sábado, 23 de noviembre de 2024

Viviendo por encima del promedio (17)

 

Donde hay un testamento...


La abuela Phillips a menudo se regocijaba porque sus dos hijos y sus esposas vivían en feliz hermandad. Todos eran cre­yentes y también lo eran sus hijos. El hijo más grande, Scott, y su esposa Sarah vivían en el mismo pueblo que la abuela y la visitaban regularmente, asegurándose de que estaba bien y que todavía podía hacer las tareas del hogar. El otro hijo, Ron, y su esposa, Rose, también podían visitarla regularmente, aunque vivían a veinte kilómetros. Ambos hijos teman una buena posición y estaban financieramente seguros. Toda la fa­milia se reunía para celebrar el día de Acción de Gracias, la Navidad, y para comidas especiales al aire libre.

Luego, la abuela falleció a causa de un infarto. La encon­traron sentada en su mecedora con la Biblia en su falda.

No dejó mucho. Estaba su modesta casa, donde ella y su difunto esposo habían criado a los niños. Tema algunas accio­nes de AT&T, General Electric y General Motors. Había una caja de ahorros de aproximadamente $10,000, y su colección de tazas de té de porcelana. No había dejado su última volun­tad ni testamento, pensando en que los hijos serían capaces de distribuir las cosas amigablemente.

Así no fue como sucedió. Rose, de repente, se tomó extre­madamente posesiva. Ron sintió que no tenía alternativa más que ser leal a su esposa. Él quería tener paz a cualquier precio. Una familia que había vivido felizmente durante muchos años ahora estaba arruinada por la avaricia. Las cosas triviales co­mo las tazas de té de porcelana se convirtieron en la causa de la controversia. Scott y Sarah dieron lo mejor de sí para ser conciliatorios, pero se encontraron con hostilidad.

A medida que Scott y Sarah oraban fervientemente por una solución pacífica, Scott recordó la historia de Abraham y Lot. Cuando estos dos hombres partieron de Egipto y llegaron a Canaán, encontraron que no había suficientes pasturas para sus rebaños. Estalló la lucha entre sus pastores. La situación era grave. Entonces Abraham le dijo a Lot: “No haya ahora altercado entre nosotros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos. ¿No está toda la tierra delante de ti? Yo te ruego que te apartes de mí. Si fueres a la mano iz­quierda, yo iré a la derecha, y sitúa la derecha, yo iré a la iz­quierda” (Génesis 13:8-9).

Lot eligió la llanura de riego del Jordán donde las pasturas eran ricas, y moró en la ciudad de Sodoma. Abraham eligió la tierra de Canaán.

A medida que Scott compartía esto con Sarah, llegaron a una decisión trascendental. Dejarían que Ron y Rose tomaran el patrimonio completo si así lo deseaban. Preservar la unidad fa­miliar era más importante que pelear por elementos materiales.

Ron y Rose estaban perplejos. Debido a que no esperaban esto, estaban muy avergonzados de quedarse con todo. Rose se satisfizo a sí misma con algunas joyas, las porcelanas y otras pequeñeces. Luego sugirieron que los productos restan­tes fueran divididos en partes iguales. Fue una solución pacífi­ca para una situación potencialmente alienante.

No siempre sucede de esa manera. El dicho a menudo se vuelve realidad: “Donde hay un testamento, hay muchos fa­miliares.” Las personas que normalmente son generosas y pa­cíficas discutirán y romperán la comunión sobre cosas que es­tán descoloridas y gastadas. La manera de Dios es la mejor manera. Abraham se enriqueció cediendo sus derechos de propiedad a Lot. Lot se empobreció eligiendo las tierras con pasturas cerca a Sodoma.

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