La viuda y su ofrenda
“Esta viuda pobre echó más que todos”. (Lucas 21.3)
La historia está en
Marcos 12.41-44 y Lucas 21.1-4.
Jesús
estaba en el templo de Jerusalén un día y se detuvo para observar a los ricos
que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. También se fijó en una
viuda desamparada y la vio echar dos moneditas, las más pequeñas que había en
el país. Entonces les dijo a sus discípulos que aquella viuda pobre había
echado más que todos los demás porque ellos habían dado de lo que les sobraba,
pero ella de su pobreza había echado todo el sustento que tenía.
El Señor comentó sobre el contraste
entre lo que daban los ricos y la ofrenda de la viuda. Él dijo que en la
estimación de Dios ella había echado más que todos ellos. El significado del
incidente no está en la cantidad de su ofrenda sino en el valor que tenía para
ella. Era todo lo que poseía. Jesús considera lo que uno da en proporción con
lo que guarda para sí mismo. Él apreció profundamente la devoción de la viuda.
El apóstol Pablo escribió de la
liberalidad que mostraron las iglesias de Macedonia “que, en grande prueba de
tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en
riquezas de su generosidad” (2 Corintios 8.2). Jesucristo, siendo rico, se hizo
pobre por nosotros. ¿Cuánto hemos dado nosotras? ¿Cuánto podríamos dar?
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