14.1
al 25: Ministerio que edifica
Quedarán resueltos los
problemas de esta sección si “seguimos el amor”. Cuán importante es el capítulo
13, ubicado entre los dones del capítulo 12 y su aplicación en el capítulo 14.
Pablo prepara cuidadosamente, dando permiso para una ambición personal en
esferas espirituales, pero especificando el mayor.
Encabeza la lista con
el don de la profecía. ¿Qué es esto? Es hablar por Dios a los hombres, no tanto
hablar de lo que va a suceder sino exponer verdades. Lo contrasta con hablar en
lenguas (idiomas) como el primer don en la lista y el último en 12.8 al 10, 28
al 30. De lenguas dice que es una capacidad inútil para los hombres porque
nadie entiende lo dicho, mientras que el profeta habla para edificación,
consuelo y consolación. Dice también que hablar en una lengua es personal, pero
profetizar es para el provecho de todos. Aunque Pablo está permitiendo las
lenguas por el tiempo entonces presente, él da precedencia al profeta y su
ministerio, v. 5, y afirma que hablar públicamente en lenguas es confundir sin
que la iglesia obtenga provecho, vv 6 al 11.
El celo por los dones
espirituales debe ser regulado por su valor constructivo y práctico, vv 12 al
14. El ministerio en la iglesia no sólo debería darse en el Espíritu, sino con
la comprensión del ministro y del oyente, quien puede añadir inteligentemente
su asentimiento, vv 15 al 17. Él valora cinco palabras inteligentes por encima
de diez mil en un idioma desconocido. Aunque afirma que puede hablar en
lenguas, v. 18, nunca en las Escrituras le encontramos haciéndolo.
Él
aplica sus conclusiones. El v. 20 da a entender que debe haber progreso salvo
en la cuestión de la malicia. Las lenguas no son más que una señal a los no
creyentes, mientras que la profecía es lo opuesto. Los extraños van a ver el
hablar en idiomas desconocidos como locura, pero van a quedarse convictos al oír
a hombres hablando inteligentemente por Dios; habrá una respuesta en reconocer
a Dios y confesar su presencia, vv 21 al 25.
Esto
debe ser nuestra meta. Hoy estamos rodeados de un clamor por dones
espectaculares, novedosos y emocionales. Unos preguntan: ¿Estoy perdiendo algo
al no contar con esos dones? Señor, danos mentes quietas, una conducta
controlada por el Espíritu y una lengua capaz de hablar la verdad tuya con
convicción y comprensión.
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