domingo, 15 de diciembre de 2024

Viviendo por encima del promedio (18)

 Soportando deshonra y salivazos


Dick Faulkner estaba sirviendo como cantante para un grupo eclesiástico en un tour por los lugares mencionados en el Nuevo Testamento. Habían ido a la Isla de Patmos en el Mar Egeo. Su guía los había llevado a la cueva donde se dice que el apóstol Juan escribió el libro de Apocalipsis. Cuando salieron, escalaron una ladera cercana, donde el an­fitrión les dio un mensaje sobre el encarcelamiento de Juan, por parte del Emperador Domiciano. Cuando terminó le pi­dió a Dick que cantara.

Dick estaba sosteniendo una grabadora con grandes par­lantes que amplificaban su voz. Comenzó a cantar la can­ción de Don Wyrtzen sobre Apocalipsis 5:12:

Digno es el Cordero que fue muerto

Digno es el Cordero que fue muerto

Digno es el Cordero que fue muerto, para recibir:

Poder y riquezas y sabiduría y fuerzas.

¡Honor y gloria y bendición!

Digno es el Cordero,

Digno es el Cordero,

Digno es el Cordero que fue muerto,

Digno es el Cordero.

El mensaje se difundió por el paisaje rocoso de Patmos.

Antes que Dick hubiera terminado llegó otro bus turísti­co. La mayoría de las personas pasó de largo, pero una pe­queña mujer se acercó a Dick y lo escupió. Hay que reco­nocer que tenía buena puntería, ya que dio en el blanco. Pe­ro eso no detuvo la canción. Dick continuó hasta el final de “Digno es el Cordero.”

Algunos de los creyentes del tour sintieron que debía de­cirse o hacerse algo a la ofensora por este grave insulto, pe­ro Dick no compartió su sentimiento ^Después de todo, los hombres cubrieron la cara de nuestro Señor con deshonra y salivazos, y El no contraatacó. Fue escarnecido, desprecia­do y escupido, pero no pagó ojo por ojo. Cuando algunos hombres le escupieron era como si las criaturas le dijeran al Creador: “Esto es lo que pensamos de ti.” Cuando el Crea­dor murió en la cruz, les estaba diciendo, “Esto es cuánto los amo.”

Somos llamados a tener Su espíritu, “No os venguéis vo­sotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” (Romanos 12:19). Estamos viviendo en el día aceptable del Señor, y no en el día de la venganza de nuestro Dios.

William McDonald

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