domingo, 7 de abril de 2013

PENSAMIENTO


¿Tenemos "los ojos puestos en el cielo"? (Hechos 1:10). ¡Ah, qué corazones inconstantes poseemos! ¡Cuán variables y superficiales son!
El Espíritu Santo dirige siempre nuestra mirada hacia Jesús y quiere mantenerla fija sobre él.         Por tanto, el propósito habitual del Espíritu es revelar y glo­rificar a Jesús. 

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