domingo, 19 de enero de 2025

Viviendo por encima del promedio (19)

 El recolector de basura judío


En los días en que las personas guardaban diarios, trapos y metales, ocasionalmente escuchaban a un recolector de basura, por la calle, quien gritaba para hacer que su presen­cia fuera fácilmente identificable.

Un día, H. A. Ironside escuchó ese llamado familiar, se apresuró hasta la entrada de su casa y le dijo al hombre que le acompañara al sótano. Este particular recolector de basu­ra era judío, un pueblo por el cual Ironside tenía gran apre­cio, ya que su Salvador también era judío.

En el sótano había un montón de periódicos, y una pila bastante grande de tubos y otros metales.

Ironside decidió entablar un amistosa ida y vuelta de re­gateos, intentando conseguir la mayor cantidad de dinero posible. No que realmente le importara. Lo importante era sacar la basura del sótano.

Por consiguiente, exaltó el gran valor de su tesoro de cosas juntadas. Pero el recolector estaba en su salsa, por lo tanto, jugó el juego magníficamente y ganó. Le en­tregó una pequeña suma a Ironside, y comenzó a car­gar su botín.

Cuando se estaba yendo con su último montón, el Dr. Ironside lo llamó de vuelta, colocó algo de dinero en su mano y le dijo: “Aquí. Quiero darte esto en el nombre de Jesús.”

El hombre de la basura quedó asombrado por un mo­mento. Luego se fue caminando y murmurando: “Nunca al­guien me dio algo en el nombre de Jesús.”

¿No es ese acto de amabilidad del Dr. Ironside algo co­mo lo que el Señor Jesús habría hecho?

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