domingo, 1 de septiembre de 2013

Los Ángeles: Satanás

8. Su Obra


Miraremos este estudio desde cuatro puntos distintos para poder abarcar las distintas esferas en que actúa este ser angélico caído. Veremos en relación a Cristo y su obra; con relación a las naciones; en relación a los incrédulos; y por último, en relación al cristiano.
A.     Con relación a la obra redentora de Cristo
En relación a su obra ya se ha hablado en los puntos anteriores en una manera sucinta, ahora lo haremos un poco más detallado.
Podemos decir,  entre comillas, que Satanás fue el  causante de la obra redentora del Señor Jesucristo. Si él no hubiese intervenido en el Edén, la obra de Jesús en la Cruz no se hubiese consumado y estaríamos en una condición similar a la de Adán pero con mayor madurez por el tiempo transcurrido. Pero como Satanás, la “serpiente antigua” (Apocalipsis 12:9; 20:9), tentó a Eva en huerto del Edén, provocando que pecara y cayese de la condición y relación con Dios, él provocó que se estableciese la primera profecía que habla de la obra de Cristo y la interferencia que hace a la misma, y su propia derrota. “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15). Dios mismo establece el juicio y decreta que cuando se consumase la obra del Señor Jesucristo, Satanás sería derrotado, su cabeza sería herida.
Sabiendo esto, Satanás comenzó su trabajo oculto que interfería en la obra Divina. Provocó que Caín  matase a Abel, y con esto destruir la línea fiel que se acercaba a Dios como Él mandaba, ya que Caín estaba bajo sus lazos, lo cual lo excluía de la línea por el cual  nacería el Mesías. Pero Dios tenía otros planes,  ya que nació Set (Génesis 4:25), y de esta línea provendría el libertador de la raza humana.
Pero él no se quedó derrotado, sino que logró que el hijo de Dios, aquellos descendiente de Set, mirasen con agrado a las hijas de Caín (Génesis 6:2), y se corrompió la raza humana, siendo solo una familia la que se encontraba libre de estos lazos, la familia de Noé (Génesis 6:8).  Esta pasa por el juicio de Dios  la humanidad protegido por un arca de madera; y pasado éste,  se establece para formar un nuevo poblamiento, pero el hombre  quiso buscar su propio destino y llegar hasta el cielo, para ello construye una inmensa torre. Y Dios vuelve a juzgar a la humanidad y la divide en Pueblos (Génesis 11:1-9). De seguro Satanás había obrado y alentado la búsqueda de esta independencia de Dios.
Luego vemos como el pueblo escogido por Dios es esclavizado en Egipto. Como se intenta suprimir toda línea de varón al eliminar a los niños que nacían (Éxodo 1:16, 22).  Y cuando salió el pueblo, el becerro de oro apareció para representar al Dios verdadero. Y cuando estaban pronto a entrar a la tierra prometida, como se desviaron fácilmente ante la instigación de Balaam (Número 31:16; 2 Pedro 2:15; Judas 1:11; compare con Apocalipsis 2:14). Y una vez que estuvieron en la tierra, las siguientes generaciones siguieron a los dioses de los pueblos derrotados y se contaminaron.
Es posible que en todos los casos de la vida de Israel como pueblo, Satanás estuvo instigando soterradamente que siguiesen los  su propio camino (Éxodo 32:4,5; Levíticos 17:7; Deuteronomio 32:17; 2 Crónicas 11:15; Salmo 106:37; 1 Corintios 10:20; compare con Jueces 2:11, 12, 16, 17; Jueces 3:6, etc.). No se muestra en público hasta el caso del censo de Israel ordenado por David (1 Crónicas 21:1). Y posterior a eso se oculta nuevamente, pero podemos ver  su actuación detrás de los reyes que gobernaron a Israel y Judá, a los sacerdotes corrompidos (por ejemplo, Ezequiel 8) que ministraban en el templo, y no manteniendo la pureza de lo que llevaban en sus frentes: “Santidad a Jehová (Éxodo 28:36).
En todo este tiempo trató de corromper la línea por donde vendría el Salvador. Pero no pudo hacerlo.  Cuando el Señor nació, por medio de Herodes trató de matarlo (Mateo 2:16). Sin embargo Dios tenía previsto la protección del Niño. Y cuando lo vemos aparecer  directamente, es en la tentación del Señor (Mateo 4:1-11; Lucas 4:1-13). Por medios de medias verdades trató que el Señor cayese en sus “garras” como lo hizo con Adán y Eva en el Jardín.  Y en esta ocasión no salió como la vez anterior, como sucedió con el primer Adán, esta vez salió derrotado.
Satanás utilizó a muchas personas para  intentar frustrar  la obra de Cristo. Ya mencionamos a Herodes; Pedro al intentar disuadir al Señor de su camino (Mateo 16:23); los religiosos como son los fariseos, escribas y saduceos (Juan 8:44; Mateo 16:1; etc.). Y por último, tomó posesión del cuerpo de Judas para que el cometiera el acto de traición  (Juan 13:27).
Hay otros casos, pero estos bastan para ilustrar que Satanás utilizó a hombres para estorbar la obra redentora del Señor Jesucristo.

B.     Con relación a las naciones.
Las naciones son de su principado y dominio. A él le fueron entregadas y se las ofreció al Señor con la expresa  condición que el Dios Eterno, hecho hombre, le adorase a él, una criatura (Lucas 4:6,7).
De lo anterior desprendemos que él actúa fervientemente sobre estas para guiarlas de acuerdo a su derrotero. En Daniel 10 vemos que Daniel tuvo una visión y por veintiún días estuvo en ayunas.  Y al cumplirse el tiempo, un ángel se apareció para revelarle lo que había visto en visión (v.1). Este ser le dijo que la respuesta a la oración había sido inmediata. “Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia” (v.13).
Este “príncipe del reino de Persia”, que muchos piensan que es Satanás mismo (o un lugarteniente) quien está dirigiendo, desde el ámbito espiritual, el mundo material. De ser una interpretación correcta, corresponde con lo que Satanás le ofreció al Señor Jesucristo: los reinos de este mundo.
Satanás como Señor del mundo, se dedica a engañar en la actualidad a los gobiernos humanos (Apocalipsis 20:3). Engaña a las naciones para que se creen sistemas de represión del cristianismo verdadero. Sino recordemos lo que la historia nos indica: imperio romano inició la era de persecuciones;  los países con gobiernos “teocráticos” (ya sean “cristianos” o de otra religión) persiguen a los que intentan divulgar la verdadera fe; o países con régimen  ateísta (comunista) que arrebatan la vida a los creyentes o los encarcelan para que el evangelio no avance.
Hay leyes  que promueven la igualdad de condiciones a los homosexuales, sabiendo que esta perversión sexual es un pecado contra lo que Dios ha establecido (Romanos 1:26, 27), sabiendo que atenta contra todo lo que se llama familia.
Estos gobiernos son engañados, de modo que las leyes se presentan como un bien para la sociedad, pero lamentablemente no se visualiza que en realidad es una actitud perniciosa y que único que hace es socavar lo poco de cimientos  verdadero que tiene esta sociedad, mal llamada, “cristiana”.
 En un futuro cercano, este ser reunirá a todos los gobiernos para luchar contra Dios. La trinidad satánica se encargará de realizar esta convocatoria. El texto dice: “Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 16:13-14). Se dispondrán para batallar contra el mismo Señor Jesucristo cuando venga en Gloria. Pero de nada servirá, porqué, ¡Gloria sea dada a Dios!, el Señor Jesucristo vencerá (Apocalipsis 19:17-20; Zacarías 14:3, 12). Y una vez que esta batalla sea terminada, Satanás será encerrado para que no “engañe más a las naciones” (Apocalipsis 20:3).

C.      Con relación a los incrédulos
Con relación a los incrédulos, Satanás tiene especial control sobre los hombres. Se encarga de poder satisfacer sus necesidades ocultas y, a veces, perversas. Se encarga de tenerle todo lo que necesita.
A algunos, los que poseen un espíritu “místico”, les provee una gran variedad de religiones orientales o se las inventa para dejarlo tranquilo y contento con el “juguete nuevo”, para que estos puedan propagarla y enrolar a otros incautos que están en su misma situación. A otros, que son escépticos, les promueve el espíritu de negación de todo lo que es propio de Dios, generando aquellas “fe” ateísta o agnóstica.  Y  a algunos intelectuales les promueve el afán de conocimientos, es decir,  todo lo esotérico u oculto le atrae y lo envuelve en esas redes del saber.
                Pablo expresa lo anterior del siguiente modo: “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4). El “dios de este siglo” se ha encargado de entenebrecer el entendimiento de los incrédulos con una diversidad y multiformes de ideas.  Tal vez el engaño más “diabólico” es el que se produce dentro del mismo “cristianismo” con la multitud de sectas que niegan los principios cristianos.  Aparecen por aquí y por allá hombres y mujeres que lo único que hacen son engañar a los incautos.  Tenemos a los Testigos de Jehová,  mormones, Ciencia Cristiana, Adventistas, Romanismo, Teosofista, los niños de Dios, Sólo Jesús y una infinidad de creencias (vea 1 Timoteo 4:1).  Y esto lleva a pensar a que aquellos que tiene un atisbo de deseo de buscar la luz a plantearse la siguiente pregunta: ¿cuál es la fe verdadera? ¿Quién tiene la verdad? Todo esto ha contribuido que muchas almas vayan a la muerte sin Cristo.
            Para colmo de males, últimamente han aparecido “apóstoles”, y otros no conformándose con este título agregaron el prefijo “súper” por lo cual son “superapóstoles”. Y después ¿qué serán? ¿Supersuperapóstoles?
            Satanás tiene una gran imaginación para mantener cautivo al hombre. Todo lo ha inventado y enredado para  arrebatar “la Palabra” del corazón de los hombres  (Lucas 8:12).
            Y aquellos hombres que han encontrado el Camino y Cristo les ha alumbrado (Juan 3:19),  Satanás los persigue ferozmente, como un león rugiente (1 Pedro 5:8).  Usa todos los medios para oponerse a la obra de Dios, especialmente a los mismo hombre (vea Apocalipsis 2:13), porque el deber del cristiano es ser cual un faro, como lo es su Maestro, y divulgar su fe a otros como el Señor lo ordenó (Mateo 28:19-20), y como el hombre aborrece la luz, intenta apagarla por el medio que sea.

D.     Con relación al cristiano.
Con relación al cristiano Satanás, sabiendo que no puede tomarle para sí, porque el cristiano es como un tizón arrebatado del fuego (vea Amos 4:11; Zacarías 3:2) y que  es propiedad de Dios, ha sido comprado a precio de Sangre (vea Mateo 27:6). O como lo expresa Juan en su primera carta: le hemos vencido porque hemos conocido al Padre (1 Juan 2:13), porque nuestra vida anterior llena de malas obras ha sido perdonada por causa de haber creído en el Señor Jesucristo (1 Juan 2:12). Por lo cual la lucha que tenemos es contra un ser derrotado (1 Juan 2:13), primero en la cruz del calvario y, segundo, porque hemos creído en esa obra.
 Ahora cuando un creyente es tocado por el enemigo, sea en la forma que sea, lo es porque Dios lo permite (lea Job 1 y 2 compare con 1 Juan 5:18) con el objeto que el creyente madure y crezca y alcance la plenitud de Cristo (2 Corintios 12:9).
Sin embargo, por nuestra propia concupiscencia, nuestros deseos carnales,  somos llevados y zarandeados por este ser. ¡Oh, cuántos cristianos que prometían dar abundante fruto han quedado en camino, se han vuelto al mundo! Han sido seducidos por los placeres de este mundo, lo han amado más (2 Timoteo 4:10).
Satanás ataca al creyente fiel con el fin de engañarlo, y que de ese modo deshonre a su Señor y con ello pueda acusarlo ante Dios mismo, y cuando no puede los calumnia (Zacarías 3:1; Apocalipsis 12:10).
Además, su obra personal con cada creyente es incitarlos  a mentir. Un ejemplo claro tenemos en el caso de Ananías y Safira (Hechos 5:3),  no tenían necesidad de entregar la totalidad de sus bienes, pero simularon hacerlo y por eso el juicio de Dios mismo no se esperó.
También influye o tienta a los creyentes a cometer inmoralidades  en la vida matrimonial, sino por demás Pablo insta que no se nieguen el uno al otro (1 Corintios 7:5).
Emplea demonios en su intento por derrotarle, por lo cual “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:11-12).
Introduce a seudos creyentes en la congregación, a falsos hermanos, que hacen corromper la obra.  El Señor lo previó en su parábola de la cizaña, que Satanás la plantaría (Mateo 13:38-39). Los apóstoles, ya en sus días, luchaban contra estos falsos obreros (Judas 1:4, 1 Juan 2:19; 2 Timoteo 4:14).
            Otra forma sutil de engaño que encontramos es la de una falsa santidad o deseos de apartarnos del mundo. Cuando el Señor oro: “No ruego que los quites del mundo,  sino que los guardes del mal” (Juan 17:15),  en ningún momento esta diciendo que nos metamos en un monasterio o seamos anacoretas, o nos enclaustremos de la forma que sea, o que nos quedamos sentado en la congregación sin hacer nada. De esa forma está atacando al creyente, impidiendo que trabaje y cumpla el cometido de salir y predicar el evangelio. En un claustro ¿qué podemos hacer de trabajo? Sólo orar (que no está mal, pero es insuficiente). La obra del Señor de la mies  necesita obreros. Sentados en la congregación ¿qué podemos hacer? Orar, escuchar y aprender de la palabra, pero debería ser como producto del trabajo que previamente se ha hecho. El labrador llega cansado a su casa a comer después que ha trabajado todo el día. En resumen, el Señor oró para que fuésemos preservados de mal y no que fuese sacado de este mundo, en el cual tenemos que trabajar para llevar a Cristo otras muchas almas.
            El dinero es tratado por el Señor como las riquezas injustas (Lucas 16:9) en función de su carácter;  ellas deben estar bajo nuestra mayordomía (Lucas 16:10-11). Si le damos mayor importancia y nos dedicamos a ellas, entonces estamos cambiando a Dios por un ídolo (Mammon), y con ello nos estamos oponiendo a Dios. Las riquezas deben ser un medio para llevar a otros a Cristo.
            Somos muy influenciado por el mundo. Corremos rápidamente a vestirnos de tal o cual moda. Las jóvenes creyentes les gusta vestir como las demás mujeres, siendo con ello están mostrando una sensualidad que no corresponde a una hija de Dios. El hombre quiere tener lo último en tecnología. Ambos debemos preguntarnos si ello honra a Dios y al Señor Jesucristo. En respecto a la moda, llegará el momento en que vistamos igual, porque nosotros no andamos vestidos como se usaba el 1800 o el 1900, pero no debemos apresurarnos. Con respecto a la tecnología, es similar a lo anterior, en algún minuto será necesaria, solo entonces debemos hacernos de ella.

Por último, si estorbó al Maestro (vea Mateo 9:11; 12:2, 10, 14, 24; 13:54-57; 15:1; 16:1; etc.), estorbará el trabajo que se realice en propagación del evangelio (1 Tesalonicenses 2:18; Hechos 13:45-50; 14:5-19; 17:5; 21:27; 25:3). Si no puede con estorbos habituales incitará la persecución de los creyentes, pero el mismo Señor nos anima a no temer a estos hechos (Apocalipsis 2:10).

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