8. Su Obra
Miraremos este estudio desde cuatro puntos
distintos para poder abarcar las distintas esferas en que actúa este ser
angélico caído. Veremos en relación a Cristo y su obra; con relación a las
naciones; en relación a los incrédulos; y por último, en relación al cristiano.
A. Con relación a la obra redentora de Cristo
En relación a su obra ya se ha hablado en
los puntos anteriores en una manera sucinta, ahora lo haremos un poco más
detallado.
Podemos decir, entre comillas,
que Satanás fue el causante de la obra
redentora del Señor Jesucristo. Si él no hubiese intervenido en el Edén, la
obra de Jesús en la Cruz no se hubiese consumado y estaríamos en una condición
similar a la de Adán pero con mayor madurez por el tiempo transcurrido. Pero como
Satanás, la “serpiente antigua” (Apocalipsis 12:9; 20:9), tentó a Eva en huerto
del Edén, provocando que pecara y cayese de la condición y relación con Dios, él
provocó que se estableciese la primera profecía que habla de la obra de Cristo
y la interferencia que hace a la misma, y su propia derrota. “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre
tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en
el calcañar” (Génesis 3:15).
Dios mismo establece el juicio y decreta que cuando se consumase la obra del
Señor Jesucristo, Satanás sería derrotado, su cabeza sería herida.
Sabiendo esto, Satanás comenzó su trabajo oculto que interfería en la
obra Divina. Provocó que Caín matase a
Abel, y con esto destruir la línea fiel que se acercaba a Dios como Él mandaba,
ya que Caín estaba bajo sus lazos, lo cual lo excluía de la línea por el
cual nacería el Mesías. Pero Dios tenía
otros planes, ya que nació Set (Génesis
4:25), y de esta línea provendría el libertador de la raza humana.
Pero él no se quedó derrotado, sino que logró que el hijo de Dios,
aquellos descendiente de Set, mirasen con agrado a las hijas de Caín (Génesis
6:2), y se corrompió la raza humana, siendo solo una familia la que se encontraba
libre de estos lazos, la familia de Noé (Génesis 6:8). Esta pasa por el juicio de Dios la humanidad protegido por un arca de madera;
y pasado éste, se establece para formar
un nuevo poblamiento, pero el hombre
quiso buscar su propio destino y llegar hasta el cielo, para ello
construye una inmensa torre. Y Dios vuelve a juzgar a la humanidad y la divide
en Pueblos (Génesis 11:1-9). De seguro Satanás había obrado y alentado la
búsqueda de esta independencia de Dios.
Luego vemos como el pueblo escogido por Dios es esclavizado en Egipto.
Como se intenta suprimir toda línea de varón al eliminar a los niños que nacían
(Éxodo 1:16, 22). Y cuando salió el
pueblo, el becerro de oro apareció para representar al Dios verdadero. Y cuando
estaban pronto a entrar a la tierra prometida, como se desviaron fácilmente
ante la instigación de Balaam (Número 31:16; 2 Pedro 2:15; Judas 1:11; compare
con Apocalipsis 2:14). Y una vez que estuvieron en la tierra, las siguientes
generaciones siguieron a los dioses de los pueblos derrotados y se contaminaron.
Es posible que en todos los casos de la vida de Israel como pueblo,
Satanás estuvo instigando soterradamente que siguiesen los su propio camino (Éxodo 32:4,5; Levíticos
17:7; Deuteronomio 32:17; 2 Crónicas 11:15; Salmo 106:37; 1 Corintios 10:20;
compare con Jueces 2:11, 12, 16, 17; Jueces 3:6, etc.). No se muestra en
público hasta el caso del censo de Israel ordenado por David (1 Crónicas 21:1).
Y posterior a eso se oculta nuevamente, pero podemos ver su actuación detrás de los reyes que
gobernaron a Israel y Judá, a los sacerdotes corrompidos (por ejemplo, Ezequiel
8) que ministraban en el templo, y no manteniendo la pureza de lo que llevaban
en sus frentes: “Santidad a Jehová (Éxodo 28:36).
En todo este tiempo trató de corromper la línea por donde vendría el
Salvador. Pero no pudo hacerlo. Cuando
el Señor nació, por medio de Herodes trató de matarlo (Mateo 2:16). Sin embargo
Dios tenía previsto la protección del Niño. Y cuando lo vemos aparecer directamente, es en la tentación del Señor
(Mateo 4:1-11; Lucas 4:1-13). Por medios de medias verdades trató que el Señor
cayese en sus “garras” como lo hizo con Adán y Eva en el Jardín. Y en esta ocasión no salió como la vez
anterior, como sucedió con el primer Adán, esta vez salió derrotado.
Satanás utilizó a muchas personas para
intentar frustrar la obra de
Cristo. Ya mencionamos a Herodes; Pedro al intentar disuadir al Señor de su
camino (Mateo 16:23); los religiosos como son los fariseos, escribas y saduceos
(Juan 8:44; Mateo 16:1; etc.). Y por último, tomó
posesión del cuerpo de Judas para que el cometiera el acto de traición
(Juan 13:27).
Hay otros casos, pero estos bastan para
ilustrar que Satanás utilizó a hombres para estorbar la obra redentora del
Señor Jesucristo.
B. Con relación a las naciones.
Las naciones son de su principado y dominio. A él le fueron entregadas y
se las ofreció al Señor con la expresa
condición que el Dios Eterno, hecho hombre, le adorase a él, una criatura
(Lucas 4:6,7).
De lo anterior desprendemos que él actúa
fervientemente sobre estas para guiarlas de acuerdo a su derrotero. En Daniel
10 vemos que Daniel tuvo una visión y por veintiún días estuvo en ayunas. Y al cumplirse el tiempo, un ángel se
apareció para revelarle lo que había visto en visión (v.1). Este ser le dijo
que la respuesta a la oración había sido inmediata. “Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso
durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes,
vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia” (v.13).
Este “príncipe del reino de
Persia”, que muchos piensan que es Satanás mismo (o un lugarteniente) quien
está dirigiendo, desde el ámbito espiritual, el mundo material. De ser una
interpretación correcta, corresponde con lo que Satanás le ofreció al Señor
Jesucristo: los reinos de este mundo.
Satanás como Señor del mundo,
se dedica a engañar en la actualidad a los gobiernos humanos (Apocalipsis
20:3). Engaña a las naciones para que se creen sistemas de represión del
cristianismo verdadero. Sino recordemos lo que la historia nos indica: imperio
romano inició la era de persecuciones;
los países con gobiernos “teocráticos” (ya sean “cristianos” o de otra
religión) persiguen a los que intentan divulgar la verdadera fe; o países con
régimen ateísta (comunista) que
arrebatan la vida a los creyentes o los encarcelan para que el evangelio no
avance.
Hay leyes que promueven la igualdad de condiciones a
los homosexuales, sabiendo que esta perversión sexual es un pecado contra lo
que Dios ha establecido (Romanos 1:26, 27), sabiendo que atenta contra todo lo
que se llama familia.
Estos gobiernos son engañados,
de modo que las leyes se presentan como un bien para la sociedad, pero
lamentablemente no se visualiza que en realidad es una actitud perniciosa y que
único que hace es socavar lo poco de cimientos
verdadero que tiene esta sociedad, mal llamada, “cristiana”.
En un futuro cercano, este ser
reunirá a todos los gobiernos para luchar contra Dios. La trinidad satánica se
encargará de realizar esta convocatoria. El texto dice: “Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca
de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera
de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes
de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día
del Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 16:13-14). Se dispondrán para batallar
contra el mismo Señor Jesucristo cuando venga en Gloria. Pero de nada servirá,
porqué, ¡Gloria sea dada a Dios!, el Señor Jesucristo vencerá (Apocalipsis
19:17-20; Zacarías 14:3, 12). Y una vez que esta batalla sea terminada, Satanás
será encerrado para que no “engañe más a las naciones” (Apocalipsis 20:3).
C.
Con relación a
los incrédulos
Con relación a los incrédulos, Satanás tiene
especial control sobre los hombres. Se encarga de poder satisfacer sus
necesidades ocultas y, a veces, perversas. Se encarga de tenerle todo lo que
necesita.
A algunos, los que poseen un espíritu “místico”, les
provee una gran variedad de religiones orientales o se las inventa para dejarlo
tranquilo y contento con el “juguete nuevo”, para que estos puedan propagarla y
enrolar a otros incautos que están en su misma situación. A otros, que son
escépticos, les promueve el espíritu de negación de todo lo que es propio de
Dios, generando aquellas “fe” ateísta o agnóstica. Y a algunos
intelectuales les promueve el afán de conocimientos, es decir, todo lo esotérico u oculto le atrae y lo
envuelve en esas redes del saber.
Pablo
expresa lo anterior del siguiente modo: “Pero
si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos,
para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el
cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4). El “dios de este siglo” se ha encargado
de entenebrecer el entendimiento de los incrédulos con una diversidad y multiformes
de ideas. Tal vez el engaño más “diabólico”
es el que se produce dentro del mismo “cristianismo” con la multitud de sectas
que niegan los principios cristianos.
Aparecen por aquí y por allá hombres y mujeres que lo único que hacen
son engañar a los incautos. Tenemos a
los Testigos de Jehová, mormones,
Ciencia Cristiana, Adventistas, Romanismo, Teosofista, los niños de Dios, Sólo
Jesús y una infinidad de creencias (vea 1 Timoteo 4:1). Y esto lleva a pensar a que aquellos que
tiene un atisbo de deseo de buscar la luz a plantearse la siguiente pregunta:
¿cuál es la fe verdadera? ¿Quién tiene la verdad? Todo esto ha contribuido que
muchas almas vayan a la muerte sin Cristo.
Para
colmo de males, últimamente han aparecido “apóstoles”, y otros no conformándose
con este título agregaron el prefijo “súper” por lo cual son “superapóstoles”.
Y después ¿qué serán? ¿Supersuperapóstoles?
Satanás tiene una gran imaginación para
mantener cautivo al hombre. Todo lo ha inventado y enredado para arrebatar “la Palabra” del corazón de los
hombres (Lucas 8:12).
Y aquellos hombres que han encontrado
el Camino y Cristo les ha alumbrado (Juan 3:19), Satanás los persigue ferozmente, como un león
rugiente (1 Pedro 5:8). Usa todos los
medios para oponerse a la obra de Dios, especialmente a los mismo hombre (vea
Apocalipsis 2:13), porque el deber del cristiano es ser cual un faro, como lo
es su Maestro, y divulgar su fe a otros como el Señor lo ordenó (Mateo 28:19-20),
y como el hombre aborrece la luz, intenta apagarla por el medio que sea.
D. Con relación al cristiano.
Con relación al
cristiano Satanás, sabiendo que no puede tomarle para sí, porque el cristiano
es como un tizón arrebatado del fuego (vea Amos 4:11; Zacarías 3:2) y que es propiedad de Dios, ha sido comprado a precio
de Sangre (vea Mateo 27:6). O como lo expresa Juan en su primera carta: le
hemos vencido porque hemos conocido al Padre (1 Juan 2:13), porque nuestra vida
anterior llena de malas obras ha sido perdonada por causa de haber creído en el
Señor Jesucristo (1 Juan 2:12). Por lo cual la lucha que tenemos es contra un
ser derrotado (1 Juan 2:13), primero en la cruz del calvario y, segundo, porque
hemos creído en esa obra.
Ahora cuando un creyente es tocado por el
enemigo, sea en la forma que sea, lo es porque Dios lo permite (lea Job 1 y 2
compare con 1 Juan 5:18) con el objeto que el creyente madure y crezca y
alcance la plenitud de Cristo (2 Corintios 12:9).
Sin embargo, por nuestra
propia concupiscencia, nuestros deseos carnales, somos llevados y zarandeados por este ser. ¡Oh,
cuántos cristianos que prometían dar abundante fruto han quedado en camino, se
han vuelto al mundo! Han sido seducidos por los placeres de este mundo, lo han
amado más (2 Timoteo 4:10).
Satanás ataca al
creyente fiel con el fin de engañarlo, y que de ese modo deshonre a su Señor y
con ello pueda acusarlo ante Dios mismo, y cuando no puede los calumnia (Zacarías
3:1; Apocalipsis 12:10).
Además, su obra personal
con cada creyente es incitarlos a mentir.
Un ejemplo claro tenemos en el caso de Ananías y Safira (Hechos 5:3), no tenían necesidad de entregar la totalidad
de sus bienes, pero simularon hacerlo y por eso el juicio de Dios mismo no se
esperó.
También influye o tienta
a los creyentes a cometer inmoralidades
en la vida matrimonial, sino por demás Pablo insta que no se nieguen el
uno al otro (1 Corintios 7:5).
Emplea demonios en su
intento por derrotarle, por lo cual “Vestíos
de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas
del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados,
contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo,
contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:11-12).
Introduce a seudos
creyentes en la congregación, a falsos hermanos, que hacen corromper la
obra. El Señor lo previó en su parábola
de la cizaña, que Satanás la plantaría (Mateo 13:38-39).
Los apóstoles, ya en sus días, luchaban contra estos falsos obreros (Judas 1:4,
1 Juan 2:19; 2 Timoteo 4:14).
Otra forma sutil de engaño que encontramos
es la de una falsa santidad o deseos de apartarnos del mundo. Cuando el Señor
oro: “No ruego que los
quites del mundo, sino que los guardes
del mal” (Juan 17:15), en ningún momento
esta diciendo que nos metamos en un monasterio o seamos anacoretas, o nos enclaustremos
de la forma que sea, o que nos quedamos sentado en la congregación sin hacer
nada. De esa forma está atacando al creyente, impidiendo que trabaje y cumpla
el cometido de salir y predicar el evangelio. En un claustro ¿qué podemos hacer
de trabajo? Sólo orar (que no está mal, pero es insuficiente). La obra del
Señor de la mies necesita obreros. Sentados
en la congregación ¿qué podemos hacer? Orar, escuchar y aprender de la palabra,
pero debería ser como producto del trabajo que previamente se ha hecho. El
labrador llega cansado a su casa a comer después que ha trabajado todo el día.
En resumen, el Señor oró para que fuésemos preservados de mal y no que fuese
sacado de este mundo, en el cual tenemos que trabajar para llevar a Cristo
otras muchas almas.
El dinero es tratado por el Señor como las riquezas
injustas (Lucas 16:9) en función de su carácter; ellas deben estar bajo nuestra mayordomía
(Lucas 16:10-11). Si le damos mayor importancia y nos dedicamos a ellas,
entonces estamos cambiando a Dios por un ídolo (Mammon), y con ello nos estamos
oponiendo a Dios. Las riquezas deben ser un medio para llevar a otros a Cristo.
Somos muy influenciado por el mundo. Corremos rápidamente
a vestirnos de tal o cual moda. Las jóvenes creyentes les gusta vestir como las
demás mujeres, siendo con ello están mostrando una sensualidad que no corresponde
a una hija de Dios. El hombre quiere tener lo último en tecnología. Ambos
debemos preguntarnos si ello honra a Dios y al Señor Jesucristo. En respecto a
la moda, llegará el momento en que vistamos igual, porque nosotros no andamos
vestidos como se usaba el 1800 o el 1900, pero no debemos apresurarnos. Con
respecto a la tecnología, es similar a lo anterior, en algún minuto será
necesaria, solo entonces debemos hacernos de ella.
Por último, si estorbó
al Maestro (vea Mateo 9:11; 12:2, 10, 14, 24; 13:54-57; 15:1; 16:1; etc.),
estorbará el trabajo que se realice en propagación del evangelio (1 Tesalonicenses 2:18; Hechos
13:45-50; 14:5-19; 17:5; 21:27; 25:3). Si no puede con estorbos
habituales incitará la persecución de los creyentes, pero el mismo Señor nos
anima a no temer a estos hechos (Apocalipsis 2:10).
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