domingo, 19 de enero de 2025

La fe que Salva

¿Cuál es la fe que salva? Al responder a esta pregunta es necesario desarraigar de nuestros pensamientos algunos conceptos preconcebidos y muy comunes, así como: La cantidad de la fe; la calidad de la fe, el tipo de fe, etc. Estos calificativos no afectan en lo más mínimo al caso. Lo que sí, importa, es el objeto de la fe, es decir, en qué ponemos nuestra fe y lo podemos ilustrar de la manera siguiente:

Existe un abismo sobre el cual se tienden dos puentes, al parecer, iguales. Una persona tiene un montón de fe en el primer puente y otra tiene su fe en el segundo, aunque su fe es débil, poca y tambaleante. Pero a la hora de la travesía de estas dos personas en sus puentes respectivos, la primera fallece al desplomarse al abismo por desperfectos en los cimientos del puente y la otra, no obstante, mucho temor, cruza salvo al otro lado. ¿Qué pasó con la mucha fe del primero? ¿Cómo resultó la poca fe del otro? La fe es importante y sin ella "es imposible agradar a Dios", (Hebreos 11:6), pero más importante aún, es el objeto de esta fe; en donde la ponemos.

Aquí no valen opiniones; lo que uno piensa, lo que conjetura, etc., sino lo que Dios dice, y a propósito, ¿qué dice Él? - "La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios", Romanos 10:17. De modo que el objeto de la fe que salva es Dios Mismo con base y guía en su Palabra.

Ahora vamos a analizar la fe y qué mejor que la definición bíblica hallada en Hebreos 11:1. "Es, pues, la fe la certeza de 10 que se espera, la convicción de lo que no se ve". En lo que a nosotros se refiere, ¿qué es lo que se espera? Esperamos una salvación que nos libre del efecto del pecado y que nos lleve al cielo. Sí; es algo que no se ve, no es palpable y los sentidos no pueden asirse de ello. Lo que se espera no es visible todavía y por esto la fe es la única forma de asirnos de ello. Sin embargo, podemos tener "certeza" y "convicción" al respecto - ¿Cómo?  Por la fe. Recuerde que "la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios". O sea que Dios nos dice lo que debemos esperar y nos explica lo que no se ve, y la fe, razonando que Dios es del todo confiable, lo acepta. El no tener fe es a la vez dar un voto de no confianza en Dios; es aún peor: - "el que no cree, a Dios le ha hecho mentiroso", (l Juan 5:10), lo cual es una acusación seria de parte de Dios contra cualquier ser humano.

Es cierto que la fe en Dios es opcional, pero los resultados de no tener fe no son opcionales. Así como Dios expresa su agrado en quien le cree, dándole una gran salvación gratuitamente, también expresa su desagrado de quienes rechazan o aun pasan por alto su testimonio acerca del pecado, la muerte de su Hijo, su resurrección, y la necesidad de creer en El y arrepentirse, y los consigna al castigo eterno. Y no es simplemente porque no tienen fe, sino también porque al no tenerla, le señalan a El de mentiroso - uno cuyo testimonio no es digno de ser creído. “Antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso", Romanos 3:4.

La fe, pues, que salva es la que halla su objeto en Dios, que acepta sus promesas como válidas; promesas, así como la referente al perdón de pecados en el Nombre de Cristo, crucificado y resucitado, Hch. 13:38; la de renovarnos la vida por medio de su poder, Ef. 1:19, 2 Co. 5:17; la de llevarnos a estar siempre con El, 1 Tesalonicenses 4:17, y unas tantas más que se hallan en la Biblia.

No, no es la cantidad, calidad o tipo de tu fe que te salva, sino el objeto de ella. Sé tú como un hombre que llegó a Jesús y le dijo, “Yo creo, ¡ayúdame a creer más!". Esta es la fe que te salva

(Contendor Por la Fe – 211,212, 1981) 

G.J. Fálconer

No hay comentarios:

Publicar un comentario