domingo, 26 de febrero de 2023

EL TRIUNFO DE LA CRUZ DEL CALVARIO

 Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. Y Él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con Él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. (Juan 19:16-18)


“Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron”: Aquí es donde la culpabili­dad del hombre alcanzó su punto más alto. “Y Él, cargando su cruz, salió...”: Aquí es donde se manifestó la gran victoria del amor divino sobre el odio humano. Él no fue arrastrado ni empujado; Él (de su voluntad) “salió”. Ningún hombre le quitó la vida; Él de sí mismo la puso (cf. Jn. 10:18). De su parte no hubo resistencia ni pesar; cada paso que Él dio hacia el Gólgota hizo temblar el reino del diablo.

Y allí “le crucificaron”; y el Cristo crucificado es la respuesta de Dios a la mentira del diablo en Edén. Si Dios hubiese dejado que cosechá­semos los amargos frutos de nuestra rebelión y pecado, no podría­mos habernos quejado; pero, en lugar de eso, se propuso disipar las tinieblas y derribar el poder del diablo por medio de esta poderosa y convincente prueba de su amor hacia nosotros. Satanás le hizo creer a los hombres que Dios era un Señor severo. Dios probó que está lleno de amor. ¿Cómo lo hizo? Dándonos el don más preciado que había en el cielo: Su propio Hijo amado. Desde el mismo momento en que la gloriosa luz de este amor resplandece en los corazones de los hombres, la esclavitud de Satanás llega a su fin. Jesús fue levantado en la cruz y aquel levantamiento proclamó toda la verdad. Desnu­dada la mentira y disipadas las tinieblas de la ignorancia, Dios triunfó.

¡Cuán grandioso es el esplendor del Calvario! Así como cuando el sol se levanta por la mañana, hemos sido despertados de nuestra noche somnolienta. Hemos sido forzados a exclamar: «¡A pesar de todo, Dios nos amaba! La penetración de su Palabra nos dio luz, y con la luz llegó la libertad. Las cortinas de tinieblas se han des­garrado y nuestras almas se han adentrado en el día. ¡En la cruz se manifestó el perfecto amor!

J. T. Mawson

El Señor está Cerca

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