capítulo 8: Preocupación por
el que haya sido idólatra
Los creyentes corintios habían sido idólatras, pero el evangelio les había
librado. Con todo, después de generaciones de esa servidumbre y la presencia
constante de prácticas idolátricas, se puede entender que quedarían muchas
dificultades por enfrentarse. Aún hoy en día hay muchos que luchan contra
tendencias malas después de haber sido rescatados de vidas de libertinaje e
inmoralidad, o del poder de una religión herética. Pablo aconseja que los
creyentes en estas circunstancias requieren la simpatía y el cuidado de otros
creyentes.
Aquí es un asunto de comer lo que ha sido ofrecido a los ídolos. Esto sería
una dificultad en Corinto, donde lo que se vendía en el mercado había pasado
por esa ceremonia. En su tiempo Daniel rehusó contaminarse con semejante cosa.
Ahora, dice Pablo, sabemos que todos tenemos conocimiento, pero esto meramente
hincha a uno mientras que el amor edifica. El solo hecho de pensar que sabemos,
es dejar entrever nuestra falta de conocimiento.
Pablo dice que sabemos que el ídolo no es nada — apenas un pedazo de madera
o piedra — y que hay un solo Dios y Padre. y un Señor, Jesucristo, pero no
todos tienen ese conocimiento. Algunos, acostumbrados por años a los ídolos,
consideran que comer esa carne equivale tener contacto vivo con el ídolo, y por
esto sus conciencias débiles se contaminan, pero nosotros sabemos que esa carne
no tiene nada que ver con nuestra aceptación, v. 8.
¿Cuál debe ser, entonces, la actitud de aquellos que tienen conocimiento?
¿Actuar conforme a él? Mire, dice Pablo, que la libertad suya no venga a ser
tropiezo para los débiles. “No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por
quien Cristo murió”, Romanos 14.15. Mi práctica debe tomar en cuenta la
conciencia débil de mi hermano. La importancia del uso de la libertad mía es
evidente cuando su abuso sea un tropiezo para otro; el v. 12 dice que es pecar
contra Cristo.
La cuestión de comer carne ofrecida a ídolos puede carecer de pertinencia
en muchas tierras ahora, pero el principio sigue vigente. ¿Hay modos de
conducta y práctica que son lícitos para mí debido al conocimiento alumbrado
que tengo, pero probablemente serán piedras de tropiezo para algunos de mis
hermanos? Entonces debo pedir gracia para desistir de ellos.
Lección: La decisión de Pablo — “no comeré carne jamás” — tipifica mi comportamiento.
S.Emery
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