José,
Josué, Daniel, Gayo
Esta virtud tiene dos fases que sólo se pueden conocer
por los frutos que el creyente dé. Es el espiritual sincero quien podrá
descubrir la faceta de una devoción aparente.
Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsi, fue el hombre
que mostró mucho celo para con otro y mucha licencia para sí. Jehú es tipo del
creyente que empieza corriendo, y corre al lomo de una bestia, o sea sobre
patas ajenas. Así hay los que corren porque otros corren, se animan porque otro
los anima. Cualquiera es inclinado a acompañar a Jehú y a defenderlo por las
palabras autorizadas que le dijo al profeta cuando lo ungió. (2 Reyes 9:1-10)
En la vida y carácter de Jehú hay mucha astucia. Probó
a los cortesanos del rey Acab por unas cartas llenas de malicia. (2 Reyes
10:1-18) Jehú tenía una política de “zorro”. Probó al pueblo con una arenga
fingida para ver quién levantaba la voz de protesta, que sería una indicación
que era amigo de Acab. (vv 9-12) Probó a Jonadab hijo de Recab con las palabras
sondeadoras de un diplomático: “¿Es recto tu corazón como el mío es recto con
el tuyo?” Viendo la sinceridad de Jonadab, y para probar qué influencia tenía
este sobre el pueblo, “le hizo subir consigo en su carro, y le dijo: Ven
conmigo, y verás mi celo por Jehová”. (vv 15-16)
El silencio de Jonadab es prueba de su espiritualidad
para reconocer que el celo y la espiritualidad de Jehú era exterior. “Si yo
hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal
que resuena, o címbalo que retiñe”. (1 Corintios 13:1)
Es cierto que Jehú ejecutaba un juicio justificado
pero lleno de dolo. Ocupaba más el lugar de verdugo que de juez para lograr sus
ambiciones. El corazón de Jehú no era recto para con Dios. El pasaje de 2° de
Reyes 10:29,31 dan prueba patente de que su celo y prosperidad no eran
espirituales, sino apariencia de piedad. Otro caso engañoso de prosperidad
espiritual lo hallamos en Demas, el hombre que llega al punto de codearse con
las prisiones del gran apóstol. (Filemón 23,24) Demas en su principio es
considerado entre los grandes; su saldo a las iglesias es unido al del gran
médico amado. (Colosenses 4:14) Todo esto da margen para pensar que Demas había
trabajado, sufrido y mostrado celo en la obra del Señor, pero su falta de
espiritualidad era evidente. Es triste descubrir su inconstancia e infidelidad,
una demostración del corazón engañoso. “Demas me ha desamparado, amando este
mundo, y se ha ido a Tesalónica”. (2 Timoteo 4:10)
“¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que
realmente fue en vano”. (Gálatas 3:4)
Muy
diferentes son aquellos que alcanzaron la verdadera espiritualidad por el temor
reverencial y la afición exclusiva al servicio de su Dios.
· En José se destaca el temor a
su Dios.
“¿Cómo haré este
grande mal, y pecaría contra Dios?” (Génesis 39:7-20) Este hombre de Dios pasó
por pruebas muy duras desde su juventud; pasó de trece a catorce años en la
cárcel acusado injustamente. ¡Qué de bacanal se permitía a la mujer de Potifar,
mientras a su víctima José “afligieron sus pies con grillos”! (Salmo 105:17-22)
La integridad de José le hizo alcanzar la medida que Dios pide. (Génesis
39:2,23, capítulo 41)
· En Josué se destaca la
obediencia a su Dios.
Este es otro hombre de Dios que empieza bien y termina
bien. (Josué 1:7,8) Josué hizo “las guerras de Jehová”. Habiendo introducido al
pueblo de Israel en la tierra de Canaán, ya para sus últimos días dirige un
discurso que apela a la conciencia para que hagan una elección voluntaria,
porque el Señor no tiene ni admite rival.
Entre las palabras más conspicuas de Josué se
encuentran éstas: “Si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién
sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron
al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis;
pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. (Josué 24:15)
·
En Daniel se destaca la comunión con su Dios.
Daniel
era un hombre de oración (Daniel 1:17-21), limpio de impurezas morales. Se realiza
en su vida la fe en su Dios, la cual le llenaba de confianza y valor para
enfrentarse a aquellos déspotas, obedeciendo a Dios primero que a los hombres.
Daniel por el estudio de las Escrituras se concentra en las grandes profecías
referentes al Mesías, al anticristo, a las naciones gentilicias, a la
dispersión y restauración de Israel. Con oportunidad de conseguir grandes
riquezas, él las despreció. Dijo delante del rey: “Tus dones sean para ti; y
las recompensas dadas a otro”. Y, le anunció la justicia de Dios. (Daniel
5:17-30)
·
En Gayo se destaca el amor que mostró a sus hermanos.
El espíritu de Gayo debía de estar contrariado por la
actitud que mostraba Diótrefes en la iglesia, pero el alma de Gayo era próspera
porque todo él estaba impregnado del amor de Cristo. Las buenas obras no pueden
quedar ocultas. (1 Timoteo 5:25) Juan le escribe a Gayo lo siguiente: “... los
cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en
encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje”.
(3 Juan 6)
No hay comentarios:
Publicar un comentario