domingo, 19 de enero de 2025

LOS DOCE HOMBRES DE PABLO (7)

 


El "hombre exterior" y el "hombre interior
"


Este pareado se encuentra en 2ª Corintios 4: 16 donde leemos, "Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día". Pablo está hablando de lo que sostiene al ministro en la senda de servicio y testimonio. Él y sus colaboradores estaban sometidos continuamente a los peligros de la persecución. Ellos vivían a sólo un paso de la muerte en cualquier momento. Naturalmente, esto era agotador ya que sucedía día tras día, pero él explica que ellos eran sustentados por Dios en esas circunstancias difíciles.

EL HOMBRE EXTERIOR

Pablo coloca la renovación del "hombre interior" en contraste con el desgaste del "hombre exterior". El hombre exterior es un término que él utiliza para designar nuestros cuerpos físicos. Estos se están desgastando lentamente porque son mortales y han sido afectados por el pecado. La edad, el dolor, los rigores de la persecución, la tribulación y el trabajo desgastan nuestros cuerpos, el "hombre exterior". Pero el Apóstol nos dice que él tenía algo mayor que esperar: a saber, la gloria, y nosotros también.

EL HOMBRE INTERIOR

Si el "hombre exterior" se refiere a nuestros cuerpos físicos, el "hombre interior" sería nuestra alma y nuestro espíritu. (2ª Corintios 4: 16; Romanos 7: 22; Efesios 3: 16). Nuestros cuerpos pueden ser renovados en cierta medida mediante la comida y el sueño, pero incluso esto es una batalla perdida. Si el Señor no viene durante el transcurso de nuestra vida nuestros cuerpos sucumbirán finalmente a un colapso total en la muerte. Por otra parte, el "hombre interior" es renovado por el poder del Espíritu Santo mediante la comunión con las Personas divinas. La oración y la Palabra de Dios son los vehículos que Dios utiliza para rejuvenecer el "hombre interior".

Mientras continuamos en la senda nuestros cuerpos se debilitarán a medida que envejecemos, pero el "hombre interior", alma y espíritu, se fortalecerá, si andamos con el Señor. Por una parte, nosotros tenemos nuestra "tribulación" por cuerpos que se desgastan, y por otra parte tenemos la "gloria". (2ª Corintios 4: 17). Es sorprendente que Pablo hable de nuestra tribulación como siendo "leve" y de la gloria como un "peso". Esto es un contraste intencionado. A veces podemos haber pensado que nuestra tribulación era realmente muy pesada, pero en comparación con el peso de la gloria dicha tribulación no es mucho en absoluto. En otra parte Pablo dijo, "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse". (Romanos 8: 18).

Algunas consideraciones prácticas

Aunque nuestro "hombre exterior" pueda estar desgastándose Pablo menciona tres cosas que nos sostendrán en la senda de la fe y del servicio. (2ª Corintios 4: 16-18). Estas cosas lo sostuvieron a él y a sus compañeros y ellas sostendrán también nuestra vida espiritual. De hecho, no hay nada más que lo hará. Por lo tanto, es vital que estas tres cosas se encuentren en nuestras vidas. Ellas son:

En primer lugar, — La renovación diaria de nuestras almas mediante la oración y la

meditación en la Palabra. (Versículo 16).

Si Pablo y sus colaboradores descuidaban la importancia de esta renovación diaria de las almas ellos no habrían podido continuar en la senda de servicio. Ellos no están solos en esto; si nosotros descuidamos una renovación diaria de nuestras almas tampoco podremos continuar. Si no tenemos esto en nuestras vidas vamos a recaer en el mundo. Ello es el sustento espiritual del creyente.

En segundo lugar, — Saber que las tribulaciones y adversidades que soportamos en la senda están obrando para nuestro beneficio eterno. (Versículo 17)

Las tribulaciones que experimentamos en la senda están siendo utilizadas por Dios para quebrantar la voluntad de la carne y enseñarnos la sumisión a Su divina voluntad. Las pruebas recibidas de la mano de Dios en un espíritu recto formarán en nosotros algo provechoso para la eternidad. Nosotros debiésemos valorar eso y estar dispuestos para todo lo que el Señor permita en nuestras vidas en la senda de la tribulación. Las recompensas que el Señor da en Su tribunal son para el reino, pero la capacidad que está siendo formada actualmente en los santos será llevada a la eternidad. (Lucas 10: 42; 2ª Corintios 4: 17).

En tercer lugar, — Mantener nuestros ojos fijos en las cosas que no se ven que son eternas. (Versículo 18).

Para el hombre del mundo esto es un despropósito. Él pregunta: «¿Cómo puede alguien mirar cosas que no se ven?» Pero nosotros miramos esas cosas con los ojos de nuestro corazón. La Escritura dice que la fe ve cosas que no se ven. (Hebreos 11: 1). Si nuestros ojos se apartan de la meta eterna que tenemos ante nosotros y miramos las cosas del mundo ciertamente desmayaremos por el camino. Pero si las cosas eternas tienen un lugar en nuestra vida cotidiana, «no desmayaremos

B. ANSTEY

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