domingo, 7 de abril de 2013

Los Ángeles: El ángel de Jehová


4. Los Ángeles.


El ángel de Jehová


¿Quién es este Ángel?
            Unas de las preguntas que para algunos es difícil de responder y para otros es muy fácil de encontrar es la identidad de este ser. En sí es un ser misterioso; pero por el análisis de los textos que hemos repasado no es un ángel común, es más, muestra un alto grado de dignidad,  en grado tal, que los que se han acercado, han tenido que rendirle homenaje. Algunos creyentes lo han identificado con el Señor Jesucristo. De ser así, entonces corresponde a teofanía o  más bien, una Cristofanía, es decir, una manifestación del Señor Jesucristo antes de su encarnación.
            Los Rabinos también han encontrado en este ángel a un ser particular, que escapa al arquetipo de un ángel común.  De hecho le dieron un nombre particular para identificarlo. Le llamaron Metratón y que quiere decir, el Ángel de su Faz. Este nombre o designación no se encuentra en el Antiguo Testamento (Tanaj) ni en el Nuevo Testamento.
            En el Talmud Babilónico y en el Zohar (dos libros de interpretaciones de los rabinos) encontramos  referencia a este ser. En el primero se habla que esta sentado en la posición que le corresponde a Dios mismo. Y en el segundo, lo identifica con el ángel que guió a pueblo de Israel por el desierto, después de haber salido de Egipto y lo muestra como un sacerdote celestial.
            En otro comentario, el Talmud dice: «El Metratón, el ángel del Señor, está unido al Dios Altísimo en perfecta unidad en su naturaleza», mientras que otras fuentes hablan acerca de él como de uno que «tiene dominio so­bre todo lo creado». La Midrash, que es antiquísi­ma, conocida como Otiot de Rabbi Akiba, hace la siguiente declaración respecto al ángel del Señor: «El Metratón es el ángel, el príncipe de la faz, el príncipe de la ley, el príncipe de la sabiduría, el príncipe de la fortaleza, el príncipe de la gloria, el príncipe del templo, el príncipe de los reyes, el príncipe de los gobernantes, de los que ocupan altos cargos y de los exaltados.»
            Después de cientos de años, aun se discute la etimología de la palabra "Metratón". Se parece a la palabra latina “Metator” que significa mensajero, guía, líder.  La palabra “Metatron” es numéricamente equivalente a Shaddai (Dios) en hebreo gematria  (Numerología en hebreo); por lo tanto le dicen que tiene un “nombre como su amo.”

El Señor Jesucristo.
            El  Ángel de Jehová le dice a Abraham en Génesis 22: De cierto te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar, y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz (Gn. 22:17-18).
            Ningún ángel, ni ningún ser creado (Sal. 148:2,5),  puede hacer la promesa a Abraham. Para ello se necesita poseer los atributos  propios de Dios, que son la omnisciencia y omnipotencia. El primero se requiere para tener conocimiento del futuro, y el segundo para que la promesa se haga realidad. Tanto la omnisciencia como la omnipotencia son atributos únicos e incomunicables de Dios.
            Si recorremos el Antiguo Testamento vamos a encontrar que el Ángel de Jehová tiene ciertas características muy peculiares. Por ejemplo:
·         Tiene la autoridad para perdonar pecados (Ex. 23:21), algo que es prerrogativa absoluta de Dios (Dn. 9:9; Mr. 2).
·         Acepta Adoración (Jos. 5:14).
·         Consolar
·         Castiga a los rebeldes
·         El Nombre de Dios está en él
·         Demanda adoración (Ex. 3:5). Sólo Dios es digno de adoración (Mt. 4:10; Ap. 22:8).
·         Acepta sacrificios (Jue. 13:19-23).
·         Intercede
            ¿Y por qué lo comparamos con el Señor Jesucristo? En los evangelios encontramos sus dichos y actos, y en ellos podemos encontrar características que nos llevan a meditar en la similitud con el Ángel de Jehová, que nos llevan a pensar que es la misma persona. Revisemos algunas de ellas:
1.      El Señor dijo que Abraham se había gozado viendo este momento (Juan 8:56)
2.      El Señor Perdonó Pecados (Mateo 9:2; Lucas 7:48)
3.      El Señor Aceptó adoración (Juan 9:38)
4.      Dijo que él y el Padre eran uno solo (Juan 10:30).
5.      Consoló a muchos
     Es evidente que es Jesucristo, no por gusto le decía Jesús a los judíos que Moisés había escrito de El (Juan 1:45; 5:46). Cuando Felipe encontró a Natanael y le dijo: Hemos encontrado a aquel de quien Moisés escribió en la Ley, y también los Profetas: a Jesús de Nazaret, el hijo de José (Juan 1:45).
     El Señor Jesucristo al resucitar cito: “¿No era necesario que el Cristo padeciese estas cosas y que entrara en su gloria?  Y comenzando desde Moisés y todos los Profetas, les interpretaba en todas las Escrituras lo que decían de él” (Lucas 24:26-27). Y si leemos los libros de Moisés, notaremos que "aparentemente" no se habla de el Señor Jesucristo (aunque si encontramos muchas figuras), son pocas las profecías, pero si habla mucho de "El Ángel de Jehová".
¿Cómo explicamos todas estas similitudes? La respuesta está en la doctrina de la Trinidad. El Ángel de Jehová es Jesucristo, la Segunda Persona de la Trinidad. Esta es la conclusión inevitable a la que llegamos luego de conocer que la invisibilidad de Dios Padre es establecida en Juan 1:18, 4:24, 5:37; 1 Timoteo 1:17, 6:16; Hebreos 11:27, etc., y que el Espíritu Santo también es invisible (Jn. 3:8, 14:17). Corresponde señalar enfáticamente que cuando indicamos que el Ángel de Jehová es Jesucristo, bajo ningún concepto entendemos que Jesucristo es un ángel o un ser creado. La palabra usada, malak, significa mensajero, y si bien se usa también para mensajeros humanos, la connotación sobrenatural y divina  es más que obvia en los pasajes referentes al Ángel de Jehová. Si reconocemos que existe una unidad y una consistencia indudable entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, tenemos que aceptar la realidad de que Jesucristo pre-encarnado es la imagen del Dios invisible en el Antiguo Testamento.
Hay cuatro cuestiones que nos pueden ayudar a identificar al ángel de Jehová con Cristo en sus apariciones previas a la encar­nación.
(1) La segunda persona de la Trinidad, el Hijo, es el Dios visible del Nuevo Testamento (Jn 1:14, 18; Col. 2:8, 9). De la mis­ma manera, el Hijo era la manifestación visible de Dios también en la época del Antiguo Testamento.
(2) El ángel de Jehová no volvió a aparecer tras la encarnación de Cristo. Una referencia como la de Mateo 1:20 no identifica a ningún ángel en especial, por lo que se debería entender como una referencia a un ángel del Señor.
(3) Ambos fueron enviados por Dios y tuvieron ministerios parecidos como revelar, guiar y juzgar. El Padre no fue nunca enviado.
(4) Este ángel no podía ser el Padre ni el Espíritu, ya que éstos nunca toman forma corporal (Jn. 1:18; 3:8).
Una multitud de similitudes entre el Ángel de Jehová y la persona de Jesucristo apoyan esta doctrina. Ambos tienen ministerios similares tales como comisionar, consolar, liberar a los cautivos, proteger a los siervos de Dios, comunicar o revelar verdades, portar grandes promesas, interceder por la gente de Dios, etc.
Sumado a esto, la ausencia total del Ángel de Jehová en el Nuevo Testamento, nos ayuda a concluir que el Ángel de Jehová es nuestro amado Señor Jesucristo.

Resumen
El ángel de Jehová se nos ha mostrado igual en esencia a Jehová, si bien distinto de Él. La única solución a esta aparente contradic­ción es que el ángel de Jehová es una aparición pre encarnada del Señor Jesús, el Hijo eterno. De hecho, es la Cristofanía más fre­cuente del Antiguo Testamento. Sus ministerios son diversos, dila­tados y bien conocidos en los tiempos del Antiguo Testamento, desde los días de Abraham hasta los de Zacarías. Entre sus ministerios se encuentran algunos que sólo Dios mismo puede realizar; y son tan paralelos a los de Cristo que suponen un argumento más a favor de su identificación como el Cristo pre encarnado.

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