La Reconciliación
Puntos
clave
• El ser humano necesita ser
reconciliado con Dios.
• Dios tomó la iniciativa y con la
muerte de Cristo hizo posible la reconciliación.
• Para ser reconciliado, el ser humano
debe responder a los intentos de acercamiento de parte de Dios.
•
Un día todo lo que se opone a Dios será reconciliado con Él.
La Biblia nos enseña
que Dios y el hombre están distanciados el uno del otro (p. ej. Is. 59:2). Este
distanciamiento comenzó en el huerto de Edén cuando Adán y Eva pecaron. Una vez
que habían pecado, Dios ya no podía mantener una relación amistosa con ellos.
Los echó del huerto y cortó su comunión con ellos. (Aunque la Biblia no habla
sobre el tema, parece que Adán y Eva eran lo que llamaríamos hoy en día
“creyentes”, a pesar de ser responsables de la entrada del pecado al mundo. Sus
dos hijos, Caín y Abel, sin duda entendían que era necesario un sacrificio para
acercarse a Dios (Gn. 4:3-4) y es probable que sus padres se lo hubieran
enseñado). Por lo tanto, aprendemos que las consecuencias de la Caída en la
relación del hombre con Dios fueron dos. El hombre se escondió de Dios (Gn.
3:8) y Dios expulsó al hombre de su presencia (Gn. 3:24). La ruptura de la
relación fue mutua.
A pesar de esto, Dios
tomó la iniciativa. Él no quería estar separado de sus criaturas. Con el fin de
lograr la reconciliación, Él proveyó una base para que la armonía fuera
restablecida. La reconciliación es posible porque Dios ha provisto, a través de
la muerte de Cristo, el medio para que el hombre pueda ser restaurado a la
comunión con Dios. Él tomó el paso hacia nosotros.
Por otro lado, el
hombre debe responder a la iniciativa de acercamiento que Dios ha tomado. Debe
aceptar que es pecador y arrepentirse de sus pecados. Debe aceptar la provisión
hecha en la muerte de Cristo para el problema de sus pecados. Por lo tanto, la
reconciliación es posible si aceptamos que somos pecadores y buscamos el perdón
de Dios. Desde el punto de vista humano, reconciliación es la palabra que
describe la restauración de su relación con Dios.
Aunque el Nuevo
Testamento se enfoca en la reconciliación del hombre con Dios, también en otro
sentido es cierto que Dios es reconciliado con el hombre. La Biblia nos
presenta a un Dios que nos ama, pero que a la vez odia el pecado.[1]
Cuando estábamos en nuestros pecados, Él no podía tener comunión con nosotros.[2]
Debido al cambio efectuado en el creyente gracias a la salvación, éste deja de
ser inaceptable para Dios y la paz puede ser restaurada. Aceptar que la
reconciliación es mutua de ninguna manera implica que Dios fuera culpable de la
separación o que Él necesitara nuestro perdón. Fue el hombre el que desafió a
Dios. Dios no había hecho nada malo. No todos aceptan que hay una mutualidad en
la reconciliación bíblica. En las citas clave a continuación se exponen los dos
puntos de vista.
La reconciliación también describe la
subyugación final de la creación a Dios. Colosenses 1:20 y 21 contrasta la
reconciliación futura de “todas las cosas” con la reconciliación presente de
los creyentes con Dios. Pablo no parece estar pensando en el universo físico al
hacer referencia a “todas las cosas”, ya que las contrasta con su ubicación
(“en la tierra” o “en los cielos”). Esto podría indicar que la reconciliación
tiene que ver con seres capaces de elegir. Un día todo será reconciliado con
Él, ya sea de manera voluntaria o no. En este sentido, la reconciliación se
refiere a pacificar todas las cosas con Él.
ESCRITURAS CLAVE
Y todo esto proviene
de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio
de la reconciliación que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo,
no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la
palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo,
como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo:
Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado,
para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Corintios 5:18-21).
Porque si siendo
enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más,
estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos
gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido
ahora la reconciliación (Romanos 5:10,11). Y mediante la cruz reconciliar con
Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y
anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que
estaban cerca (Efesios 2:16,17).
Y por medio de él
reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las
que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a
vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra
mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado (Colosenses 1:20,21).
CITAS CLAVE
Es el hombre quien ha
ofendido a Dios (Col. 1:21). Sin embargo, es Dios quien, a pesar de haber sido
ofendido, toma la iniciativa al proveer el medio de reconciliación a través de
la muerte de Cristo (Ro. 5:10). En su explicación de la justificación por la
fe, Pablo dice que la reconciliación es uno de los muchos beneficios que
recibimos a través de nuestro Señor Jesucristo (Ro. 5:11). (Brian
Clatworthy (Precious Seed [Semilla preciosa] noviembre 2012)
Tanto el verbo
katalasso (reconciliado) como el sustantivo katalage (reconciliación) aparecen
en el Nuevo Testamento solo en los escritos de Pablo. Los términos siempre
describen a Dios como el reconciliador y a los pecadores como los
reconciliados, ya que fue el pecado humano lo que rompió la relación entre Dios
y el hombre (cf. Is. 59:2) … Así que la reconciliación no es algo que el hombre
hace, sino lo que recibe … La reconciliación no sucede cuando el hombre decide
dejar de rechazar a Dios, sino cuando Dios decide dejar de rechazar al hombre.
Es una provisión divina por medio de la cual se apacigua el santo desagrado de
Dios contra los pecadores alejados, se elimina su hostilidad hacia ellos y se
establece una relación armoniosa entre Él y ellos. (John
MacArthur, Comentario sobre el Nuevo Testamento, 2 Corintios p.
200)
Es interesante notar
que ningún pasaje del Nuevo Testamento habla de Cristo reconciliando a Dios con
el hombre. Siempre el énfasis está en el hombre siendo reconciliado. Esto es
muy importante, por la naturaleza del caso. El pecado del hombre es lo que ha
causado la enemistad. El pecado del hombre es lo que se ha tenido que resolver.
Al hombre bien se le puede pedir, en palabras de 2 Corintios 5:20, que sea
“reconciliado con Dios”. De aquí algunos pasan a sugerir que la acción
reconciliadora de Cristo solo tiene que ver con el hombre, pero es difícil
hacer que esto concuerde con el resto del Nuevo Testamento. Lo que puso la
barrera fue que la santidad de Dios exigía la rectitud del hombre… La barrera
surge porque Dios exige santidad en el hombre. Por eso, cuando el proceso de la
reconciliación se lleva a cabo, es imposible decir que es totalmente hacia el
hombre y no hacia Dios en ningún aspecto. Debe haber un cambio del lado de Dios
para que todo lo que implican expresiones como “la ira de Dios” ya no sea ejercido
hacia el hombre. (Leon Morris, Nuevo Diccionario Bíblico
(3era ed.) p. 1002)
Muchas veces se
menciona que el Nuevo Testamento nunca habla del hombre reconciliando a Dios.
De hecho, nunca habla de Dios siendo reconciliado. Él siempre es el
reconciliador, nunca el reconciliado (p. ej. 2 Co. 5:20) … Esto ha llevado a
muchos eruditos a tomar como axiomático que toda la enemistad y todo el
desacuerdo está del lado de la raza humana… Claro, es cierto que hay enemistad
del lado de los seres humanos (Ro. 8:7; Ef. 2:2) … Sin embargo, el Nuevo
Testamento deja en claro que también hay barreras del lado de Dios. Él no puede
aprobar el pecado. Lo odia, lo condena, y se opone a él… Y todo esto se resalta
en la historia de la caída de la humanidad en Génesis … Esta sería la misión de
Cristo. Él se dirigiría al Santo en nombre de la humanidad, la espada atacaría,
sufriría la maldición y se abriría un nuevo camino al Paraíso… a través de la
sangre de Jesús (Heb. 10:19). (Donald MacLeod, Cristo
crucificado: entendamos la propiciación p. 151)
Con frecuencia se
afirma que Dios nunca tuvo la necesidad de ser reconciliado con el pecador,
solo el pecador con Dios. Esto es completamente erróneo y no tiene en cuenta
los santos requisitos de Dios… como escribe el finado Dr. Handley Moule: “Esa
palabra (katalage = reconciliación) generalmente señala al perdón de un rey
ofendido, más que al consentimiento del rebelde a ceder ante su bondad… Esto se
ve confirmado por pasajes no teológicos, como Mateo 5:24, donde la dificultad
no es tanto de parte del adorador, sino de parte del hermano ofendido y ausente
que necesita ser propiciado. Véase también 1 Samuel 29:4.
William
Hosten, Problemas bíblicos y sus respuestas pp. 349-35
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