sábado, 30 de agosto de 2025

La Salvación, Una Introducción (2)

 

La Reconciliación


Puntos clave

• El ser humano necesita ser reconciliado con Dios.

• Dios tomó la iniciativa y con la muerte de Cristo hizo posible la reconciliación.

• Para ser reconciliado, el ser humano debe responder a los intentos de acercamiento de parte de Dios.

• Un día todo lo que se opone a Dios será reconciliado con Él.

La Biblia nos enseña que Dios y el hombre están distanciados el uno del otro (p. ej. Is. 59:2). Este distanciamiento comenzó en el huerto de Edén cuando Adán y Eva pecaron. Una vez que habían pecado, Dios ya no podía mantener una relación amistosa con ellos. Los echó del huerto y cortó su comunión con ellos. (Aunque la Biblia no habla sobre el tema, parece que Adán y Eva eran lo que llamaríamos hoy en día “creyentes”, a pesar de ser responsables de la entrada del pecado al mundo. Sus dos hijos, Caín y Abel, sin duda entendían que era necesario un sacrificio para acercarse a Dios (Gn. 4:3-4) y es probable que sus padres se lo hubieran enseñado). Por lo tanto, aprendemos que las consecuencias de la Caída en la relación del hombre con Dios fueron dos. El hombre se escondió de Dios (Gn. 3:8) y Dios expulsó al hombre de su presencia (Gn. 3:24). La ruptura de la relación fue mutua.

A pesar de esto, Dios tomó la iniciativa. Él no quería estar separado de sus criaturas. Con el fin de lograr la reconciliación, Él proveyó una base para que la armonía fuera restablecida. La reconciliación es posible porque Dios ha provisto, a través de la muerte de Cristo, el medio para que el hombre pueda ser restaurado a la comunión con Dios. Él tomó el paso hacia nosotros.

Por otro lado, el hombre debe responder a la iniciativa de acercamiento que Dios ha tomado. Debe aceptar que es pecador y arrepentirse de sus pecados. Debe aceptar la provisión hecha en la muerte de Cristo para el problema de sus pecados. Por lo tanto, la reconciliación es posible si aceptamos que somos pecadores y buscamos el perdón de Dios. Desde el punto de vista humano, reconciliación es la palabra que describe la restauración de su relación con Dios.

Aunque el Nuevo Testamento se enfoca en la reconciliación del hombre con Dios, también en otro sentido es cierto que Dios es reconciliado con el hombre. La Biblia nos presenta a un Dios que nos ama, pero que a la vez odia el pecado.[1] Cuando estábamos en nuestros pecados, Él no podía tener comunión con nosotros.[2] Debido al cambio efectuado en el creyente gracias a la salvación, éste deja de ser inaceptable para Dios y la paz puede ser restaurada. Aceptar que la reconciliación es mutua de ninguna manera implica que Dios fuera culpable de la separación o que Él necesitara nuestro perdón. Fue el hombre el que desafió a Dios. Dios no había hecho nada malo. No todos aceptan que hay una mutualidad en la reconciliación bíblica. En las citas clave a continuación se exponen los dos puntos de vista.

La reconciliación también describe la subyugación final de la creación a Dios. Colosenses 1:20 y 21 contrasta la reconciliación futura de “todas las cosas” con la reconciliación presente de los creyentes con Dios. Pablo no parece estar pensando en el universo físico al hacer referencia a “todas las cosas”, ya que las contrasta con su ubicación (“en la tierra” o “en los cielos”). Esto podría indicar que la reconciliación tiene que ver con seres capaces de elegir. Un día todo será reconciliado con Él, ya sea de manera voluntaria o no. En este sentido, la reconciliación se refiere a pacificar todas las cosas con Él.

ESCRITURAS CLAVE

Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Corintios 5:18-21).

Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.  Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación (Romanos 5:10,11). Y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca (Efesios 2:16,17).

Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado (Colosenses 1:20,21).

CITAS CLAVE

Es el hombre quien ha ofendido a Dios (Col. 1:21). Sin embargo, es Dios quien, a pesar de haber sido ofendido, toma la iniciativa al proveer el medio de reconciliación a través de la muerte de Cristo (Ro. 5:10). En su explicación de la justificación por la fe, Pablo dice que la reconciliación es uno de los muchos beneficios que recibimos a través de nuestro Señor Jesucristo (Ro. 5:11). (Brian Clatworthy (Precious Seed [Semilla preciosa] noviembre 2012)

Tanto el verbo katalasso (reconciliado) como el sustantivo katalage (reconciliación) aparecen en el Nuevo Testamento solo en los escritos de Pablo. Los términos siempre describen a Dios como el reconciliador y a los pecadores como los reconciliados, ya que fue el pecado humano lo que rompió la relación entre Dios y el hombre (cf. Is. 59:2) … Así que la reconciliación no es algo que el hombre hace, sino lo que recibe … La reconciliación no sucede cuando el hombre decide dejar de rechazar a Dios, sino cuando Dios decide dejar de rechazar al hombre. Es una provisión divina por medio de la cual se apacigua el santo desagrado de Dios contra los pecadores alejados, se elimina su hostilidad hacia ellos y se establece una relación armoniosa entre Él y ellos. (John MacArthur, Comentario sobre el Nuevo Testamento, 2 Corintios p. 200)

Es interesante notar que ningún pasaje del Nuevo Testamento habla de Cristo reconciliando a Dios con el hombre. Siempre el énfasis está en el hombre siendo reconciliado. Esto es muy importante, por la naturaleza del caso. El pecado del hombre es lo que ha causado la enemistad. El pecado del hombre es lo que se ha tenido que resolver. Al hombre bien se le puede pedir, en palabras de 2 Corintios 5:20, que sea “reconciliado con Dios”. De aquí algunos pasan a sugerir que la acción reconciliadora de Cristo solo tiene que ver con el hombre, pero es difícil hacer que esto concuerde con el resto del Nuevo Testamento. Lo que puso la barrera fue que la santidad de Dios exigía la rectitud del hombre… La barrera surge porque Dios exige santidad en el hombre. Por eso, cuando el proceso de la reconciliación se lleva a cabo, es imposible decir que es totalmente hacia el hombre y no hacia Dios en ningún aspecto. Debe haber un cambio del lado de Dios para que todo lo que implican expresiones como “la ira de Dios” ya no sea ejercido hacia el hombre. (Leon Morris, Nuevo Diccionario Bíblico (3era ed.) p. 1002)

Muchas veces se menciona que el Nuevo Testamento nunca habla del hombre reconciliando a Dios. De hecho, nunca habla de Dios siendo reconciliado. Él siempre es el reconciliador, nunca el reconciliado (p. ej. 2 Co. 5:20) … Esto ha llevado a muchos eruditos a tomar como axiomático que toda la enemistad y todo el desacuerdo está del lado de la raza humana… Claro, es cierto que hay enemistad del lado de los seres humanos (Ro. 8:7; Ef. 2:2) … Sin embargo, el Nuevo Testamento deja en claro que también hay barreras del lado de Dios. Él no puede aprobar el pecado. Lo odia, lo condena, y se opone a él… Y todo esto se resalta en la historia de la caída de la humanidad en Génesis … Esta sería la misión de Cristo. Él se dirigiría al Santo en nombre de la humanidad, la espada atacaría, sufriría la maldición y se abriría un nuevo camino al Paraíso… a través de la sangre de Jesús (Heb. 10:19). (Donald MacLeod, Cristo crucificado: entendamos la propiciación p. 151)

Con frecuencia se afirma que Dios nunca tuvo la necesidad de ser reconciliado con el pecador, solo el pecador con Dios. Esto es completamente erróneo y no tiene en cuenta los santos requisitos de Dios… como escribe el finado Dr. Handley Moule: “Esa palabra (katalage = reconciliación) generalmente señala al perdón de un rey ofendido, más que al consentimiento del rebelde a ceder ante su bondad… Esto se ve confirmado por pasajes no teológicos, como Mateo 5:24, donde la dificultad no es tanto de parte del adorador, sino de parte del hermano ofendido y ausente que necesita ser propiciado. Véase también 1 Samuel 29:4.

William Hosten, Problemas bíblicos y sus respuestas pp. 349-35

Alan Summers

[1]  Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad. Romanos1:18

 

[2]  Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad. Salmo 5:5.

 

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