EL MILAGRO DE LOS SEPULCROS ABIERTOS
Y abriéronse los
sepulcros (Mateo 27:52). El cuarto de los milagros del Calvario fue apertura de
los sepulcros.
Esa perturbación de un
cementerio tiene un significado e importancia propios entre los milagros del
Calvario. En verdad, en cierto modo es el más sobresaliente de cuantos hemos
considerado hasta ahora, la culminación de lo que le precedió así como también
la culminación en sí mismo de lo que va a seguir.
I.
El LUGAR
En primer lugar
consideremos el hecho tal cual está relatado: "Mas Jesús, habiendo otra
vez exclamado con grande voz, dio el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se
rompió en dos, de alto a bajo: y la tierra tembló, y las piedras se hendieron;
y abriéronse los sepulcros."
Así fue por medio del
temblor que los sepulcros fueron abiertos. Y podemos deducir que la mayoría,
si no todos, estaban situados en y alrededor del Calvario. Como lo dijimos
anteriormente, es probable que el temblor se sintiera más violentamente en su
lugar de origen—el sitio de la influencia perturbadora. Sabemos que había un
cementerio en el Calvario, puesto que la tumba de José, donde fue puesto
Jesús, se encontraba en sus proximidades.
ESTABLECIENDO
EL LUGAR
Además, si ese hecho era
un testimonio del poder de la muerte de Cristo, es muy probable que los
sepulcros estuvieran próximos a la cruz. A más de esto, parece evidente que los
sepulcros estaban cercanos a Jerusalén por el hecho de que al levantarse los
santos entraron en la Santa Ciudad. Es pues interesante establecer el lugar.
También podemos deducir que los sepulcros eran rocosos—excavaciones en las
rocas, y que la entrada a ellos era cerrada por medio de puertas de piedra,
pues las declaraciones, "las piedras se hendieron" y "abriéronse
los sepulcros" están relacionadas entre sí.
DIFERENCIA
ENTRE LA FUERZA Y EL DESIGNIO
Dado, sin embargo, que
la apertura de los sepulcros y la hendidura de las rocas eran una misma cosa,
¿por qué debemos presentarlos como hechos separados?
La razón es que hay una
diferencia muy significativa entre los dos sucesos. La hendidura de las rocas
fue una evidencia de fuerza; la apertura de los sepulcros una evidencia de
designio. La hendidura de las rocas no presentaba una profecía para el futuro.
La apertura de los sepulcros era como una promesa de la gloria venidera.
El valor del hecho del
temblor en sí no se perdió cuando se abrieron las tumbas, y tuvo, como hemos
visto, un significado propio y bien definido. Del mismo modo, el hecho de
abrirse los sepulcros no se confundió con el temblor, sino que también tuvo su
identidad y valor propios. Es el cuarto en esta serie tan evidente de los
milagros del Calvario. Fue el resultado inmediato del temblor, tal como el
temblor fue el resultado del clamor victorioso desde la cruz, y fue así como
el temblor una respuesta a ese clamor. En el momento en que Cristo murió,
fueron abiertos los sepulcros.
¿DE
QUIENES ERAN LOS SEPULCROS?
Eran los sepulcros de
los santos solamente— los hijos de Dios, el pueblo de Cristo. No fueron
descubiertos los despojos mortales de ninguno cuya alma, ahora separada del
cuerpo, no tenía interés en la muerte que obró la apertura de los sepulcros.
Es una concepción muy
sublime. ¡Los muchos sepulcros de los hijos de Dios, cada uno discriminado tan
amante e individualmente, fueron a sus ojos los lugares monumentales de todo el
mundo!
Y ahora notemos, que
mientras que los sepulcros fueron abiertos en el mismo instante de la muerte de
Cristo, sin embargo los cuerpos que en ellos yacían no se levantaron sino
hasta después de su propia resurrección—a la tercera mañana. "Salidos de
los sepulcros, después de su resurrección," nos dice el relato.
No es el hecho de la
resurrección lo que ahora estamos considerando, sino simplemente el de la
apertura de los sepulcros. Esta apertura tenía una fuerza en sí, aparte de su
propósito. Es algo que no se perdió de vista en las resurrecciones
contempladas, como tampoco se perdió en el temblor.
Fue por lo tanto un gran
hecho de preparación tal como solamente fue necesario hacer en el instante de
la muerte de Cristo, precisamente cuando El entraba entre los muertos. No
podía ser demorado hasta que volviera de los muertos, aunque la consumación del
propósito de la apertura fuera así demorada.
En todas estas
circunstancias, ¡cuán enfático es lo milagroso! Con una abrumadora convicción,
sentimos que es una de las más claras y potentes mediaciones de Dios, uno de
sus más preciosos testimonios del triunfo de la muerte de Jesucristo.
II.
CLASE DE RESURRECCIÓN
En segundo lugar, este
sentir de su enseñanza tan preciosa parece justificarse por los simples
requerimientos del tema. El hecho de que los sepulcros fueron abiertos en el
mismo instante de la muerte de Cristo, pero que las resurrecciones no se
llevaron a cabo sino hasta tres días después, nos indica que los sepulcros
abiertos eran para exponernos algo.
SU
OBJETO ES UNA MANIFESTACION
Si las puertas de piedra
fueron abiertas por medio del temblor tan sólo para permitir la salida de los
cuerpos, entonces el temblor no hubiera tenido lugar sino hasta el momento de
su salida. Pero esos sepulcros estuvieron abiertos desde la tarde del viernes
hasta el domingo por la mañana, expuestos a la visión de miles de espectadores.
No se hubiera permitido que esos sepulcros fueran tapados durante el sábado.
¿No parece indicar todo esto que la apertura de los sepulcros era una manifestación,
que tenía un testimonio que ofrecer?
¿QUE
CLASE DE RESURRECCION?
Preguntamos ¿qué objeto
hubo en la apertura de esos sepulcros? ¿Qué clase de resurrección fue ésta?
¿Se trata de la que el apóstol llamó "mejor resurrección," la
verdadera resurrección del cuerpo, el cuerpo espiritual e incorruptible? ¿O
fueron los cuerpos simplemente reanimados como en el caso de Lázaro?
Podemos probar por las
Escrituras que se trata del segundo caso, y trataré de hacerlo más adelante. Lo
que quiero establecer aquí es, sin embargo, que la apertura de los sepulcros
así lo indica, pues la idea de que los sepulcros tenían que ser abiertos para
que salieran los cuerpos espirituales es contradictoria. Un cuerpo espiritual
tiene propiedades espirituales. Jesús con su cuerpo resucitado entró, sin
necesidad de ninguna abertura, en el aposento donde estaban reunidos los
apóstoles, y se nos dice que su cuerpo resucitado es el modelo de los cuerpos
de resurrección de sus santos.
¿Se necesita un sepulcro
abierto para tal resurrección? No. La partida de un espíritu humano de esta
tierra no exige que las paredes y techo de una habitación sean quitados a fin
de que pueda partir.
LA
RESURRECCION DE CRISTO ES DIFERENTE
Esto lo tenemos
demostrado por la salida del cuerpo de Cristo de la tumba. Una gran piedra
cubría su sepulcro; pero cuando El abandonó el sepulcro esa piedra no había
sido quitada. Fue quitada poco tiempo después para mostrar a los discípulos que
el sepulcro estaba vacío, y así fueron convencidos de su resurrección. Un
ángel descendió del cielo para efectuar esta obra. Pero cuando esto se llevó a
cabo, Cristo no estaba allí.
Por otra parte, cuando
Lázaro fue resucitado, resucitó con su cuerpo natural y por lo tanto se dio el
mandato previo, "Quitad la piedra."
Por esta razón la
apertura de esos sepulcros del Calvario puede armonizarse con esta conclusión
solamente, que lo que fue resucitado fue solamente el cuerpo natural, y no fue
su resurrección final.
VIVIFICADOS
PERO NO RESUCITADOS
Estos santos no fueron
en sí mismos una adecuada expresión de la victoria de Cristo, ya que, según el
capítulo quince de 1 Corintios, no fueron resucitados de entre los muertos
sino simplemente vivificados.
Pero esta vivificación,
en sí un evento tan estupendo, era sin embargo la ilustración y certificación
de una mejor resurrección. Cuando Jesús dijo, "Yo soy la resurrección y
la vida," El revivió el cuerpo de Lázaro dando una ilustración de la
verdad por El expresada, aunque no fuera todavía la verdadera realización de
sus palabras.
¿POR
QUÉ HUBO UN NUMERO LIMITADO?
Y ahora tenemos la
explicación por qué hubo cierta limitación al número de los sepulcros que
fueron abiertos. No era su resurrección final, no era una discriminación
esencial entre los santos. Todos los santos le son caros a Dios; pero el
vivificar a unos cuantos de ellos fue suficiente para el propósito de la
instrucción presente, como también suficiente para rendir digno tributo a la
ocasión.
Se abrieron un número
suficiente de tumbas a fin de proveer una muestra del poder de la cruz, y el
poder que fue manifestado por esos sepulcros abiertos ha sido desplegado a todo
el pueblo de Dios de todas las épocas.
Y ahora, en tercer lugar, ¿qué enseñanzas nos ha
legado?
Un símbolo es una señal
incluida en la idea que representa. Un cordero es el símbolo de la mansedumbre,
porque no se resiste, aunque la mansedumbre humana que simboliza es superior.
En el Antiguo Testamento la muerte de un cordero prefiguraba la muerte de
Cristo, porque su sangre derramada expiaba ciertas ofensas ceremoniales; aunque
una expiación ceremonial no tiene comparación con la verdadera expiación de
los pecados por Cristo.
SIMBOLO
DE LA RESURRECCION GLORIOSA
Y así la apertura de los sepulcros fue el símbolo
del deshacimiento de todos los obstáculos a la gloriosa resurrección en cuerpos
espirituales e incorruptibles, porque fue el deshacimiento de cuantos
obstáculos impedían la aparición de los cuerpos vivificados. Las simples
puertas de los sepulcros, aunque sean de piedra, son barreras muy débiles
comparadas con las dificultades de la resurrección de los muertos.
En efecto, se nos da a
entender que la mejor resurrección estaba al alcance. Lo que había
imposibilitado que los cuerpos de los santos sembrados en corrupción fueran
levantados en incorrupción, lo que había imposibilitado tal resurrección,
ahora, como lo demuestran esas tumbas vacías, ha sido quitado.
Y ya que el cuerpo
resucitado implica la presencia del espíritu al cual pertenece, por lo tanto lo
que impedía que los espíritus de los santos abandonaran Hades y fuesen
revestidos con tal magnificencia de vida corporal, eso también, por la prueba
de los sepulcros abiertos, ahora ha sido quitado.
Por lo tanto, el Hades
abierto era el equivalente de los sepulcros abiertos. Es decir que la muerte,
la separación del espíritu del cuerpo, como también la corruptibilidad y
disolución del cuerpo, eran ahora prácticamente abolidos para los santos.
Todo espíritu de los
santos que estaba en Hades podría haber sido quitado de allí y reunido a su
cuerpo en incorrupción y gloria. No había obstáculo que lo impidiera, sino solamente
que no era el tiempo señalado por Dios.
LOS
SANTOS NO ESTAN EN HADES AHORA
En prosecución de la
victoria lograda en Hades, es decir, en el interior de la misma tierra, donde
los muertos de Dios eran consolados, aunque no se hallaban en libertad bendita
—allí ya no van los muertos de Dios. Desde la resurrección y ascensión de
Cristo han ido a El allá arriba de todos los cielos.
No solamente esto, sino
que a los muertos de Dios que habían ido a Hades, Jesús los trajo consigo
cuando volvió de allí y los llevó consigo al cielo. Las puertas de Hades no
prevalecieron contra la iglesia.
¡Cuán simbólicamente
hermoso, pues, es el hecho que fue el temblor lo que abrió los sepulcros! En
otras palabras, la victoria de la muerte del Salvador había pasado a las almas
de los santos "en el corazón de la tierra," y había derribado las
puertas de su encierro.
Esa victoria en el
corazón de la tierra fue sentida en la superficie, y la tierra temblante y las
rocas hendidas dieron prueba de la gozosa revolución efectuada a favor de los
santos en Hades.
LO
QUE LOS SANTOS ESPERAN
Y así vemos que una parte de lo que fue hecho
para el espíritu, simbolizado por la apertura de los sepulcros, ha llegado a
ser una experiencia de los santos que han partido.
Mientras tanto, lo que
fue hecho para el cuerpo, como también fue simbolizado, todos los santos lo
están esperando. Fue efectuado virtualmente, y es tan real como si ya hubiese
sido llevado a cabo.
Todo obstáculo a la
plena bendición para el alma de la resurrección, y a la plena gloria de la
resurrección para el cuerpo, ha sido puesto a un lado, y nosotros los santos
solamente esperamos el tiempo señalado para nuestra manifestación.
IV. VICTORIA SUBLIME
Y fue la muerte de Jesucristo lo que efectuó
victoria tan sublime a nuestro favor. Esta es otra lección de nuestro tema.
¿Cuándo fueron abiertos
los sepulcros? En el preciso instante de su muerte. Este instante resulta más
enfático porque los cuerpos muertos no fueron vivificados hasta tres días después,
cuando Cristo resucitó. Los sepulcros fueron abiertos a pesar de que la
vivificación no tendría lugar entonces. Señaló una relación específica entre la
muerte de Cristo y la apertura de los sepulcros.
CRISTO
DESTRUYO EL PODER DE LA MUERTE
La muerte de Cristo
abrió los sepulcros. Es decir, su muerte destruyó el poder de la muerte. El
poder de la muerte es el pecado. La muerte entró en el mundo por el pecado y es
la pena del pecado. Por lo tanto, la muerte de Jesucristo, quien no tenía
pecado propio, estaba llevando la pena del pecado por su pueblo.
Pero la muerte es
principalmente la separación del alma de la vida de Dios, siendo la disolución
del cuerpo apenas una sombra de muerte.
Por lo tanto, al morir y
llevar la pena del pecado por su pueblo, Jesucristo murió no solamente en
cuanto a su cuerpo, sino más terriblemente en el castigo sobre su alma. Fue hecho
maldición por nosotros a fin de que pudiéramos ser redimidos de la maldición.
Así El agotó la pena del
pecado a nuestro favor, e hizo posible que fuera quitada de nosotros toda la
condenación debida al pecado.
De ahí el hecho
simbólico de la apertura de los sepulcros en el instante de su muerte. El poder
de la muerte fue vencido por su muerte y todos los obstáculos que impedían que
lográramos la verdadera vida del alma y del cuerpo han sido quitados por
completo.
LA
VERDAD ACERCA DE LA EXPIACION
Es la verdad en cuanto a
la expiación lo que aquí se nos enseña, el hecho de que la justicia de Dios fue
satisfecha por medio del sufrimiento y muerte de nuestro bendito Sustituto.
A menos que lo que
tenemos prefigurado en la apertura de las tumbas hubiera sido llevado a cabo,
aun el mismo Cristo no podría haber resucitado. El vino a quitar los obstáculos
que impedían nuestra obtención de la vida verdadera, y a este fin llevó sobre
sí la maldición de Dios. Por lo tanto, si El no hubiera agotado la maldición,
haciendo posible que fuera quitada de nosotros la maldición del pecado, la
maldición todavía estaría sobre El y todavía estaría en poder de la muerte.
Si El no hubiera
resucitado, no habría evidencias de su cumplimiento, ni hubieran sido quitados
los obstáculos, ni habría victoria.
Por lo tanto, es
imposible que el simbolismo pudiera ser otro. Esos cuerpos muertos no podían
resucitar hasta que la victoria a nuestro favor fuese pronunciada. Pero la
victoria, pronunciada por la resurrección de Cristo, fue el trofeo de su
muerte.
LAS
PUERTAS DE LAS PRISIONES FUERON ABIERTAS
Su muerte había abierto
de par en par las puertas de la prisión, quitado la guardia y dejado libre el
camino. Al resucitar hizo uso de esta libertad.
Su resurrección aseguró
para los suyos las bendiciones inherentes a la resurrección. Su resurrección
confirió esta bendición a su pueblo.
Su muerte es nuestra
liberación judicial; su resurrección nuestra liberación real.
Su muerte es el perdón
de nuestros pecados; su resurrección el certificado firmado de dicho perdón.
Su muerte abrió el
Hades; su resurrección lo vació. Su muerte es el sepulcro destruido; su
resurrección significa los cuerpos muertos de sus santos que salen de sus
sepulcros gozando de la vida incorruptible y eterna.
LA
SALVACION OFRECIDA HOY
¡La muerte de Cristo
tiene tal poder redentor! "Los sepulcros fueron abiertos." Por lo
tanto ya no existen obstáculos para que cada uno sea liberado personalmente aun
en estos momentos de la muerte esencial. "El que cree al que me ha
enviado," dijo Jesús, "pasó de muerte a vida" y "no morirá
jamás."
Todo aquel que confía en
Cristo es ahora libertado en su conciencia de la condenación del pecado y vive
como un hijo de Dios, habiendo ya pasado de muerte a vida.
Entre tanto, su cuerpo
corruptible espera el tiempo señalado, pues ya no existen obstáculos en el
camino de vida desde los portales de la tumba hasta la presencia de Dios, donde
hay hartura de alegrías y deleites para siempre.
LA
OBRA ESTA TERMINADA
En el mismo momento de
la muerte de Cristo, los sepulcros fueron abiertos. Recordémoslo. En el mismo
instante de su muerte todos nuestros pecados fueron expiados. Los sepulcros no
fueron meramente abiertos en parte, ni los obstáculos quitados parcialmente.
No nos queda nada por
hacer en cuanto a nuestro perdón y aceptación por parte de Dios. No podemos
agregar nada a la obra de Cristo. Nuestra salvación del pecado está en El en estos
momentos y es perfecta. Lo que tú y yo debemos hacer es recibirle y gozar de
El. Recuerda, "el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida."
Tal
como soy; sin más decir,
Que
a otro yo no puedo ir
Y
tú me invitas a venir;
Bendito
Cristo, vengo a ti.