¿Siente usted miedo? ¿Se enfrenta a dificultades en la vida? Al leer el Salmo 27:4, podríamos pensar que David vivía en circunstancias serenas e idílicas. Sin embargo, el contexto en el que fue escrito este salmo nos muestra que no era así.
El rey David debía enfrentar
constantemente todo tipo de conflictos y temores. Sin embargo, a pesar de que
la guerra amenazaba con estallar en su contra y que sus enemigos lo amenazaban,
él estaba confiado. “Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón;
aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado” (v. 3). ¿Cómo obtuvo
David esta confianza? La clave para vencer sus temores radicaba en que Jehová
era su luz y salvación (v. 1). Ahora bien, ¿dónde lo aprendió? En la “casa de
Jehová”, David encontró la fortaleza y el entendimiento que necesitaba para
confiar en Dios. Y lo mismo sucederá con nosotros si buscamos estar en la
presencia de Dios con un corazón sincero y sencillo.
David solo anhelaba habitar en la
presencia de Dios y contemplar la hermosura (literalmente la gracia)
de Jehová. También deseaba “inquirir en su templo”. Estas dos cosas son el
antídoto contra el miedo y el desánimo para todo creyente.
En primer lugar, al
enfocarnos en la gloria de Cristo, somos transformados a su imagen. Aunque la
transformación completa sucederá en la resurrección, podemos ser cambiados a la
semejanza moral de Cristo mientras estamos aquí en estos cuerpos de humillación (véase 2
Co. 3:18; Fil. 3:21).
En segundo lugar,
podemos buscar a Dios. Es en el santuario de Dios donde podemos hacer preguntas
en tiempos difíciles y aprender acerca de sus caminos.
Asaf asegura lo mismo en el Salmo
73:16-17. Esta será verdaderamente la experiencia y porción de todos los que
buscan. ¿Ha estado usted hoy en el santuario de su presencia? (adaptado)
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