Derribados en el Amazonas
Jim y Roni Bowers
habían ido al consulado en Letitia, Colombia, para conseguir una visa de
residencia para Charity, su hija recién adoptada (de siete meses). Ahora
volaban de regreso a su casa flotante en Iquitos, Perú, en el hidroavión Cessna
de su misión. El piloto era un colega misionero y, además, íntimo amigo, Kevin
Donaldson. Asomándose por una de las ventanas de atrás estaba Cory Bowers (de
siete años), fascinado por el exuberante paisaje peruano.
Pronto Kevin y Jim
notaron que un avión de combate de la fuerza aérea peruana los estaba
siguiendo. No habían visto que había otro jet con tripulación de la CIA que
estaba cooperando con el avión de combate, parte de un operativo masivo para
detener el flujo de drogas en esa área. La CIA dice que ellos le aconsejaron al
piloto peruano que investigara con cuidado antes de dispararle al Cessna, pero
fue demasiado tarde.
Una bala atravesó la espalda de Roni, y
luego la cabeza de Charity, quien estaba en brazos de Roni. Ambas murieron
instantáneamente. Otra bala destrozó la Pierna derecha del piloto. Y otras
agujerearon el tanque de combustible, y prendió fuego el avión. Jim pudo apagar
el fuego en la cabina y Kevin milagrosamente asentó el avión en sus pontones
sobre un afluente del Amazonas. El piloto de combate seguía disparándoles a los
misioneros, aun después que el avión se había detenido.
Para entonces el avión estaba en
llamas, pero Jim pudo salvar los cuerpos de su esposa e hija, y sacarlos hasta
el agua. Se sentía bastante tranquilo a pesar del infierno que estaban
viviendo.
Kevin nadó con Cory en su espalda
mientras Jim se alejaba del avión en llamas cargando los cuerpos de Roni y
Charity. Las sostenía con sus rostros hacia abajo para que Cory no viera las
caras de su madre y su hermana muertas. Cuando el avión se hundió lo suficiente
para extinguir el fuego, Kevin y Jim volvieron y se sostuvieron de uno de los
flotadores del avión.
Pronto aparecieron algunas personas de
allí para ayudarlos en un bote motorizado.
Las
autoridades peruanas y la tripulación de vigilancia de la CIA se culpaban unos
a otros por el asesinato y el derribamiento del avión sin sentido alguno. Y en
total contraste estaba la actitud cristiana de Jim Bowers, Kevin Donaldson, y
la sede de la misión en los Estados Unidos. No había dedo acusador, ni ninguna
amenaza de demanda. En lugar de eso habían repetidos testimonios de fe en el
Señor y de sujeción a Él.
Luego Bowers dijo: ''Nuestra
actitud hacia los responsables fue de perdón. ¿No es asombroso? Pues no debería
serlo para nosotros los cristianos. He estado orando por ellos (los pilotos).
He hablado con su supervisor al respecto. Y está muy interesado en saber más
del Señor. Lo he llamado desde aquí (desde casa). Así que en ese sentido todo
va bien. Sin resentimientos."
A pesar de su terrible
pérdida, dijo: "Tanto Cory como yo estamos experimentando una paz
inexplicable: La revista Newsweek comentó:
"Pocos tienen una fe tan inquebrantable."
En la reunión en
memoria de su devota esposa y su bebe, Jim pudo mostrar el rayo de sol en medio
de la tormenta. Vio la mano de Dios en una serie de milagros que ocurrieron ese
doloroso día.
De la descarga de
balas que penetraron la cabina, ni una le dio a Cory o a él a pesar del hecho
de que una de las que vino por detrás de él hizo un agujero frente al lugar
donde estaba sentado.
El extinguidor
funcionó maravillosamente bien por un rato, contrario a lo que generalmente
sucedía. Estaba sorprendido.
Si la bala que mató a
Roni y Charity no se hubiese detenido donde lo hizo, probablemente hubiera
matado al piloto, y en ese caso todos los ocupantes del avión habrían muerto.
Ni Cory ni él quedaron
aterrorizados. No hubo gritos ni llantos. Experimentaron la paz de Cristo que
sobrepasa todo entendimiento. Pudieron pensar claramente y reaccionar
rápidamente.
Un piloto necesita usar las piernas
para aterrizar un Cessna. A pesar de la seria lesión de Kevin, todavía pudo
ubicar el avión a salvo sobre el río, aunque estaban muy lejos de donde les
dispararon la primera vez. Kevin sabe que fue el Señor quien piloteó el avión
hasta el agua.
Jim tuvo la fuerza suficiente para
sacar los cuerpos de Roni y Charity del avión a pesar de las llamaradas. Se
maravilla de no haber sentido el calor del fuego. Estaba frío. Su experiencia
es como un reflejo de los tres hebreos en el horno de fuego (Daniel 3:27).
Cuando el avión se hundió lo suficiente
como para extinguir las llamas, Kevin, Cory y Jim pudieron sostenerse de uno de
los pontones y mantenerse a flote.
Un bote motorizado llegó justo cuando
Kevin y Jim se estaban quedando sin fuerzas para seguir a flote con Cory y los
dos cuerpos.
Fueron derribados sobre un poblado
donde Jim tenía algunos conocidos. Estas personas fueron testigos de lo había
sucedido y tenían una radio para pedir ayuda. Esta dio en particular
funcionaba.
Cuando Jim usó la
radio para llamar a la esposa de Kevin, ella estaba en casa. Un piloto amigo
estaba justo ahí, listo para volar a buscar a Kevin y llevarlo al servicio de
emergencia.
Cory y Jim
experimentaron una paz sobrenatural, obviamente en respuesta a las oraciones
del pueblo de Dios. Algunas personas le dijeron a Jim que no le iba a durar,
pero él tenía la confianza de que sí.
Un último milagro: Los Bowers, los
Donaldson y todos los cristianos que estaban involucrados de alguna manera
tuvieron una actitud perdonadora hacia quienes fueron responsables por la
tragedia. Fue el amor de Dios que se derramó ampliamente en sus corazones.
Roni y Charity no murieron en vano. Su
partida movió un nuevo interés por la obra misionera. La gente se ha visto
desafiada a responder a la Gran Comisión. Jim dijo: “Creo mismo, y quizá más
que nada despertar a aquellos nen poco o ningún interés en Dios."
Finalmente, Dios extendió la vida de
Cory, dándole una oportunidad de recibir a Jesucristo como Señor y Salvador
A
medida que pasa el tiempo, se hace más y más dente que el mundo ha visto una
vívida imagen de que los cristianos son diferentes. Un noticiero del horario
central dio un informe bastante completo del atentado del 24 atentado de mayo
de 2001. En ese programa, Diane Sawyer llamo incidente “una historia de amor
humano, y sufrimiento, y un tipo de fe absoluta que la mayoría de nosotros sólo
contemplamos desde lejos."
William MacDonald
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