domingo, 3 de marzo de 2013

Los ángeles: El Ángel de Jehová


4. Los Ángeles.


El ángel de Jehová


Características del Ángel de Jehová.
            Después de haber revisado los pasajes que nos hablan del Ángel de Jehová, y haber analizado algunos pasajes relevante, ya podemos definir cual es su ministerio. Podemos identificar dos características principales en este Ángel de Jehová.

1.  En Ángel de Jehová es  Jehová
a.                  En Éxodo 3. Allí, el Ángel de Jehová se aparece a Moisés desde la llama de fuego en una zarza. El Ángel le da a Moisés la misión de liderar y sacar al pueblo de Israel fuera de Egipto. Cuando Moisés le pregunta por su nombre, el Ángel de Jehová se identificó con el nombre de “Yo soy el que soy” (Éxodo 3:14). Todos sabemos que éste es el nombre con que los judíos, más adelante, reconocían a Dios. Resumiendo: el Ángel de Jehová es Jehová.
b.                  Génesis 22: Aquí Dios habla con Abraham y le ordena tomar a su hijo Isaac para ofrecerlo en sacrificio (Gn. 22:1). Cuando Abraham está a punto de hacerlo, el Ángel de Jehová lo detiene y le ordena no hacerlo, y entre sus palabras encontramos,  “Porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo” (Gn. 22:12a). Concluimos: Ofrecer a Isaac, lo estaba haciendo al Ángel de Jehová.
c.                   Jehová se le apareció en sueños a Jacob en Bet-el, en Génesis 28. En el extremo superior de la escalera hay alguien que le dice a Jacob: “Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac… (Gn. 28:13b). Ahora, en Génesis 31:11-13, encontramos que el Ángel de Jehová le dice a Jacob: “Yo soy el Dios de Bet-el…”. Una vez más, vemos que Ángel de Jehová es Jehová.

2.  El  Ángel de Jehová  es otra persona, que se llama Jehová.
            En Zacarías. 1: 12-13 encontramos al Ángel de Jehová intercediendo por Judá frente a Jehová. Se puede notar en los versículos la presencia de dos personajes perfectamente definidos, Jehová y el  Ángel de Jehová.  Y en Zacarías. 3: 1-3  encontramos la presencia del Ángel de Jehová y de otra persona llamada Jehová, en donde ambos se intercambian y se confunden a tal grado  que los dos se identifican de la misma manera.
            El punto es que el Ángel de Jehová es una persona diferente a otra, llamada Jehová.

Sus Ministerios.
     Después de haber revisado los principales versículos en donde encontramos como persona relevante al Ángel de Jehová, podemos revisar los ministerios que ha desempeñado.
1.   Revelación. Entre los ministerios del ángel destaca el de reve­lar el nombre de Dios, Jehová (Éx. 3:2, 4, 6, 14). A él, por encima de todos los ángeles, se le concedió este privilegio único. Jesucristo es la revelación permanente de Dios en forma humana (Jn. 1:14,18; Col. 2:9), y también reveló el nombre de Dios (Jn. 17:6) en su per­sona y en sus palabras.
2.   Mandamientos. En una misma ocasión, el ángel de Jehová mandó a Moisés que rescatase al pueblo de Dios de la esclavitud de Egipto y que les condujese a la Tierra Prometida (Éx. 3:7, 8). Lla­mó y encargó a Gedeón que se enfrentase, con la fuerza de Dios, a los madianitas (Jue. 6:11-23). También llamó y ordenó a Sansón a través de sus padres (Jue. 13:1-21). Jesucristo llamó y encargó a sus discípulos y a nosotros que rescatemos, mediante el evangelio, a los hombres del pecado (Mt. 28:19, 20; Jn. 20, 21).
3.   Liberación. El ángel de Jehová era también el ángel de la libe­ración, ya que en cada uno de los casos mencionados actuó para liberar al pueblo de Dios de la servidumbre a los enemigos. Jesu­cristo, a su vez, libera del temor, de la muerte y de la culpa por el pecado a aquellos que confían en Él (Ef. 1:7; He. 2:14. 15) y a Israel (Ro. 11:25,26).
4.   Protección. Su ministerio de protección era muy conocido en los días de David. Salmo 34:7 declara que «el ángel de Jehová acam­pa alrededor de los que le temen, y los defiende». Ezequías fue tes­tigo de una espectacular liberación frente al ejército asirio (2 R. 19:35). Hoy en día, Jesucristo es nuestro protector. No debemos tener temor de los hombres, «porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré» (He. 13:5).
5.   Intercesión. El ángel de Jehová intercedió por el pueblo de Israel cuando los enemigos lo oprimían. Le rogó a Dios que actuase en su favor y lo liberase (Zac. 1:12, 13). Nuestro sumo sacerdote vive siempre para interceder por nosotros (He. 7:25).
6.   Defensa. Zacarías presenta al ángel de Jehová como el aboga­do de los creyentes imperfectos de Dios, a los que defiende de las acusaciones de Satanás (Zac. 3:1-7). Jesucristo el justo es nuestro abogado, el defensor de nuestra posición, adquirida por Él median­te la muerte en el Calvario, muerte que pagó con creces para Dios el precio de nuestros pecados (1 Jn. 2:1, 2).
7.   Reafirmación del pacto. El ángel de Jehová reafirmó el pacto con Abraham (Gn. 22:11-18). Dios había prometido a Abraham con anterioridad grandes bendiciones personales, nacionales y univer­sales (Gn. 12:1-3). Abraham había creído a Dios (15:5, 6), y Dios «hizo un pacto» incondicional con él (15:8-21). Tan grande era su le que hubiese sacrificado a Isaac, su único hijo; pero el ángel de Jehová le detuvo y le confirmó las promesas de Dios (22:15-18). Es por esto que se identifica al ángel con Jehová como el que hizo un pacto inquebrantable con Israel (Jue. 2:1). Cristo fue enviado para reafirmar las promesas de la liberación a Israel y el perdón de peca­dos para todos (Mt. 26:28; Ro. 15:8, 9; He. 9:15).
8.   Consuelo. El ángel de Jehová encontró y consoló a Agar, la esclava expulsada, y prometió darle seguridad y una gran descen­dencia (Gn. 16:7-13). Cristo vino para consolar y para bendecir (Le. 4:16-19) y sirvió a los expulsados (Jn. 9:35-38; 16:1-4).
     9.    Juicio. En ciertas ocasiones, el ángel de Jehová vino a juzgar. Cuando Satanás incitó a David para que censara a Israel y se sintie­se orgulloso de su poderío militar, Dios se disgustó y envió al ángel de Jehová para que destruyese Jerusalén parcialmente (1 Cr. 21:1, 14, 15). Cuando David le vio con la espada desenvainada y el brazo extendido, cayó sobre su rostro arrepentido y en intercesión por el pueblo (vv. 16, 17). Tras esto, el ángel le encomendó la construc­ción de un altar, el cual se convirtió posteriormente en el emplaza­miento del templo de Salomón (21:18; 24-29; 22:1, 6). Durante la gran tribulación, el Señor Jesús juzgará a su pueblo de Israel junto con los habitantes de la tierra que no sean creyentes (Mt. 24:44-51; 25:32-42; 2 Ts. 1:5-10; Ap. 5:5; 6:1-17). Una vez se haya hecho la tría, se reconstruirá el templo para la adoración (Ez. 20:37-42; 43:2- 5, 12).

Otros Posibles ministerios
Otros pasajes parecen referirse al ángel de Jehová a pesar de que su nombre no sea explícitamente mencionado. De ser así, podría­mos atribuirle otros posibles ministerios. Algunos de los ministe­rios siguientes se solapan, debido a que buscamos, más que nada, el énfasis de cada referencia.
1.   Hacer una llamada a la fe y al compromiso. Abraham interce­dió ante el ángel de Jehová (Gn. 18:22-33). El ángel también llamó a Jacob para que tuviese fe en Jehová (Gn. 31:11 -13). Más tarde some­tió a Jacob, le concedió un nombre nuevo y le puso en un camino nuevo (Gn. 32:24-32). Estas acciones prefiguran al Señor Jesús.
2.   Proveer y custodiar. Al bendecir a los hijos de José, Jacob habló de «el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día, el Ángel que me liberta de todo mal» (Gn. 48:15, 16). Es posible que, teniendo en cuenta el paralelismo hebraico que se establece, se esté equiparando a Dios con el ángel, a quien se atribuye protección y provisión.
3.   Perdonar y guiar. En Éxodo 3:20, 21 Dios prometió enviar un ángel a Moisés e Israel para que les cuidase en el viaje y les llevase a la Tierra Prometida. Debían obedecerle y no enojarle. El ángel podía perdonar pecados, lo cual sólo Dios puede hacer, porque el nombre de Dios (que indicaba su carácter y autoridad) estaba en él. Nos encontramos ante otra aparición previa del Señor Jesucristo, quien nos cuidará en el transcurso de nuestra vida y nos llevará a nuestro destino, perdonándonos, en la autoridad de Dios, los peca­dos diarios.
4.   Representar la presencia de Dios. En el viaje a través del de­sierto, Moisés intercedió por el pueblo de Israel tras su primer in­cumplimiento de la ley. Dios respondió y prometió: «He aquí mi ángel irá delante de ti»; e, inmediatamente después, dijo otra vez: «Pero yo no subiré en medio de ti». Moisés volvió a rogarle y Dios le respondió: «Mi presencia irá contigo, y te daré descanso» (Éx. 32:34; 33:3, 14, 15). Esto nos muestra la distinción entre un ángel ordinario y el ángel del que se dice que llevaba en sí mismo la pre­sencia de Dios (Éx. 23:20, 21). El ángel de Jehová parece ser «el ángel de su presencia» (Is. 63:9, Biblia de las Américas).
5.   Conducir a través de la nube de gloria. Se relaciona la nube de fuego en forma de columna que guió a Israel en el viaje a través del desierto con el ángel de Dios (Éx. 13:21,22; 14-19). Él ángel de Jehová, en caso de que se trate de él, fue quien condujo y protegió al pueblo de Jehová en el transcurso de su peregrinaje (véase Nm. 9:15-23).
6.     Liderar las huestes celestiales. Si quien se apareció a Josué justo antes de que Israel iniciase el camino para conquistar Jerusalén fue el ángel de Jehová, entonces sabemos que se le llamó «Prín­cipe del ejército de Jehová» (Jos. 5:13-15). Conduce al pueblo de Dios a la victoria sobre sus enemigos (ver Ef. 6:10-18).

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