El pecado y sus efectos (Genesis 3)
Antes de estudiar
Génesis 3 lea de nuevo el capítulo 2:16, 17 y observe cuán claro fue el mandato
de Dios: pueden hacer esto, no pueden hacer aquello. Además, Dios les advirtió
del castigo por la desobediencia. El hombre, como ser moral, estaba sujeto a prueba.
Podía elegir amar y obedecer a Dios o escoger agradarse a sí mismo y
desobedecer a Dios. ¡Cuántas veces, ante las muchas opciones en la vida,
elegimos como Adán y Eva lo hicieron!
No se nos dice cuánto
tiempo el hombre y la mujer vivieron en paz y armonía en el bello y fructífero
jardín donde Dios los había puesto. Pero un día la paz desapareció y ¡la mujer
fue la responsable de la tragedia! ¿Se habría detenido cerca del árbol prohibido
en medio del huerto? ¿Habría estado jugando con la idea de lo que el árbol le
podría dar a ella? Si así fue, ella fue fácil presa para el tentador que estaba
a la expectativa con el fin de aprovechar cualquiera oportunidad. Es necesario
que nos mantengamos apartadas lo más posible de la tentación. Nunca juguemos con
aquello que nos pueda conducir al pecado.
LA TENTACION
Con sus preguntas y mentiras astutas la
serpiente indujo a la mujer a dudar de la Palabra de Dios y de su amor.
"¿Te ha ocultado Dios algo? ¿Por qué? Nada malo te sucederá si comes. Es
que Dios no quiere que tú seas tan grande como él. La fruta es deliciosa.
¡Fíjate qué bella se ve . . . y te dará sabiduría!" Así fue el
acercamiento de la serpiente. Apelaba tanto al apetito como a la vanidad.
EL
PECADO
¿Cómo respondió la mujer? Ella pudo
considerar la proposición completa. Dios había hablado. ¿Qué derecho tenía ella
de juzgar la palabra de Dios? Eva pecó desde el instante que creyó a Satanás y
no a Dios. Dios había dicho: "Ciertamente morirás". La serpiente
dijo: "No morirás" Ella atención a otra voz que no era la de Dios.
Codició algo para sí misma que Dios le había prohibido. Dejó a un lado toda la
abundancia que le había dado y la confianza en su amor. Tomó la fruta y la y luego
comprometió también a su esposo.
Es interesante observar cuán similar
fue el acercamiento de cuando tentó al Señor Jesús en el desierto (Mt. 4:1-10).
Tres veces al Señor para que tomase algo para sí mismo que Dios no le dando,
Tres veces fue rechazado. Citando y confiando en la palabra de Dios, Cristo no
sostuvo ningún diálogo personal con Satanás.
Hoy día Satanás usa
las mismas tácticas para tentarnos. Suspende ante nuestros ojos las cosas
rutilantes del mundo para que los codiciemos. El apóstol Juan nos amonesta
sobre esto: "No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo… los
deseos de la carne (Eva vio que el árbol era bueno para comer), los deseos de
los ojos (el árbol en agradable a los ojos), y la vanagloria de la vida (era
codiciable pan alcanzar la sabiduría), no proviene del Padre, sino del
mundo" (1 Juan 2: 15, 16). Nuestra fortaleza para resistir la tentación
procede del conocimiento de la Palabra de Dios y de nuestra aceptación de la
voluntad de Dios.
Eva no sólo pecó contra Dios, también
contra Adán por actuar inde. pendientemente de él. Ella tomó la posición de
liderazgo que pertenecía al hombre, y ¡qué tragedia produjo! Cuando nosotras
violamos el orden de Dios y nos apartamos de la función que él nos ha
designado, no podemos esperar otra cosa que no sea desorden y aflicción.
LOS RESULTADOS
El resultado inmediato
del pecado fue la vergüenza y remordimiento j' que reemplazaron el estado
anterior de inocencia que ellos tenían, La primera evidencia del pecado fue en
la relación del esposo y la esposa (Gn. 3:7). El pecado echó a perder la perfecta
unidad de Génesis 2:23-25.
La serpiente había
prometido que ellos conocerían el bien y el mal y así sucedió. Ahora conocían
el bien, pero sin el poder para hacerlo, y conocían el mal sin el poder para
resistirlo. La consecuencia mayor del pecado fue la muerte, como Dios había
dicho. La muerte tiene tres fases: 1) Separación de Dios, que inmediatamente
vino sobre Adán Y Eva. 2) La muerte física que vino años más tarde. 3) La
muerte eterna la separación eterna de Dios que es el destino final de aquellos
rechazan la salvación de Dios. El hombre quiso exaltarse a sí para ser igual a
Dios (Gn. 3:5), pero se condenó a sí mismo a la a volver al polvo.
Observe el contraste
en el Señor Jesús que "siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a
Dios como cosa a que aferrarse, sino que por lo cual Dios también lo exaltó a
lo sumo" Fil 2'5-11). “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios,
para que él os exalte…” (1 P. 5:6).
La entrada del pecado arruinó la
relación feliz que había entre el hombre y Dios. Ahora el hombre y la mujer
tuvieron temor de Dios y trataron de esconderse de él. Dios los llamó de su
escondite y desde aquel día Dios, en su gracia, ha seguido en pos del hombre,
con el propósito de ayudarle y bendecirle a pesar de su pecado.
EL CASTIGO
Dios trató con cada
uno de los tres participantes en este drama. Maldijo a la serpiente y a la
tierra (Gn. 3: 14, 17), más normal dijo al hombre ni a la mujer. Trasformó la
forma de vida de la serpiente a algo inferior, símbolo de la degradación de
Satanás a quien se le llama "la serpiente antigua" (Ap. 12:9), y
dictó sentencia final sobre Satanás: "La simiente suya te herirá en la
cabeza" (Gn. 3:15). La sentencia sobre el hombre fue que la actividad
principal de su vida, el trabajo, ahora sería con sudor, dolor y cansancio, y
que finalmente su cuerpo volvería al polvo de donde había sido formado.
La
sentencia de la mujer correspondió principalmente a su relación de esposa y
madre (Gn. 8:16). Su función distintiva y bienaventurada, la maternidad,
quedaría ligada al dolor y la aflicción. La pasión más fuerte de la mujer
oriental ha sido siempre la de tener hijos. A ella se le cumpliría su deseo,
pero con dolor; recordatorio de que el sufrimiento vino con el pecado. Su
relación con su esposo fue alterada. Ahora ella estaría sujeta a su autoridad y
él se enseñorearía de ella. En su pecado Eva había sido la líder de Adán y él
la había seguido. Ahora ella quedaría sujeta a él.
El deseo de
matrimonio, pero sujeción dentro de él, ha sido la condición de la mayoría de
las mujeres desde la caída. Hasta ese instante no hallamos ninguna mención de
subordinación, aun cuando el Orden de la creación señalaba hacia el liderazgo
de Adán, pero ahora se determina con claridad: "Él se enseñoreará de
ti" (Gn. 3:16). La historia de las mujeres, especialmente en las tierras
paganas, ha sido una crónica de servidumbre y humillación. Esto cambia
radicalmente tan sólo cuando el cristianismo llega para cambiar a los hombres y
a la sociedad.
La palabra
"dolor" en los versículos 16 y 17 significa "obra penosa así que en un sentido la
sentencia sobre el hombre y sobre la mujer fue similar. Trabajar hasta el
cansancio, el dolor y la aflicción, serían el destino de ambos.
Pero obsérvese cómo la gracia de Dios
brilla aún en la situación mayor oscuridad. A pesar de que la mujer fue la
primera en la agresión, ella habría de tener el honor de jugar un papel en el
plan redención: su simiente destruiría a Satanás. La simiente de Eva, quien
había sido víctima de la serpiente, destruiría a ésta (Gn. 3:15). esta promesa
hecha realidad en Hebreos 2:14: "Por cuanto los hijos participaron de
carne y sangre, él también participó de lo mismo". Jesús se hizo un ser
humano (nació de una mujer) "para destruir por medio de la muerte al que
tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo"
EL LUGAR DE LA MUJER HOY
En un mundo caído,
lleno de gente que está gobernada por una naturaleza pecaminosa, se hace
necesario establecer y mantener autoridad. Esto es cierto igualmente para la
familia, la comunidad y la nación. El principio establecido por Dios de que el
hombre sería la cabeza de la familia, con la autoridad y la responsabilidad de
su bienestar, es para beneficio del matrimonio y de la sociedad. Cualquiera
mujer que desee hacer de su matrimonio un éxito hará bien en prestar atención a
esto. Para la esposa cristiana hay una enseñanza adicional en el Nuevo
Testamento." Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al
Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la
iglesia" (Ef. 5:22, 23). En una lección futura se estudiará esto con más
detalles. Aquí solamente queremos señalar que éste es un principio continuo,
que la sujeción es la voluntad de Dios para nosotras y que Dios así lo ha
planificado, ¡para nuestra bendición! ¿Cuántas de nosotras realmente elegirán
llevar sobre sus hombros la carga de hacer todas las decisiones y asumir la
responsabilidad del bienestar de la familia? Dios "conoce nuestra
condición" (Sal. 103:14). El planificó para nosotras y nos capacitó para
un ministerio complementario, no para ser la cabeza de la
familia.
Respecto a la mujer soltera, nada se
dice en los primeros capítulos de Génesis. El matrimonio es la norma para la
mujer. Sin embargo, parece claro que, por el orden y el propósito de la
creación, la función de la mujer es apoyar y complementar, "ayuda idónea
para el hombre Elisabeth Elliot escribe: "Yo no considero que todos los
hombres sean tan fuertes, tan inteligentes, tan competentes y tan virtuosos o
santos para que ellos merezcan una posición superior. Yo simplemente veo que
este es el lugar de ellos, no por mérito, sino por designación.
¿Encontramos
injusta la idea de sujeción? ¿Dudamos del amor de Dios por haber ordenado esto
para nosotras? Entonces oremos para que Dios
nos ayude a aceptarlo. El camino hacia una vida de paz y tranquilidad está en
cumplir la voluntad de Dios en todos los aspectos de nuestras vidas. El mismo
Señor Jesús dijo: "No sea como yo quiero, sino como tú" (Mt. 26:39).
El Señor Jesús también dijo: "Llevad mi yugo sobre vosotros, aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas" (Mt. 11:29).
Deja caer la quietud de tu rocío sereno
Hasta que todas nuestras luchas cesen;
Saca de nuestras almas los desvelos
Y deja que nuestras vidas ordenadas canten
La belleza de tu paz. (J. G. Whittier)
Fay Smart y Jean Young
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