La oración: una característica de la
verdadera vida cristiana La oración es una expresión natural de nuestra nueva
naturaleza, una de las funciones más normales del Espíritu que mora en
nosotros, y es un acompañamiento vital de nuestra salvación. La oración es la
expresión de dependencia en Dios de parte del cristiano y de nuestra debilidad
humana que se aferra al Dios omnipotente. El poder, la gracia y el amor de Dios
pueden intervenir para ayudarnos, y la oración sincera demuestra que somos
conscientes de ello. En una palabra, la oración es dependencia de Dios, y la
expresión natural de la nueva vida del cristiano.
Por lo tanto, el hábito de la oración
debería ser una característica visible en todos los que afirmamos ser
cristianos nacidos de nuevo. La oración ha sido comparada con la respiración de
la vida espiritual. Cuando un niño nace, esperamos que respire de forma
natural, y si no lo hace, sabemos que no hay vida en él. Del mismo modo, cuando
alguien afirma haber nacido de nuevo en la familia de Dios, es natural esperar
que respire el aire espiritual de la oración.
La oración es comunión con Dios. Cuando
oramos, hablamos con él, y cuando leemos su Palabra, él nos habla a nosotros.
Así es como obtenemos el alimento y la fortaleza que nuestra nueva naturaleza anhela.
A lo largo de la Biblia y a lo largo de los siglos, la oración ha sido una
característica distintiva del pueblo de Dios. Incluso el siervo más grande de
Dios, el Señor Jesucristo, era esencialmente un Hombre de oración. Lo vemos
orando en varias ocasiones en los Evangelios, a veces pasando toda la noche en oración
y otras veces levantándose temprano para orar. ¡Si incluso él necesitaba orar
con tanta frecuencia, cuánto más necesitamos hacerlo nosotros! Por lo tanto,
debemos comprometernos a hacer de la oración un hábito característico en
nuestras vidas.
R. K. Campbell
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