,
sométanse a sus esposos, pues este es su deber como creyentes en el Señor.
Esposos, amen a sus esposas y no las traten con aspereza. Colosenses 3-18-19
II. CONSEJOS PARA LOS HIJOS
Hijos, obedezcan a sus padres como
agrada al Señor, porque esto es justo. El primer mandamiento que contiene una
promesa es este: “Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y vivas
una larga vida en la tierra”. Efesios 6.1-3.
Hijos,
obedezcan en todo a sus padres, porque esto agrada al Señor. Colosenses 3.20
Pero
si una viuda tiene hijos o nietos, ellos son quienes primero deben aprender a
cumplir sus obligaciones con los de su propia familia y a corresponder al amor
de sus padres, porque esto agrada a Dios. 1 Timoteo 5.4
III. CONSEJOS PARA LA CRIANZA DE LOS HIJOS
Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino más
bien edúquenlos con la disciplina y la instrucción que quiere el Señor. Efesios
6.4
Padres,
no hagan enojar a sus hijos, para que no se desanimen. Colosenses 3-21
IV. EJEMPLO DE LOS ANCIANOS
Los ancianos deben ser serios, respetables y de buen
juicio; sanos en su fe, en su amor y en su fortaleza para soportar el
sufrimiento. Igualmente, las ancianas deben portarse con reverencia, y no ser
chismosas, ni emborracharse. Deben dar buen ejemplo y enseñar a las jóvenes a
amar a sus esposos y a sus hijos, a ser juiciosas, puras, cuidadosas del hogar,
bondadosas y sujetas a sus esposos, para que nadie pueda hablar mal del mensaje
de Dios. Tito 2.2-5
V. ALGUNOS PROVERBIOS PARA LA FAMILIA
Hijo mío, atiende la instrucción de tu padre y no
abandones la enseñanza de tu madre, pues serán para ti un bello adorno: como un
collar o una corona. Proverbios 1.8-9
Hijos,
atiendan a los consejos de su padre; pongan atención, para que adquieran buen
juicio.
Yo
les he dado una buena instrucción, así que no descuiden mis enseñanzas.
Pues
yo también he sido hijo: mi madre me amaba con ternura y mi padre me instruía
de esta manera:
“Grábate
en la mente mis palabras; haz lo que te ordeno, y vivirás.
Adquiere
sabiduría y buen juicio; no eches mis palabras al olvido”. Proverbios 4.1-5
El
hijo sabio alegra a sus padres; el hijo necio los hace sufrir. Proverbios 10.1
La
mujer ejemplar hace de su marido un rey, pero la mala esposa lo destruye por
completo. Proverbios 12.4
Quien
no corrige a su hijo, no lo quiere; el que lo ama, lo corrige. Proverbios 13-24
El
hijo necio es para sus padres motivo de enojo y amargura. Proverbios 1 7.25
Maltratar
al padre y echar de la casa a la madre son actos vergonzosos y reprobables en
un hijo. Proverbios 19.26
Dale
buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará. Proverbios
22.6
Amigo
de criminales es quien roba a sus padres y alega que no ha pecado. Proverbios
28.24
Disfrute su Biblia (2)
Las tres Bases del Estudio Bíblico
William Macdonald
Las
escuelas comunes, tradicionalmente se basan en tres fundamentos: “Lectura”,
“Escritura”, y “Reflexión”. Todo lo demás está basado, por lo menos en parte,
en estos fundamentos.
En
el estudio bíblico también existen algunas bases que necesitan mantenerse
siempre en mente.
Charles
Shultz, el talentoso creador de Snoopy, Charlie Brown, Lucy, Linus Van Pelt, y
toda la pandilla, creó también un libro de caricaturas de jóvenes de iglesia,
con el formato de una reunión típica de jóvenes. Se llama Pilares Jóvenes. Una
de las historietas muestra a una adolescente hablando por teléfono, que
aparenta decirle a su amiga: “Empecé a descubrir el misterio del Antiguo
Testamento - acabo de comenzar a leerlo.”
Es
sorprendente cómo hay tantos creyentes que leen libros sobre la Biblia -
comentarios, estudios de la palabra, diccionarios, sermones, libros
geográficos, etc. —, pero pasan muy poco tiempo en el propio texto sagrado. De
todos modos, use estas y otras muy buenas ayudas bíblicas, pero recuerde que
eso es todo lo que son — ayudas.
Algunos
granjeros y otros obreros cristianos muy trabajadores que tienen poco tiempo
para un extenso peritaje bibliográfico, conocen muy bien sus Biblias. ¿Por
qué? Porque la leen una y otra y otra vez.
Es
recomendable usar un programa de lectura que cubra toda la Biblia, ya sea que
tome un año o tres, o tanto como sea necesario. Parte de esta lectura, por
supuesto, debería ser estrictamente devocional - para poder satisfacer sus
propias necesidades espirituales. No esté siempre estudiando. Aun su lectura
no estudiada, con el tiempo surtirá efecto en el campo del conocimiento y
entendimiento bíblico. Cuando usted lea en su tiempo devocional, no ‘deje su
cerebro en el guardarropa’, de esa forma no saldrá con doctrinas extrañas que
no tienen nada que ver con las buenas enseñanzas.
Siempre
tenga un lápiz o bolígrafo a mano cuando esté leyendo la Biblia. Aun cuando sea
en su tiempo devocional, es aconsejable que escriba la fecha de la lectura, frases
subrayadas, y pensamientos que se hayan despertado.
Hay
personas que compran Biblias de margen ancho y (¡con suerte!) escriben
prolijamente sus comentarios en el margen.
Otros
prefieren tener un cuaderno de estudio bíblico para sus pensamientos, preguntas,
problemas, soluciones, referencias cruzadas, etc. Si usted no registra las
piedras preciosas que encuentra, se olvidará de la mayoría de ellas.
Compartirlas con alguien más en el correr del día también ayuda a fijar las
ideas en su mente. “Verbalizar” sus pensamientos — el sentido de las palabras —
ayuda a recordarlas más fácilmente.
REFLEXIÓN
Una
tercera parte importante en el estudio bíblico es la reflexión respecto a lo
que ha leído y escrito. A esto también se le llama meditación. En el lenguaje original
del Antiguo Testamento, la palabra meditar se refiere a rumiar, de la misma
manera que hace una vaca al masticar el bolo. Una de las razones por la que las
falsas sectas orientales que promueven tipos de meditación no cristiana tienen
éxito en la sociedad occidental es que los creyentes no meditan en la Palabra
de Dios: leyendo, releyendo, reflexionando y repasando sus palabras e ideas
mientras caminan, conducen, o se sientan tranquilamente en su casa, su jardín,
o en grandes espacios abiertos.
En
Lucas 21:14, nuestro Señor dijo que Sus testigos no necesitarían premeditar (promeletao)
lo que dirían al ser juzgados por el crimen de ser Sus seguidores.
Pero
el apóstol Pablo le aconsejó a Timoteo que meditara (la misma palabra meletao
sin el prefijo pro). La idea en este caso es tener cuidado a la hora de
practicar algo.
Si
todos los cristianos (¡o la mayoría!) que estudian la Palabra de Dios
practicaran regularmente las bases del estudio bíblico: Lectura, escritura, y
reflexión, ¡qué gran diferencia harían en nuestras iglesias bíblicamente
ignorantes!
El hombre cumplido
Integridad en el cristiano
La integridad es virtud exclusiva de
los sinceros de corazón, y es gracia que uno no se aprende en el colegio, ni en
convento, ni es transmitida por tiernos sentimientos, pues es modelo de Dios
que conoce los corazones.
¡Cuánto ejemplo de integridad le
mostraría el rey Ezequiel a su hijo Manasés! Con todo, aquel hijo se inclinó a
la perversidad. En cambio, una persona nacida de nuevo por recibir a Cristo
como su Salvador personal experimenta un gran cambio en su vida. Antes era
informal, inconstante, pero el Espíritu Santo le induce en su nuevo corazón a
perfeccionar su carácter hasta ser íntegro en las diferentes facetas de su vida
nueva.
Cuando era muchacho trabajé en
Valencia en una molienda de café. El dueño me hacía tostar por cada 46 kilos de
café 20 kilos de maíz, a escondidas de
Esto me hace pensar cuántos serían
engañados con el programa de Ananías y Safira. Posiblemente me hicieron saber a
algunos de los hermanos sus propósitos: Hay muchas viudas en la iglesia; los
apóstoles son pobres; el Señor viene pronto; hemos resulto vender la hacienda y
poner todo el producto a los pies de los apóstoles como lo hizo Bernabé. La
gente estaría dando gracias a Dios por la liberalidad de Ananías. Pero delante
de Dios no había integridad en ellos.
Cuando David hablaba de su
integridad, no lo hacía por petulancia. “Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi
integridad he andado.” (Salmo 26:1)
Cuando hablamos de íntegro, pensamos
en lo que es puro, entero, completo, lleno, todo. Atributos estos que sólo el
Señor Jesucristo los cumplió. Él era puro
en su carácter. Jamás dijo sí y no. Él era entero
en su consagración. “Yo hago siempre lo que al Padre agrada.” (Juan 8:29) Él
era completo, sin, pero: “Señalado
entre diez mil ... todo él codiciable.” (Cantar 5:10,16) Él era lleno de gracia y verdad, de Espíritu
Santo y de potencia, de humildad, de amor y de sabiduría. Él era todo en el pasado, todo en el presente,
todo en la eternidad.
Aunque en toda
perfección humana hay defectos, por ahora quiero citar varios hombres en los
cuales vemos su lado íntegro:
· José y su integridad moral: “El dejó su ropa ... y huyó.”
(Génesis 39:12)
Muchos no han podido o no han
querido luchar con la tentación. Prefieren perder el testimonio y llevar el
vestido manchado. David fue uno. (2 Samuel 12:14) Rubén fue otro descalificado.
(Génesis 49:34) En Corinto hubo otro que hizo llorar al apóstol Pablo. Y:
“Tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras.”
(Apocalipsis 3:4)
· Pedro y su integridad de conciencia en las finanzas: “Tu
dinero perezca contigo.” (Hechos 8:20)
Pedro no tenía dinero cuando el cojo
le pidió limosna. Tampoco quiso dinero cuando Simón se lo ofreció. El codicioso
hubiera dicho, “Esto me lo mandó Dios,” y hubiera explotado la mina que Simón
le ofrecía. Balaam llevaba la codicia escondida en el corazón; pensaba que Dios
iba a cambiar.
Mucho daño hace la codicia
escondida. Algunos, no contentos con lo presente, empiezan a jugar loterías,
terminales, caballos, rifas, sanes, etcétera. Estos con sus licencias hacen
apartar a otros del camino, y para ellos mismos es, “tentación y lazo, y en muchas
codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y
perdición.” (1 Timoteo 6:9)
· Samuel y la integridad de su vida pública: “Nunca nos has
calumniado ni agraviado, ni has tomado algo de mano de ningún hombre.” (1
Samuel 12:4)
De muy pocas personas se puede
hablar así; el testimonio del extraño y no de i propia boca. Hay cristianos con
una especialidad en su espiritualidad de adaptarse al ambiente en su pureza que
le es peculiar. Pablo se hizo siervo, se hizo libre, se hizo con ley (a los
judíos), se hizo sin ley (a los gentiles). A todos se hizo todo, con el fin de
salvar algunos.
· Isaac y su integridad conyugal: “Había salido Isaac a
meditar en el campo ... Tomó a Rebeca por mujer y la amó.” (Génesis 24:63,67)
Fueron pocos los patriarcas que
tuvieron una sola mujer. la integridad de Isaac consistía en dos baluartes
poderosos: la oración a su Dios y el amor a su mujer. Sus riquezas no le
inclinaron a extravagancias y usos indebidos. Cuando nuestros caminos están
delante del Señor, no caben en el creyente las vacilaciones. Íntegros debemos
ser en nuestros negocios y compromisos. “El que, aun jurando en daño suyo, no
por eso cambia.” (Salmo 15:4)
· Pablo y la integridad de sus convicciones: “De ninguna cosa
hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo.” (Hechos 20:24)
Nada lo hacía volver atrás. Había
puesto la mira en el blanco y hacia allá iba. Mucha era la oposición, pero
seguía confiando en el que había prometido: “No te desampararé, ni te dejaré.”
(Hebreos 13:5)
La hermosura del Señor
Una cosa he demandado
a Jehová, ésta buscaré: que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi
vida, para contemplar la hermosura de Jehová y para inquirir en su templo. Salmo
27.4.
La casa
La casa a la cual se refería David, al manifestar el
anhelo de su corazón, era la tienda de campaña que levantó en el monte de Sión,
donde colocó el arca del pacto al llevarla de la casa de Obed-edom a Jerusalén;
véase 2 Samuel 6.17: “Metieron, pues, el arca de Jehová, y la pusieron en su
lugar en medio de una tienda que David le había levantado; y sacrificó David
holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová”.
Él no estaba pensando en un templo con una gloria y
hermosura material, sino en aquel lugar donde se hallaba presente su Dios y
Señor. Allí David esperaba ver la hermosura del Señor mismo. Dios le concedió
su deseo, pues sus salmos contienen muchas revelaciones preciosas de la
hermosura del Señor que fueron experiencias transformadoras de su vida.
Moisés en sus días clamó al Señor que le mostrara su
gloria, Éxodo 33.18, y no solamente fue contestada su oración, sino que la
gloria del Señor se vio reflejada en su rostro, 34.35. En el Salmo 90 — “una
oración de Moisés” — su petición es: “Aparezca en tus siervos tu obra, y tu
gloria sobre sus hijos, y sea la luz”. La Versión Moderna traduce las últimas
palabras como “… sobre los hijos de ellos aparezca tu gloria”. Esta oración de
Moisés va más allá de la petición de David; para él no es solamente ver la hermosura,
sino que la misma estuviera sobre el pueblo de Dios.
Para nosotros hoy día, la casa de Dios no es un edificio
tangible sino el conjunto de creyentes. Donde éstos se congreguen en el nombre
del Señor, El revela su hermosura a nosotros y en nosotros: “El Señor es el
Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto,
nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del
Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el
Espíritu del Señor”, 2 Corintios 3.17,18.
No es una transformación exterior en la carne, sino una
interior. Es obra del Espíritu Santo por la Palabra. De parte nuestra, miramos
con cara descubierta, en actitud de franqueza, sin disimulación, permitiendo
que la Palabra cual espejo nos revele lo que somos. La Palabra va revelando a
Cristo, lo cual produce el cambio progresivo en nuestro ser interior.
En
Romanos 12 leemos: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio
de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la
buena voluntad de Dios”. El diablo, la carne y el mundo son estorbos serios en
esta transformación espiritual del creyente, pero con propósito de corazón,
meditación en la Palabra, el ministerio del Espíritu Santo y la oración, el
creyente puede prevalecer.
El testimonio de Esteban delante de
sus acusadores revela cuán influenciado era por las Sagradas Escrituras. Estas
habían transformado su ser interior hasta tal punto que todos vieron su rostro
como el de un ángel. También hay el caso de las potestades eclesiásticas
quienes, habiendo examinado a Pedro y Juan, reconocieron que ellos habían
estado con Jesús.
La reina
El
Salmo 45 nos introduce a Cristo como el Rey y como el más hermoso de los hijos
de los hombres. La segunda parte del mismo se ocupa de la hermosura de la
reina, o la que va a ser la esposa de él: “Oye, hija, mira, e inclina tu oído;
olvida tu pueblo y la casa de tu padre; y deseará el rey tu hermosura; e
inclínate a él, porque él es tu señor”.
Notemos
primero el oído conquistado. ¡Cuán necesario es oír su voz! Cuando el Padre dio
testimonio de su Hijo en el monte de la transfiguración, añadió: “A él oíd”.
Las ovejas del Buen Pastor oyen su voz y le siguen. Segundo, “Olvida tu pueblo
y la casa de tu padre”. Esto nos enseña que nuestra relación con Cristo es
superior a nuestros nexos naturales. Él es la cabeza del cuerpo, que es la
Iglesia, para que en todo Él tenga el primado. Tercero, “Deseará el rey tu
hermosura”. Gozaremos de comunión con él. Cuarto: “Inclínate”. Aquí encontramos
el alma conquistada, y la verdadera adoración.
Luego
vemos que ella es todo gloriosa adentro al llegar el momento de ser llevada al
rey. No quedará nada del pecado adentro ni de la vieja naturaleza; no habrá
mancha ni arruga por fuera. El Señor mismo transformará el cuerpo de nuestra
bajeza, para ser semejante al cuerpo de su gloria. El vestido es de lino fino,
limpio y brillante, “porque el lino fino son las justificaciones de los
santos”, Apocalipsis 19.8. Así será aparejada la esposa para las bodas del
Cordero.
En vista de la proximidad de aquel momento glorioso,
¡cuánto nos conviene estar apercibidos! “Oh amados, estando en espera de estas
cosas, procurad con diligencia que seáis hallados por él sin mácula, y sin reprensión,
en paz”, 2 Pedro 3.14.
Santiago Saword